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That shamelessly vampire

viernes, 3 de agosto de 2012
Bueno dedicado a mi omma :D Si hace tiempo que no lo actualizaba. Por favorno se olviden de responder la encuesta, y en general leer el anuncio. Un beso a todas! Gracias por leer este pequeño fic.
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Me miró con una ceja alzada.



Vale, yo sabía que debía lucir muy estúpido...pero ¿un poco de tacto era mucho pedir?





“¿Y? ¿Aceptas o no?” insistí, tenía la cara algo roja por la vergüenza.





Sus ojos dorados brillaron.



Yo no supe si correr muy lejos o simplemente quedarme muy quieto.





“Puedo aceptar tu tregua pero también tengo mis términos.”





El cuerpo me tembló.



Él hijo de puta sonreía.



Y luego iba yo como idiota cuestionando mi propia moral para con un ser que le importaba una mierda lo que pasara conmigo.





“¿Nada que dañe permanente mi orgullo, verdad?” le pregunté.





El negó con la cabeza, “lo prometo.”



Lo miré aún no del todo convencido pero no me quedó más que confiar en sus palabras.



Empezaríamos la búsqueda de Eun woo.



Y si quería que todos mis esfuerzos no fueran en vano entonces más valía que tuviera a Yunho de mi lado.



Había hecho mi decisión.



Se lo debía a mi Eun woo.



Ella no tenía culpa de nada. Yo podría podrirme en el infierno más tarde...





“Entonces...dime,” le insistí, “¿cuáles son tus términos?”



“Podemos empezar con ese ceño fruncido...”





Pestañeé frunciendo el ceño aún más. Yunho me alzó una ceja acusadoramente y muy a mi pesar traté de relajar mi rostro.





“¿Bien, eso es todo?”



“Una sonrisa tampoco estaría de más pedirla.”





Quise negarme pero mis refunfuños terminaron en un suspiro.





“Bien sonrisas, sonrisas,” gruñí.



“Algo más también Youngwoong...”



“¡Eh, en mi tregua incluyo los derechos sobre mi nombre! Vamos... Jaejoong no es tan difícil de aprender,” exploté.



“Jaejoong,” me llamó.



“¿sí?”



“Eres demasiado bulloso para ser tan pequeño.”





Estuve a punto de patearle donde más le duele o bueno...donde más debía dolerle pero me atrajo hacia sí en un abrazo y me quedé mudo.





“¿Podemos respetar el espacio personal del otro? Digo si queremos que esta tregua funcione,” rezongué intentando alejarme un poco, poniendo mis brazos como distanciamiento.





Yunho sonrió.



Sus colmillos ya no lucían tan aterrorizantes. Quizás porque vampiros y colmillos eran lo único que había vista en los últimos días, sí muy probablemente por eso.



Me dejó en el suelo de nuevo.



Él era alto.



Bastante alto en comparación mía.



Sus grandes zancadas aventajaban las mías y era inevitable que me quedara atrás.



Y yo que solía ser un gran atleta en mi secundaria.





“¿Y cuál es tu último término?” le pregunté más que por interés para obligarle a interrumpir su marcha y así poder dar si quiera un respiro, iba a botar mis pulmones como siguiéramos en este ritmo.





Él se dio cuenta sin embargo.





“¿No puedes seguirme el ritmo, verdad?” me preguntó.





Estaba empapado en sudor y mi propio orgullo herido que quise sacarle el dedo medio pero supe que mi infantilismo solo le daría esta batalla por ganada e intenté darle la mejor de mis sonrisas en plan de lo que dices no me afecta jojolete.



¿Sí, soy infantil y qué?



Él me miró con una sonrisa de lado.



Por supuesto que no se tragaba mi gesto condescendiente.



¡Si sería cabrón!





“¡Solo no vayas tan rápido!” rezongué fuera de mí.





Era increíble la facilidad que tenía ese vampiro de sacarme de quicio. Yunho disimuló pesimamente una risotada que me dejó más cabreado si es que eso era posible.





“Estas frunciéndome el ceño de nuevo.”





¡Oh, IBA A MORIR!





