Mostrando entradas con la etiqueta Soledad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Soledad. Mostrar todas las entradas

Soledad [Final]

domingo, 27 de mayo de 2012

Bueno el ultimito. Gracias por leerlo. Dedicado a katsurag. (Estoy temrinado un minjae que tengo en proceso y abandonado...voy por el penúltimo capo escirto claro, los colgaré en el transcurso de la semana.)

---------------------







Él ha despertado.



Sé que me está mirando. Su respiración ha dejado de ser acompasada como hasta hace unos momentos. Y lo he sentido revolverse un poco antes de liberar un suspiro.



Sus ojos avellana me observan en silencio, quizás espera que despierte...quizás solo quizás no me mande a la mierda o me abandone aquí.



Pero mi cobardía es grande. La rabia ayer fue un potente propulsor. Sin embargo justo ahora lo único que sentía era terror, ese que me hacía mantenerme muy quieto con los parpados cerrados y rogando para mis adentros que no se diera cuenta que hacía mucho lo había estado admirando dormir a mi lado.



Estoy desnudo...estamos desnudos. Su mano derecha aún se mantiene en mi muslo casi cercano a mi rodilla en la misma posición en la que caímos dormidos hace 8 o 9 horas.



¿Era esa una buena señal?



En estos momentos realmente odiaba ser tan pesimista.



Sentí su mano ascender por todo mi muslo y llegar a mi punto sensible. Y no supe que mierda hacer.



¿Me explican como hago para pensar en cualquier otra cosa...cuando tenía al amor de mi vida masturbándome?



Acaso el hijo de puta...



¿Se había dado cuenta de que estaba despierto desde hace rato?



Sentía mi cara muy roja para cuando me animé a abrir los ojos y ver su gesto de diversión total ante mi muy vergonzosa erección.



¡Yo lo mataba!



La que había imaginado como la mañana de mi vida...era una jodida broma para él.



El enojo me volvió al cuerpo al ser invocado.



Y mi ahora sobrio hyung hizo una mueca de dolor cuando le pegué un manazo en el brazo para que me soltase. No sabía exactamente que iba a gritarle...pero algo se me tenía que ocurrir.



Maldita sea la hora en la que me di cuenta que lo amaba más que a nada.



Maldita sea la hora en que me dejé etiquetar como dongsaeng y lo dejé irse como si nada.





“¿No vas a querer que termine?” me preguntó.





Yo no me podía creer cuan caradura podía llegar a ser. Me cubrí con las sábanas como pude. Y le miré con odio...o bueno con algo cercano.





“¡Eh! ¿Por qué me miras así? Bueno...yo quería ayudarte...iré a hacer el desayuno.”





Lo sentí incorporarse y lo detuve antes de que pudiera sentarse de todo en la cama ¿Ahí quedaría todo?



No sé con qué cara le habré mirado porque casi al segundo siguiente me dijo “Min-ah voy a hacer el desayuno...conversaré contigo en la mesa...justo ahora, me estas distrayendo un poquito” finalizó dedicándole una expresiva mirada al bulto entre las sábanas.





Me cubrí con las manos.



Él salió de la habitación sin pudor alguno.



Igual procuré desviar la mirada. No necesitaba más “estimulantes” en ese momento.



La cuenta regresiva iniciaba: 1 Junsu, 2 Junsus, 3...





---





“¿Te divertiste?”



“Cierra el pico...”



“¡Eh! Más respeto, niño”





Le fulminé con la mirada mientras veía la silla de comedor con horror. A las justas podía caminar normalmente y con dignidad. Me partiría antes de que mi trasero tocara la silla. Él se dio cuenta. Y se hizo el idiota porque es lo mejor que sabe hacer.



Y me hallé odiándole un poquito más.



Me sirvió los huevos con tocino que había hecho. Y mientras yo endulzaba mi café se aclaró la garganta para llamar mi atención.





“Changmin...” me llamó en un segundo intento.





Un dolor en lo profundo de mi alma me decía que no alzara la mirada. Pero cogí la valentía y lo encaré.





“Lo siento...”





Eso era todo...



Sentí mis ojos aguarse, pero no dejaría que me vieras llorar no de nuevo. Me llevé la taza a mis labios y sin importarme quemarme la lengua en el proceso, vertí a grandes sorbos mi café. Necesitaba calentar mi cuerpo...estaba muy frio.





