Accidente

jueves, 20 de septiembre de 2012
Shotgivingaway Minjae para Roro. Espero te guste.
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Todo sucedió muy rápido.

 

Él cruzaba una pista a zancadas.

 

Las luces habían cambiado.

 

Un infame auto apareció de la nada

 

Y lo último que supo es que estaba luchando por su vida en una sala de operación.

 

Él era un atleta.

 

Su vida, su pasión, sus sueños dependían de sus largas piernas, esas que ahora descansaban sobre una silla de ruedas porque no podían moverse a voluntad.

 

Los médicos le dijeron que la posibilidad de recuperar el control motor de sus extremidades eran de un 50/50 que todo dependía del esfuerzo que pusiera en la rehabilitación y bueno, la voluntad del de allá arriba.

 

Jaejoong no era católico exactamente pero a partir de su accidente aprendió a rezar con devoción cada noche.

 

Sus entrenadores siempre le dijeron que rendirse era de perdedores y él, él era un ganador o eso decían sus muchas medallas. Así que luchó, luchó y luchó por dos largos años sin poder dar más que dos o tres pasos. Aguantándose la impotencia y las lágrimas para sí mismo, esas que en un punto de quiebre volvieron irremediablemente ese dulce corazón en una muy dura piedra.

 

 

 

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“¿Es tu primer día verdad?” preguntó el doctor al nuevo interno.

 

 

Él castaño hizo una reverencia y con algo de timidez se presentó como “Shim Changmin, el nuevo interno a su servicio.”

 

 

“Bien Changmin, por ahora necesito que ayudes a Park con los pacientes del pabellón D, son los que tienen más tiempo aquí por lo que pueden ser un poco más difíciles de todos modos Park estará ahí para apoyarte ¿Dónde se habrá metido? ¡Oh! ¡Doctor Park!”

 

“Sunbae-nim,” un pelinegro vino hasta ellos, lucía bastante joven usando la bata blanca y unas gafas negras

 

“Este es el nuevo interno Shim Changmin, has estado pidiendo ayuda con tu pabellón ¿verdad?”

 

 

El pelinegro asintió con la cabeza.

 

 

“Pues bien espero que te sea de ayuda,” sentenció con una gran sonrisa.

 

 

El jefe de departamento tuvo que retirarse después de que una enfermera lo llamara dejándolos a ambos solos sobre el pasillo. El doctor Park procedió a darle un rápido recorrido del pabellón, le entregó las historias de los pacientes de los que se encargaría y trató de animarlo con una palmada sobre el hombro antes de seguir su camino y dejarlo a merced de su inexperiencia.

 

Dándose ánimos así mismo, Changmin, ingresó a la primera habitación donde le esperaba un hombre que había perdido ambas piernas por un reciente accidente en el trabajo.

 

Su esposa se encontraba en la habitación tomando una de sus manos, la compañía de seguros había corrido con los gastos afortunadamente estaban indemnizados de modo que él señor no lucía tan desesperado, en realidad era incluso algo amable y lucía ansioso por empezar cuanto antes su terapia con las prótesis que le pondrían.

 

Los siguientes cuatro pacientes que siguieron fueron historias parecidas. Pacientes que habían perdido sus extremidades permanentemente y tenían ahora diferentes prótesis para poder seguir con sus vidas. Algunos con un temperamento quizás algo más huraños, otros más positivos. Nada que no pudiera manejar.

 

Sin embargo cuando llegó a la habitación de su sexto y último paciente hubo una diferencia abismal.

 

Ni bien entró en la pequeña habitación un escalofrío le recorrió la espalda.

 

Sus sentidos arácnidos le dijeron que esa no sería la mejor forma de terminar su día pero aún así no se dejó amilanar y acomodándose la bata dio el primer paso dentro.

 

Sus ojos castaños se encontraron con un pelinegro muy particular.

 

Un flashazo cruzó su hipocampo. Recordaba haberlo visto antes...

 

¿Pero dónde?

 

En alguna parte aunque no lograba evocar exactamente en donde hasta que bajó la mirada a la historia y leyó el nombre “Kim Jaejoong.”

 

Y todo tuvo al fin sentido.

 

El capeón nacional de atletismo de las olimpiadas de hace tres años.

 

Las únicas que había visto (para ese entonces solo tenía cabeza para sus libros.)