“Vete a la mierda,” berreé



“Oh, tan dulce como siempre.”





El hijo de puta en serio quería pelea.



La tregua, Jaejoong. La tregua. Me recordé.



Intenté respirar tres veces, no funcionó.



Me saqué un conejo del cuello tal que pensé que me lo había torcido. Pero al menos gracias al susto mi enojo se disipó en algo.





“¿Qué estamos haciendo exactamente?” le pregunté, llevábamos caminando desde el amanecer, tenía que saber el plan que tenía en mente a lo menos para motivarme.



“Buscar a tu novia,” me respondió.





Su tono no me gustó.



Pero ponerme a discutir por ello eran canas por gusto.





“Sé esa parte,” suspiré.



“No hay otra Jaejoong”



“Me refiero a hacia donde nos dirigimos, no sé,” intenté explicarle usando toda mi fuerza de voluntad para sonar amable.





Él decidió darme bandera blanca por lo pronto y me respondió, “Al nido, muy probablemente Siwon la tenga ahí.”





“¿Y no podemos simplemente aparecer entre esos humos raros?”





Pareció indignarle mi pregunta porque arrugó la nariz y volteó a verme con las cejas alzadas con incredulidad.





“No es tan sencillo,” bramó.





Casi parecía que estuviera diciendo “Puff humanos”.





“¿Ah no?” alcancé a decir yo



“¡No!” me cercioró, “puedo aparecerme solo en los lugares en los que he estado, tengo que fijarlos excluyentemente acá arriba,” se señaló la cabeza, “y tenemos dos problemas con eso: el primero es que nunca he estado ahí y el segundo que el nido es el único lugar en el cual no podemos aparecernos, una vez dentro no puedes salir sino se te da el permiso, lo mismo es para entrar.”



“¿Y cómo es que nunca has estado ahí que no es el techo de todos los vampiros?” pregunté yo tratando de defenderme.



“Oh tal vez porque soy un híbrido, y el ex de mi creador y amante es nada menos que la persona que rige ahí y quien por cierto no perdería oportunidad de inculparme de algo y poder arrancarme la cabeza de paso...?”



“Ok, entendí,” refunfuñé



“Ya era hora.”



“No haces de mi tregua algo sencillo ¿sabes?”



“Por el contrario eres tú el que no lo hace sencillo...”



“¿Y yo porque?” pregunté con un espantoso gallo en la voz



“¡Porque eres...! eres...eres... argh ¡olvídalo!”





Le miré sin creerlo. La ira volvió a concentrarse en mi estómago.





“Yo no escogí ser su reencarnación,” exclamé indignado, “¡No soy Youngwoong! Tú mejor que nadie deberías saberlo.”



“¡No es tan sencillo! ¿Te crees que esperar 2 milenios es nada? ¿Te crees que me es fácil estar parado frente a su cuerpo y no poder recorrerlo de cabo a rabo? ¿Te crees que es sencillo tenerlo tan cerca pero en realidad...?”



“¿Y qué esperas que haga?” le pregunté impotente





Mi Eun woo se alejaba cada vez más.



¿Cómo se suponía que enamoraría al vampiro de mí si ni siquiera nos soportábamos un par de segundos?



¡No podía dejarla morir!





“Só-sólo prométeme que cuando haya puesto a tu novia a salvo harás algo por mí”





Le miré.





“¿Qué?” le pregunté



“Me permitirás despertar a Youngwoong.”



“¿Qué?”



“Él único que puede invocarlo eres tú, tienes que prometerme que cuando termine mi parte del trato tu harás el tuyo.”





¿Qué quería decir con todo esto?



¿Que cuando Youngwoong despertara yo...dejaría de ser yo?



¿Yo dejaría de existir?



Como Kim Jaejoong.



Como el humano de 21 años.



Y pasaría a ser la criatura milenaria que ese vampiro tanto amaba.



El anillo entre mis dedos brilló al sentir mi pulso acelerarse.



Si Yunho no se enamoraba de mí. Entonces técnicamente no estaría rompiendo con el pacto que tenía con Siwon. De todas formas ambos querían asesinarme y siendo realistas las posibilidades de que esa vampiro se enamorara de mí como Jaejoong eran nulas y yo no pensaba alterar esa percepción por nada.