“Changmin...” me llamó de nuevo, “esto no ha debido pasar...estaba ebrio, lo siento yo...”



“Hyung, lo entiendo. So-sólo caya un momento.”



“¿Quieres que me vaya?”





No le contesté.



No sabría qué contestarle.



Y él y su aparente preocupación no ayudaban.





- ¡Vete! – quise gritarle pero simplemente no pude.





Sería mucho más sencillo si solo se fuera y dejara de ser en lo mínimo algo considerado.





“¿Puedo preguntarte algo?” le pregunté. (Valga la redundancia xD)





Él suspiró antes de asentir levemente con la cabeza





“¿Recuerdas esa noche?...la noche anterior al día de tu boda, cuando fui a tu departamento a ver esa maratón de películas de terror porque huías de la despedida de soltero que te había preparado Yoochun”



“Sí.”



“Cuándo me preguntaste si estaba de acuerdo con todo esto ¿Por qué lo hiciste?”



“No lo sé.”



“Hyung...”



“No lo sé, habías empezado a llorar de pronto y sabes que no me gusta verte llorar. Sentí que de alguna manera tenía que...”



“Si te hubiera dicho que no... ¿Qué hubieras hecho?”



“No lo sé Changmin ha pasado mucho tiempo...”



“Dime algo, por favor.”



“¿Qué quieres que te diga? Has sido siempre mi niño...te quiero de una manera especial”



“Pero no es suficiente ¿no?”



“No lo sé. Me haces sentir bien pero...”



“¿Pero qué?”



“Tengo miedo...”



“¿Miedo a que?” prácticamente grité.





Temblaba.



Temblaba porque sentía que si te veía salir por esa puerta todo estaría acabado.



Y no estaba listo.



No podía dejarte ir.





“A que me hagas quererte y te arrebaten de mi lado,” me dijo rehuyendo mi mirada.





Se había sonrojado.



Tuve el impulso de besarlo.



Pero me reprimí a tiempo.





“Hyung, no me estoy yendo a ningún lado”



“Ella me juro lo mismo y sin embargo...”



“Hyung,” cogí una de sus manos.





Él me miró entre asustado y reacio. Pero finalmente suspiró y me dejó hacer sin quejarse.





“¿Me sientes? Estoy aquí, estoy a tu lado”



“¿Por qué haces esto?”



“Porque te amo.”





Una lágrima cayó por su mejilla.





“Te hecho daño...” me dijo con la voz algo rota.



“Aún estás a tiempo para enmendarlo.”



“Vas a tener un respuesta para todo lo que te diga ¿cierto?”





Asentí con una sonrisa.





“¿Puedo pedirte algo también?”





Yo esta vez asentí, tomándolo entre mis brazos. Aspirando el suave aroma de sus cabellos que me acariciaban el mentón.





“¿Puedes besarme?” me dijo



“¿Tienes que preguntar?”





Me acerqué a sus labios y deposite un pequeño beso en ellos. Jaejoong terminó de rodearme el cuello con sus brazos para impedir que me apartara. Y sentí su cuerpo temblar bajo mi tacto.





“Di que me amas.”



“Hyung, te amo.”









Y para el hyung ya nada más importaba. Porque ese profundo hueco en su alma empezaba a cerrarse de a pocos. Y la maravillosa persona que tenía enfrente iba a ayudarlo con la ardua tarea.







----



Bueno el finale. xD Gracias por leer.




Soledad [Parte 3]

sábado, 26 de mayo de 2012

Me ha salido en un toque está cortito peor es un mini-fic poes D: Dedicado a katsurag. Espero guste!







No podrías ir en serio.



Sabía que te pararías en cualquier momento, me mirarías herido y te irías...quizás para siempre de mi vida. Y aunque fuera a dolerme...era lo mejor.



Para ti.



Para mí.



Para la memoria de ese ángel que a temprana edad perdió la vida.



Así que ahí me hallaba. Esperando con el gesto endurecido a que me detuvieras. A que me apartaras de ti. Me echaras en cara lo cabronazo que era. Me repudiaras. Algo ¡Lo que sea!



Pero no ibas a hacerlo ¿verdad?



Claro que no...



¿Sabes que he admirado siempre de ti mi pequeño dongsaeng...?



Que eres una maravillosa caja llena de sorpresas. Nadie podrá nunca predecir como irás a reaccionar bajo determinados estímulos. Y es que nunca has temido mostrarte como verdaderamente eres independientemente del juicio de quien quiera que te encontrases.