 

¿Qué hacía ahí?

 

Accidente automovilístico fue lo que leyó en la historia, sus ojos castaños examinaron sus piernas solapadamente, según decía el pelinegro se había negado a recibir alguna prótesis no quería que nadie pusiera un dedo sobre sus preciadas piernas.

 

Kim quería recuperar el control de ellas por sí mismo.

 

Aunque no hubiera dado muchos resultados pues según lo que Shim leía en el historial Kim venía en la terapia física casi ya dos años y medio.

 

 

“Shim Changmin, su nuevo...”

 

“¿Dónde está el doctor Park?” le interrumpió tajantemente

 

 

El novato trató de no amilanarse. Ok tranquilo, empieza de nuevo se dijo.

 

 

“El doctor Park me ha dejado a cargo de usted señor Kim,” respondió Shim sonriendo educada y profesionalmente.

 

 

Sin embargo Jaejoong no parecía del todo contento con las buenas nuevas.

 

 

“¡Tonterías! ¡Exijo al doctor Park! No quiero a un niñato sin experiencia como tú ¡Llámalo en este instante!” bramó.

 

 

Changmin enmudeció.

 

Acababan de llamarlo “niñato sin experiencia” en su primer día como interno en ese hospital. Auch.

 

Aquella parte fosforito tan suya se encendió pero entonces recordó su lugar, se acomodó la bata blanca para ayudar a calmar su disgusto y a pasos cortos abandonó la habitación en busca del Dr. Park para explicarle la “situación” con el último paciente.

 

¿Niñato sin experiencia?

 

Bueno, le concedía lo de la experiencia.

 

Pero uno no era ningún niñato.

 

Dos tenían prácticamente la misma edad.

 

Y tercero no había invertido muchas horas de su vida llenándose la cabeza de clínica por las huevas. Creía tener la perfecta capacidad para atenderlo.

 

El pelinegro doctor Park suspiró cuando vio al novato entrar en su oficina.

 

 

“¿Jaejoong verdad?” le preguntó sin siquiera levantar la cabeza del papeleo que tenía enfrente.

 

 

Shim asintió con la cabeza.

 

La cólera se había disipado un poco de su estómago pero aún seguía picándole compulsivamente el cuello ¡Ni siquiera le había dado una puta oportunidad!

 

Yoochun escribió algo en un papel, buscó unos papeles en su escritorio los unió con la ayuda de un clip y le pidió que por favor se lo entregara. Park no lucía muy contento con todo aquello. Changmin no supo si se encontraba en la posición de preguntar porqués aunque ganas no le faltaran.

 

De modo que tan solo hizo una reverencia antes de dirigirse a la habitación del ex-campeón con el dichoso papel en manos.

 

El paciente apellidado Kim lo fulminó con la mirada cuando lo vio de regreso. Aspiró aire para denigrarlo de alguna forma de nuevo pero el joven enfermero fue más rápido: le extendió el papel con el escrito de su superior y un Jaejoong aunque ceñudo le recibió el mensaje, curioso.

 

Changmin esperó pacientemente.

 

Jaejoong arrugó el papel entre sus puños con mucha fuerza después de leerlo.

 

 

“Déjame solo,” le ordenó mientras se dejaba caer en la camilla y daba por finalizada la entrevista.

 

 

El castaño se halló en el completo silencio de la habitación segundos después y sintiéndose holísticamente ignorado no tuvo más que dar media vuelta sobre sus talones y dejar la habitación.

 

Cuando volvió unas horas más tarde porque recordó había dejado las historias sobre la mesilla de la habitación, Jaejoong se hallaba profundamente dormido.

 

Shim procedió a coger las historias del mueble y cuando se disponía a salir sus ojos captaron los papeles arrugados sobre la superficie del tacho de basura.

 

Changmin supo que no debía haberlo recogido.

 

Mucho menos leído.

 

Pero a fin de cuentas lo hizo.

 

De modo que pudo enterarse al fin de la cruel realidad: La comisión deportiva nacional iba a dejar de pagar su tratamiento, habían pasado dos años ya y no había nada que les cerciorara que sus piernas iban a recuperarse. De modo que a pesar de lo mucho que les dolía tener que darle la espalda...ese dinero debía ser invertido en los nuevos atletas.

 

¡Era tan jodidamente injusto!