Podría seguir su trato.



Después de todo de una forma u otra iba a morir.



Lo único que me importaba ya...era asegurar la vida de mi Eun woo.





“Es un trato entonces,” le dije.



“Fenomenal,” exclamó asiendo mi brazo.





Yo asentí con la cabeza al mismo tiempo esperando que me soltase pero sintiendo mi brazo subir y bajar al ritmo del suyo.





“Yunho...” le advertí



“Lo siento, es solo que...una sacudida de manos me parece muy poco para sellar un trato de esta magnitud,” me dijo.





Yo le miré sin entender, de mis labios escapó un débil, “¿y entonces qué propones?”





Sentí su brazo tensarse y bajo su fuerza mi cuerpo se impulsó hacia delante. Me hallé al segundo siguiente en sus brazos. Con sus labios besando los míos y mi nariz embriagándose con su fuerte aroma a cedro.





“¿Yunho?” su nombre murió en garganta.





Sus brazos se rodearon mi cintura y sus manos terminaron sobre mis caderas.



Su temperatura era tan fría que empezaba a helarme el alma.



A escarbar en lo profundo de mí y despertar a ese ser que pronto sería el amo y señor de mi cuerpo.



Y no quise dejarlo, me removí intentando apartarme.



Intentando apartarlo.



Pero lo único que conseguí fue que mi cuerpo se amoldara aún mejor al suyo.



Sus labios eran cada vez más demandantes.



Me estaba quedando sin oxígeno.



Una de mis manos subió hasta su pecho para empujarlo pero se quedó inmóvil al no escuchar sus latidos.



Mis ojos se entreabrieron y pude ver sus ojos dorados observándome a esa distancia mínima y fue lo último que Youngwoong necesitó para salir a flote.



Mis manos se movieron solas hacia su cabello y tomándolo sin cuidado tiraron de su cabeza hacia atrás.



Al vampiro frente a mí se le escapó un jadeo cuando mis dientes mordieron su labio inferior y mi lengua aprovechó el pánico para enredarse con la suya a su gusto.



Sentí sus manos apretar mis caderas con más fuerza.



Lo había sorprendido.



Yo en realidad ya estaba lo suficiente sorprendido.



Quiero decir... ¡Estaba quitándole la respiración!



Y sin embargo Yunho no parecía tener intención de separarse de mí.



Lo que vino a continuación fue algo que no preví: sentí algo muy extraño presionando mi abdomen.



Y cuando me di cuenta de lo que era mi control motor se me devolvió de golpe.



Me separé de un empujón.



Y me di media vuelta hacia el lado contrario con el rostro encendido.



Sabía que me estaba mirando y eso me ponía incluso más incómodo...más nervioso.



¿Se puede morir de vergüenza?



Porque yo estaba muy a punto de hacerlo.





“Dos milenios no han afectado tus habilidades Youngwoong,” me dijo en un susurro





Yo ni me digné a corregirle el nombre.



Después de todo aquel realmente había sido él.





“Demonios,” le oí gruñir muy bajo





¡Me estaba jodiendo!



¿No iba a...? No mirándome.



No...





“¿V-vas a deshacerte de eso? ¿Por qué puedo irme un poco más allá y...?” balbucié



“Puedes ayudarme de otra forma, te garantizo que lo disfrutarás,” ¿Por qué demonios le escuchaba tan cerca?





El cuerpo me tembló.





“No, gracias,” me negué como un robot.



“Tú te lo pierdes...”





Tuve ganas de volverme hacia él y mandarlo a la mierda. Pero...muy probablemente me arrepentiría de voltear. Así que caminé tan tieso como una tabla unos 20 pasos lejos de él hasta que lo escuché ordenarme no avanzar más, y me dejé caer sentado apoyándome detrás de un gran árbol.



Este viaje iba a ser muuuy largo.