No importaba en los problemas que el ser tan honesto a veces te costaba.



Y hoy...era un perfecto ejemplo de ello.



Sé que me mirabas diferente, Changmin. Siempre lo he sabido.



¿Cómo no podría notar tus sonrojos furtivos cuando te atrapaba mirándome de lejos? ¿Tu nerviosismo cuando me tenías cerca?



Pero ¿Qué hice?



Te ignoré. Me hice el ciego y pasé de ti. Porque simple y llanamente subestimé eso a lo que ridículamente tildaste de amor y en estos momentos te empeñabas en mostrarme con valentía que realmente lo era.



Dejándome tocarte en sitios que seguramente nadie nunca te había tocado. Corrompiendo tu cuerpo con mi suciedad. A la espera de un ¡basta!



¿Es que no sabías lo que eventualmente sucedería si no me detenías?



¿Por qué me atravesabas el alma con esa mirada?



¿Por qué me sostenías con tanta delicadeza?



¿Por qué me permitías manipular tu cuerpo a mi antojo y continuar rompiéndote?



¡Ah claro!



Tú me amabas...



Si tan solo el amor fuera suficiente Min-ah. Si pudiera hacer los milagros de los que tanto hablan los cuentos de hadas...entonces quizás pudiera tomar tu puro corazón entre mis manos aferrarme a él y entregarte el mío.



Pero la realidad es dura.



Y mi corazón yace enterrado junto a un ataúd desde hace tres años.



No hay nada en este cuerpo que pueda entregarte.



No hay nada aquí que codiciar.



Así que basta.



Ya es suficiente.



Aléjate de mí. Déjame hundirme. Sigue tu camino... No te destruyas más y lo cargues a mi chequera. Que vengo estando en números rojos desde hace un buen tiempo. Y no puedo indemnizarte.





“¿Hyung?” me llamaste cuando mis manos al fin te soltaron y mi ojos se dedicaron a rehuirte la mirada



“Solo vete,” te dije dejándome caer, aún sin tener realmente todo en claro, sobre el colchón a tu lado.



“Esta es mi casa...” me dijiste en un tono de voz lastimero



“¿Lo es? supongo que me iré yo entonces”



“¿Como piensas llegar a la puerta siquiera en ese estado?”



“Estoy más parado de lo que crees”



“¿Hyung?” me llamaste de nuevo, “hyung...”



“Changmin...sólo detente ¿vale? No estoy en mi cabales.”



“¿Por qué? ¿Por qué tu puedes hacer cuando te plazca y yo no?”



“Chang...”



“¡No! ...no quiero detenerme. No quiero verte salir por esa puerta para luego pretender que no recuerdas nada de esto, no quiero...yo”



“¿Me estas pidiendo que...?”



“Sí.”



“No.”



“¿Por qué no?”



“¿Has perdido la razón?”



“Sí, la he perdido mucho tiempo atrás...”





SeoYoona tu hermano estaba muy loco.



Y tu esposo muy enfermo por seguirle el juego.



¿Qué dirías si nos vieras en estos momentos?



¿Me estarías viendo en estos momentos?





“ve despacio,” te escuché semi sollozar contra la piel de mi hombro.





Y por el contrario me hinqué en tu carne con toda la fuerza que pude.



Me habías dicho expresamente que querías esto...ibas a arrepentirte por ello.






------------------------------------

Espero le haya gustado. Hasta mañanita :D

Soledad [Parte 2]

viernes, 25 de mayo de 2012

Será un Three-shot después de todo xD. Dedicado a katsurag

----------------------------------







Se reía.



Su cara se contraía en carcajadas que lejos de ser producto de felicidad, eran más bien de histeria.



- ¿Qué me amas? ¿Qué vas a saber tú de amor Changmin? ¿Qué?



Las risas no paraban.



Las lágrimas caían por sus empapadas mejillas. Sostenía su estómago con ambos brazos. Aplaudiendo. Tapándose la cara con las manos. Mientras continuamente negaba con la cabeza.





- Te amo.



- ¡Basta! Te amo...te amo... ¿es lo único que sabes decir? ¿con que derecho vienes a decirme esto ahora? ¡TU HERMANA FUE MI ESPOSA! – me sostuvo de la camisa como pudo.



Aun con todo esto. La borrachera aún no se le iba del todo. Y deseé poder decirle que había bromeado. Le haría dormir y rezar porque al día siguiente no recordase nada...