 

Tan cruel.

 

Que el castaño sintió de pronto ganas de llamar a algún representante de prensa y obligar a la dichosa comisión a no retirarle los fondos ¿Qué se suponía que hiciera un atleta como él cuya vida había sido solo invertida en entrenamiento tras entrenamiento para participar en las olimpiadas? ¿Qué?

 

Al final lo que hizo fue contactarse con un familiar de Kim para avisarles de la situación pues tenía el ligero presentimiento de que el atleta no diría nada y abandonaría el hospital con la cabeza gacha dispuesto a morir en algún lugar de hambre o frío.

 

Felizmente una tía del joven no tardó en entregar su tarjeta de crédito para cuidar de su sobrino. El Dr. Park le aconsejó a su vez mentir acerca del origen del dinero e incluso falsificó una notificación del seguro para timar a Kim.

 

 

“Con lo orgulloso que ese cabeza dura es, es mejor decirle que el seguro correrá los gastos por todo este año,” le había dicho.

 

 

Gracias a Dios la mentira fue creída.

 

Aunque Kim hubiera entrado en depresión. Changmin había intentado animarle infiltrando comida puesto que era una de sus más grandes pasiones...resultó que el de Jaejoong no tanto.

 

Su superior Park le había aconsejado darle espacio aduciendo que Jaejoong no era exactamente una persona cooperadora a raíz de todo lo que le pasaba y no reaccionaba de la mejor forma ante la presión.

 

Changmin encontró su argumento razonable.

 

El problema era que...

 

Cada bendita vez que entraba en su habitación con tanto positivismo y lo veía tan roto simplemente se frustraba ¿Qué no se suponía que debía intentar hacer algo por ayudarlo? ¿No era ese su trabajo?

 

Tenía unas ganas inmensurables de caminar hacia él sentarse a su lado en la camilla y no sé simplemente abrazarlo, escucharlo...

 

Quería verlo sonreír. Vivir.

 

Y esa frustración constante estaba empezando a afectarlo.

 

Aunque supiera que era justo lo que no debería suceder como profesional que ahora era. Pero no podía evitarlo...Jaejoong era una roca enorme en su camino, una lo suficientemente grande como para no poder simplemente pasar de ella, el hombre le acosaba hasta en sueños, en cada noche en vela o sus divagaciones a la hora del almuerzo.

 

No había día en que no viera una pequeña cosa y no pensara si con ella podría al menos robarle una sonrisa a su paciente.

 

Jaejoong ya ni siquiera lo trataba despectivamente.

 

Simplemente no estaba.

 

Navidad se acercaba. Changmin no era exactamente un groupie pero se dejó invadir por el espíritu festivo junto que el resto de la planta laboral.

 

Al menos para subirse el ánimo así mismo.

 

Hacía un frío de mierda. Faltaban menos de 10 minutos para la rutinaria consulta de Jaejoong así que decidió ir por un par de cafés y de paso pedirle a un personal de mantenimiento que subiera la calefacción.

 

Cuando entró a la habitación del susodicho. Lo encontró dormido.

 

Se acercó hasta la camilla ¡Dios! Tenía unas ojeras enormes.

 

Era tan joven.

 

Su mano intentó tocar su frente pero su móvil empezó a chillar y maldiciendo contestó.

 

 

“¡Hey bro!” era Kyuhyun

 

“Estoy trabajando ¿Qué quieres?”

 

“¿Como que quiero se acerca navidad me acuerdo de ti y aún así me tratas de mala manera? Eres un ingrato.”

 

“Ok, lo siento, lo siento, deja el drama,” se apoyó sobre la pared espiando por el rabillo del ojo si había despertado a Jaejoong.

 

 

¿Qué demonios había sido todo eso? Sus mejillas se colorearon.

 

 

“Llamaba para que nos confirmaras,” habló su amigo.

 

“¿Confirmarles qué?”

 

“¿Cómo que qué? El viaje del que venimos hablando desde Julio ¿te suena?”

 

“Oh...”

 

“¿Cómo que oh? No me digas que nos estas plantando Shim Changmin que te juro que...”

 

“Lo siento,” se disculpó, “Es solo que no me siento...de ánimos para...”

 

“¿Para divertirte?”

 

“Kyu...”le pidió en un susurro.