Pero.



Dolía.



Dolía mucho.



Tragarme mis sentimientos y verle destruirse de pocos.



Tenerlo frente a mis narices...poder tocarlo y aun así.



Aún así...





- ¡Dime algo, joder! ¿POR QUÉ DEMONIOS VIENES CON ESTO AHORA, AH? ¡MIERDA! MÁS TE VALE DECIR ALGO PARA SALVARTE EL PELLEJO O TE JURO VOY A ROMPERTE LA CARA, MARICÓN





Dicen que las palabras duelen más que los golpes. Lo estaba comprobando esa noche. Todo su desprecio me apuñaló en mi punto más débil, en ese lugar en el que su nombre ha residido desde que tengo memoria...mi tonto corazón.



Estabas siendo muy cruel.



Quizás mucho más de lo que has venido siendo en estos tres años sin ella. Porque aunque todo entorno pudo hacerse de la vista gorda. Evadir el problema y sonreír hipócritamente. Yo no pude.



No pude abandonarte en el hueco. No he podido, ni podré.



¿Y sabes por qué? Porque mi amor por ti era verdadero.



¿Por qué no lo entendías?



¿Qué no estaba perfectamente evidenciado en mi mirada, en cada maldita vez que recogí tu cuerpo maltrecho de algún bar y te hice prometer que lo dejarías, en cada noche que me quedé a tu lado sin importar qué para ver algunas películas porque sabía que te sentías muy solo?



No te pedía que me amaras.



Que aceptaras mis sentimientos y me dijeras que me correspondías ¡No! Sólo que me miraras...que supieras que estaba aquí. Dispuesto a ayudarte.



A amarte si me lo permitías.



A llenar tus vacíos.



A hacerte entender que ¡maldición! no estabas solo.



Pero que hacías tu ¿burlarte de lo que viene siendo mi más grande conflicto existencial en mi cara? ¿Crees que aceptar estar enamorado de otro hombre es sencillo? ¿Crees que saber que ese hombre es el prometido y futuro esposo de tu hermana es sencillo? ¡Pues no! No lo ha sido.



Pero para ti ha sido muy sencillo ¿no? Siempre me tuviste ahí.



A tu pequeño dongsaeng.



Para arreglarle uno que otro bonito detalle a tu enamorada, novia y después esposa.



Para hacerte de vínculo cada vez que la hallabas preocupada por alguna cosa.



¿Qué por qué demonios venía con esto ahora, me preguntas?



¡PORQUE HABÍA ALCANZADO MI LÍMITE, CABRÓN!



Porque mi tonto corazón ya no podía aceptar un golpe más.



Mi alma ya no podría soportar uno más.





- Porque desde el primer momento en que me di cuenta de que te quería de esta forma prometí...cuidar de ti...y no puedo seguir haciéndolo si siento que empiezo a odiarte por hacerme sufrir tanto – sollocé.



- Y entonces intento amplificar mi rabia y tratar de destruir con ella todo esto que siento por ti pero ¡es por las puras, hyung! Porque no importa cuántas veces me rompas...siempre consigo ponerme de pie e ir por ti de nuevo.  



- Dime tú ¿porqué no puedo simplemente dejarte atrás, eh? – lo cogí de la camisa también





Apretándole ligeramente el cuello mientras retrocedíamos y chocábamos con la pared de mi habitación. Él mirándome entre incrédulo y rabioso. Y yo...yo no querría ni ver mi gesto en esos momentos.





- Mira...lo siento si me has querido, si te has sentido mierda por mí, pero no puedo hacerme responsable por eso. Yo nunca te he dado alas para algo como eso...la única persona que he amado ya no está a mi lado...la única que ha podido salvarme...es la que me ha terminado destrozando.



- ¿Y crees que ella quiso hacerlo? Aguantó todo lo que pudo por ti, hyung. Pero su enfermedad fue mayor. Ella no querría que sufrieras de este modo...ella hubiera deseado que siguieras adelante, que encontraras una personas con la cual ser feliz...



- ¿Y quién es esa persona exactamente, ah? ¿Tú? ¿Crees que puedes salvarme, Changmin? ¿Crees que puedes arrancarme toda esta pena con solo palabras, ah?



- Sé que puedo Jaejoong...solo tienes que dejarme hacerlo...tu sólo...



- Bésame...



- ¿Qué?



- Demuéstrame que puedes ayudarme a dejarlo todo atrás...si me amas tanto como dices – sus manos me bajaron el cierre de la casaca – entonces entrégate a mí.








--------------------

Espero haya gustado. Peace~


Soledad.

jueves, 24 de mayo de 2012

Dedicado a katsurag Me salió escuchando camila. Será un two-shot tal vez un three-shot. Espero te guste preciosa.

-------------------------





La luna se expone en lo más alto del oscuro cielo mostrándose imponente y firme. En noches como esta mi cuerpo se relaja, dejándose envolver por la soledad de las calles y mi propia alma.



No he tardado en cogerme el coche y conducir hasta el night-club más cercano. El silencio me sofoca...y es que inevitablemente pienso en ti.



Llegué en menos de 15 minutos.



La música ensordece mis sentidos. Para cuando he entrado en el lugar propiamente después de dejar mi coche en el estacionamiento, ya no hallaba todo el ruido molesto. Me dirigí a la barra, ignorando las invitaciones de toda “señorita” en el camino.



Le mostré mi carnet de membrecía a uno de los mozos y me dirigieron a la parte VIP trasera. Suspiré al ver la cantidad de botellas sobre la mesa. Y tomé asiento en uno de los muebles que daba para los grandes ventanales que dejaban ver la nocturna Seúl repleta de publicidad y luces psicodélicas.



Pasó buen tiempo.



Buen...buen tiempo.



Acompañado de recipientes de vidrio que iba vaciando. Iba por el noveno, o quién sabe tal vez decimo u onceavo vaso, me vertía de un sorbo el líquido alcoholizado en mi cavidad bucal. La solución iniciaba su recorrido quemando cada conducto a su paso, me hundía en la inconsciencia más patética.



El control motor lo había perdido copas atrás y mantener el equilibrio aún estando sentado sobre aquel sofá empezaba a hacerse complicado.



Pero que mierda importaba ¿no? Si no te tenía a mi lado...



Las cosas simplemente perdían razón de ser. Todo se devaluaba y mi insignificante vida no tenía más remedio que incluirse en el grupo. Hice un máximo de mi esfuerzo para lograr tomar la botella de whiskey casi vacía entre mis manos, listo para beber el contenido sobrante de pico cuando alguien me arrebató la botella de las manos.



Tirándola por algún lado, produciendo el ruido característico de los pedazos de vidrio haciéndose añicos al impactar en el suelo.





- ¿Hasta cuándo, hyung? ¿Cuándo pararás? – la voz de algún sujeto me reventaba los tímpanos.





Un momento ¿Hyung?





- ¿Minnie? – cuestioné tratando de ponerme en pie, cayendo abruptamente de rodillas



- Mierda, Jae – te escuché decir, para que luego me subieras a tu espalda.





Las voces, la música y el pestilente olor a cigarrillos me producían una fuerte jaqueca. El estomago se me revolvía a cada paso que dabas.





- Bájame – te exigí, mi voz sonaba tan distorsionada que me empezaba a dar vergüenza que fueras justamente tu quien me encontrara en este estado.



- No estás en posición de pedir ni mierda – gritaste





Yo comencé a golpearte para que me bajaras, ¿es que no entendías que no quería tu ayuda?





- Puedo caminar solo – te grité





Algunas personas atendían la escena que estábamos protagonizando claro que disimuladamente la expresión de enojo dibujada en tu rostro era suficiente advertencia





- Bien – dijiste después de algunos segundos soltándome de pronto





Me caí de bruces al piso y me golpeé la cabeza.



Sujetaste mi muñeca con demasiada fuerza para impedir que el golpe fuera dramático y me volviste a alzar con un solo brazo, me quejé pero no suavizaste el agarre, en cuestión de segundos ya estábamos frente a tu auto.





- Entra – me ordenaste, tu tono de voz me decía claramente que negarme seria en vano



- Tengo mi propio auto... – te dije o traté de decirte



- No puedes manejar así ¡ENTRA!





Pero me conoces nunca me ha gustado recibir órdenes y peor aun cuando iba borracho.



Pateé la portezuela como pude y la cerré.





- Oblígame...





Suspiraste enervado, me empujaste sin cuidado y volviste a abrir la puerta.





- No te he pedido que entres, Jaejoong... ¡te he ordenado que lo hagas!





Retrocedí un paso cuando te vi acercarte.





- Y yo te he dicho que no lo haré – volví a decirte tercamente.