 

 

Su amigo había empezado a gritar. Y lo entendía. Pero...

 

 

“No Changmin ¡medio año! ¿Me oyes? ¿Quién fue el que nos movió a todos en primer lugar?”

 

“Yo...” admitió culpable.

 

“Entonces ¿Por qué coño...?” gritó.

 

 

¿Sí porque? Sus ojos irremediablemente se deslizaron hacia la persona que dormía inofensivamente sobre la camilla.

 

 

“Hay alguien...alguien que estará muy solo si me voy y... no quiero dejarle...”

 

“¿Qué?” vale, eso había sido algo que el excéntrico de su amigo de cole no se esperaba.

 

“Les deseo lo mejor, tómense muchas fotos.”

 

“Ni pienses que te traeremos suvenires,” le gruñó.

 

“Me los traerás ¿y sabes por qué?”

 

“No realmente.”

 

“Porque me amas.”

 

 

Kyuhyun lo mandó al demonio antes de colgarle. Minutos más tardes le mandó un mensaje diciendo que más le valiera decirle quien era la persona de la que hablaba.

 

El joven interno sonrió al ver el mensaje y guardó su móvil en el bolsillo.

 

Le dio un último vistazo a Kim y asumió que no habría chequeo ese día. Iba a salir cuando la suave voz de su paciente lo detuvo.

 

 

“¿Vale la pena...?”

 

 

Shim se quedó estático sobre el marco de la puerta. Inseguro de sí había escuchado a Jaejoong o había sido producto de su imaginación. Pero de todos modos volteó.

 

Jaejoong estaba sentado sobre la camilla.

 

 

“Ésa persona debe valer realmente la pena para que ser tu prioridad,” su voz sonaba rasposa pues acababa de levantarse.

 

“Lo vale Jaejoong,” le respondió, “ojalá y lo supiera.”

 

 

Cruzaron miradas por unos segundos. Jaejoong fue el primero en agachar la cabeza.

 

 

“Eres tan irritante,” susurró.

 

“¿Lo soy?”

 

 

El atleta asintió con la cabeza aún gacha.

 

 

“¿Quieres que me vaya?”

 

 

El atleta negó muy despacio con la cabeza.

 

Changmin sintió algo retorcerse en su estómago. Con las manos algo ansiosas cerró la puerta y se dejó apoyar en ella.

 

 

“¿Puedo acercarme?”

 

 

Jaejoong no respondió. Changmin decidió tomar su silencio como un sí. Dejó su historia sobre la mesilla y caminó hasta la camilla.

 

 

“Jaejoong,” le llamó, el delgado cuerpo tembló al escucharlo tan cerca, “quiero ayudarte Jaejoong, déjame ayudarte.”

 

 

El muchacho se contrajo al sentir la mano del doctor sobre su cabello.

 

“¿Me sientes?”

 

Un suspiro fue su respuesta.

 

La mano bajó por sus hombros recorrió castamente su torso, se desvió lateralmente hacia sus caderas y luego se perdió.

 

Las lágrimas comenzaron a brotarle.

 

 

“No, no puedo,” le dijo con la voz quebrada.

 

“Sí puedes, si puedes Jaejoong. Sé que puedes ahora dime donde están mis manos.”

 

 

Tomó un tiempo.

 

Tomó gruesas gotas salinas y uno que otro temblor para que finalmente dijera, “mis rodillas.”

 

 

Changmin sonrió.

 

 

“Te dije que podías.”

 

 

El atleta abrió los ojos, aún incrédulo, y cuando vio las albas manos de su doctor sobre sus rodillas una pequeña parte de su verdadero yo tomó control de su cuerpo y rebosante de alegría se le lanzó en un abrazo.

 

Si no fuera porque el interno era bastante alto y sus pies aún reposaban en el piso, ambos hubieran caído.

 

De todas formas el torpe abrazo fue muy bien recibido.

 

Al menos hasta que Kim se diera cuenta de que estaba literalmente encima del castaño y se separara notablemente nervioso con un azorado, “lo siento.”

 

Si bien la actitud de Jaejoong no era exactamente el de una princesa encantada y tuvieran sus discusiones en cada bendita consulta. El par de tortolitos encontró la manera de trabajar en la terapia física del mayor.

 

Park se encontraba solemnemente sorprendido y porque algo celoso de que el novato hubiera podido devolverle el espíritu a su paciente.