- He venido a llevarte a casa – me dijiste mucho más cansado.





La cólera me devolvía poco a poco la lucidez.





- Lo siento pero yo...yo no te pedí que lo hicieras – retrocedí poco a poco mientras me volteaba y caminaba a pasos largos de vuelta al bar





Aporreaste la puerta del auto mientras me gritabas que volviera pero yo seguía caminando. Cuando de pronto.



Sentí tus manos tomarme bruscamente del brazo y tirarme devuelta al aparcamiento. Grité. Pataleé cuanto pude y aún en mi total enervación e indignamiento intenté golpearte para que me soltaras. Y quizás fue esa la gota que colmó el vaso.



Me plantaste tal manazo en el pecho que por poco me mandó al piso. Realmente lo hizo pero llegaste a sostenerme a tiempo. Yo me largué a llorar. Me deslicé de tus brazos al pavimento y caí suavemente de trasero. Me miraste asustado, el enojo se te fue al instante. Intentaste disculparte me miraste prácticamente desesperado y te llevaste las manos a la cara mientras sacabas tu celular...seguramente para llamar a Yunho.





- No – te dije – ni se te ocurra...por favor – sollocé.





Me miraste con gesto indescifrable mientras asentías y me decías con la voz rota que entrara en el auto.



Tiempo más tarde (no podría asegurar si fueron minutos u horas después de todo me quedé dormido), tu carro aparcaba en algún otro estacionamiento y me ayudabas a levantarme para conducirme hacia el elevador.





- ¿Donde?



- Mi departamento... – me respondiste





Con algo de dificultad logramos llegar a tu departamento me condujiste hacia tu habitación y me dejaste caer sobre la cama. Me quitaste los zapatos y los pantalones y me cobijaste en total silencio.





- Tengo sed – te dije avergonzado.





No me respondiste solo me miraste con ese claro gesto que decía “no sé que voy a hacer contigo” Yo solo bajé la cabeza mientras te veía salir de la habitación.



Y entonces lo vi.



En uno de los rincones de la habitación a oscuras...el retrato claro de la mujer a la que tanto he amado. Sonriendo para el lente de una cámara. Fijando sus ojos claros en mí...como antes de que muriera. De que me dejara...



Me arrastré como pude para alcanzar el objeto. Tomándolo con cuidado entre mis dedos mientras mis lágrimas irremediablemente caían de nuevo.



Entraste justo en ese momento.



Y la bandeja que cargabas con agua y algo para meterme en el estómago cayó al piso. El vaso se quebró y miraste con absoluto horror al recuerdo de la persona que descansaba entre mis manos.





- No lo hagas – me dijiste – no llores, no la recuerdes, déjala ir.



- ¿Por qué? Deberías sentirte agradecido de que alguien ame a tu hermana de esta manera



- ¡Pues no es así! ¿Cómo piensas que voy a sentirme bien al ver como destruyes tu vida a causa de una persona que ya no existe? ¡Ella se fue! Nos dolió a todos, pero seguimos. Porque tuvimos que seguir, así es la vida. Tenemos que seguir adelante...tienes que seguir adelante.





Pero no te escuchaba...no quería escucharte





- No lo hagas...Jaejoong





Todo se nublaba.



Tu silueta perdía forma.



La habitación.



Y en mi mente sólo tenía clara esa sonrisa angelical.





- Jae... ¡Jaejoong!





Me zarandeabas. Me dolían los hombros pero no llegaba a ubicarte.





- Quédate no me hagas esto. Por favor...



- Mi...min – intenté llamarte, empezaba a sentir tus brazos envolviéndome...tu calor.



- Mírame...estoy aquí ¡Esto aquí! – Dirigiste mis manos hacia tu rostro – siempre he estado aquí...siempre estaré aquí hyung...yo...





Mi cuerpo temblaba.





- Yo te amo...





La oscuridad volvió. La habitación, los muebles... El cuadro que había caído de mis manos al piso. Sus toscas manos apretándome los brazos. Y ese par de ojos castaños enrojecidos, desesperados.



Parpadeé.



La mano que aún se mantenía sobre tu rostro te arañó las mejillas. Cerraste un ojo adolorido pero no me alejaste...





- ¿Tú? ¿Me amas?





Bajaste la cabeza en silencio. Y tus lágrimas cayeron sobre el piso alfombrado de tu habitación.





- Lo hago hyung...te amo





----