 

Navidad llegó mucho más rápido de lo que cualquiera de ambos hubiera pensado. Kyuhyun le mandó por supuesto cuantos mensajes y fotos le fueran humanamente posibles ni bien abordaron el avión a América para que “sufriera.”

 

Para su infortunio Changmin estuvo muy lejos de sufrir esa noche cuando besaba por primera vez a su paciente debajo de un muérdago que alguna persona (el Dr. Park) había colgado en la habitación del atleta.

 

La condición de Jaejoong mejoraba a pasos agigantados. Había logrado caminar a una velocidad normal con la ayuda de las barandas y por tanto para mediados febrero Park volvía a ser su físico-terapeuta.

 

Changmin no presentó queja alguna con la decisión. Después de todo ya no sería técnicamente paciente suyo y podría robarle besos sin tener que esconderse de las enfermeras.

 

Al poco tiempo Jaejoong pudo abandonar el hospital, Changmin tuvo que revelarle la verdad de la subvención de su tía y Jaejoong admitirle a su vez que ya lo sabía. Su tía le había enviado una carta para año nuevo.

 

O sea le había estado viendo la cara de tonto desde entonces.

 

Pasaría un buen tiempo hasta que volviera poder correr. El atleta lo sabía y ya no se sentía martirizado por ello. La federación deportiva le había ofrecido una plaza como asistente del coach por el tiempo mediato hasta que terminara su recuperación.

 

Por el momento su única preocupación era conseguir un lugar donde vivir. Su tía le había ofrecido una habitación en su casa pero no quería incomodarla aún más. Al final Changmin le convenció de mudarse con él.

 

¿De qué forma?

 

Con un anillo.

 

La mayor sorpresa se la llevó Kyuhyun cuando tocó su puerta con los suvenires en manos después del gran tour por América no solo para conocer al futuro esposo de su mejor amigo sino también a una pequeña y curiosa perrita llamada mandongie.

 

Todo sucedió muy rápido.

 

Él cruzaba una pista a zancadas.

 

Las luces habían cambiado.

 

Un infame auto apareció de la nada

 

Por mucho tiempo recostado sobre una camilla pensó su vida no tendría sentido nunca más. Se equivocó, gracias al cielo lo hizo. Porque aunque hubiera dolido al final...todo lo había valido.

 

 
Espero haya gustado....

12 comentarios:

  1. Katsurag dijo...:

    Deberia dejarle el primer comentario a quien va dedicado el fanfic pero me es inevitable, fue muy lindo!!!! me gusto ;___; joder casi lloro y bueno Adele tampoco ayuda!!!! , muy buen trabajo ;D

  1. Ari_JaeMin dijo...:

    Tan lindo Min ayudando a Jae a pesar de que este lo trataba mal *0* pero me gusta ese Jae un poco testarudo y orgulloso xD
    Y_Y hermosa y triste historia!!!
    Me encantó =)

  1. Anónimo dijo...:

    GRACIAS POR LEER <333

  1. Nyu *o* dijo...:

    asdasdasdasd redimiste a MAJOR YOOCHUN con el muerdago aki *w* ... solo por eso no lo castrare xDDDD... GRACIA SKIMMY NECESITABA UN FIC TUYO!!! <3<3<3 ESTA HERMOSO!!!! <3

  1. Tsuki YJ dijo...:

    Precioso *------* Hay MIn ya ves que puedes ser buen chico ^----^

  1. Roro dijo...:

    Ya me había olvidado de que te pedí un fic lol...vine a por me actúa de PRETENDING ;) y mira con lo que me encuentro jeje...me gusto mucho gracias minnie es adorable <3333333

  1. kimmy_lin dijo...:

    Gracias a ustedes por Leer

  1. Benereth dijo...:

    Que mal por Jae el que le sucediese, pero que bien por ambos que Changmin no se diese por vencido y Jae por fin abriera su corazón. Lo amé ♥

  1. Anónimo dijo...:

    Gracias por leer y comentar <3

  1. Anónimo dijo...:

    Gracias por leer y comentar <3

  1. aghna dijo...:

    Hay que bonita historia me encanto d vdd n.n al final Changmin le devolvio la esperanza T-T muy lindo

  1. Anónimo dijo...:

    Si n_n Gracias por leer <33