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Gracias por leer





Décimo Especial [Final]

miércoles, 11 de julio de 2012
Ok, esto es lo único que he podido hacer por mi cuenta. Sí. Yo solita. Atragantándome de la risa. Y esperando que canciones a lo “lady marmalade” me ayudaran ¿por qué? porque la ruca de clari me ha ignorado todo el fin de semana *llora desconsoladamente* ¡si echen la culpa! e-e ella es la pervertida que se supone debe ayudarme cuando me meto en rincones como este ù///ú. Y me daba vergüencita pedir ayuda a otra persona ò///ó. Este es el último especial. Y ya saben cómo iba a terminar así que no me odien mucho, peace










E special 10



“Lo siento,” fueron las palabras con las que Siwon hizo aparición desde las tinieblas





Los ojos amatistas de Youngwoong le miraron indescifrablemente. Siwon se quedó tieso.





“¿Qué hiciste?” preguntó en un hilo de voz





Youngwoong no necesitó hablar. El cuerpo albo como la nieve del semi-humano tendido sobre las pieles fue suficiente explicación.





“¿Tú lo...? Pero...pero y la promesa de sangre que... Lamia y tú,” Siwon no podía articular las palabras si quiera.



“Le prometí que cuando Yunho muriera volvería con él...Yunho no ha muerto aún...no va a hacerlo en muchas eternidades.”



“¡Estás demente!” El rostro de Siwon denotaba horror puro.





La mandíbula le temblaba. No sabía que mierda hacer. Quería huir no sin antes borrar toda huella de que había sido testigo del neonato que Youngwoong había creado.





“Creo que ya hemos esclarecido mi demencia cuando fui tras él.”



“Es que no entiendes Youngwoong, esto ya no se trata solo de Lamia es el consejo. Está prohibido y lo sabes. Solo es cuestión de tiempo hasta que vengan por ti. Van a matarte.”



“Lo sé.”



“Pero...tú...”



“Tengo sangre real Siwon...”



“¿Qué significa eso?”



“Nada que tengas que saber”



“Sabes que tendré que avisar de esto al consejo ¿verdad?”



“Así te arrancara la cabeza eventualmente sabrán la verdad. No voy a correrme, Yunho será un híbrido pero vampiro al fin y al cabo. Si no daña a nadie no podrán hacerle daño tampoco.”



“Tú...lo tenías planeado, todo esto lo tenías planeado desde un principio.”



“Me gustaría decir que sí.”





Siwon se quedó en una pieza.





“¿En realidad ése humano vale todo esto?”



“Creo que ya te he dado respuesta a eso.”







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Al abrir los ojos lo primero que dilucidó fue su hermoso rostro.



Sus acaramelados ojos amatistas. Su aura aparentemente fría y la total calidez que se cubría debajo de ella...





“¿Youngwoong?” le llamó.





¿Acaso estaba en el cielo?



No, si Youngwoong estaba ahí no era muy posible dado su naturaleza.



Entonces ¿estaba en el infierno?



Y si lo era... ¿porque se sentía tan feliz?



Oh claro...porque su vampiro favorito estaba con él.



Una parte bastante estúpida de si mismo se preguntó si todo aquello no era más que un tipo de alucinación previa a lo que en verdad le esperaba.



Pero un dolor inusual a la altura de su cuello le hizo descartar la posibilidad.



¿Acaso Youngwoong lo había con-?



No era posible. Su mente algo mareada recordó sus últimas palabras “no puedo dejarte ir.”



¡Oh dios mío!





“¿Youngwoong tú me...?” preguntó en un hilo de voz.





Y el aludido tan arrogante como siempre sólo hizo una mueca que intentó decir “Yunho me moría de la angustia que bueno que estés bien.”



Ok, el neonato era muy consciente de que no. Pero no podía evitar hacerse ilusiones.



Intentó incorporarse pero las manos del vampiro mayor lo detuvieron del pecho.



Usualmente Youngwoong evitaba todo tipo de contacto innecesario, a menos que se muriera de ganas, claro. Cosa que ya había sucedido...y mucho más de un par de veces, ustedes han sido testigos. Por lo tanto instintivamente Yunho se azoró. Pero a diferencia de esas otras muchas veces, en esta no hubo rubor, no hubo pulso galopando sus venas y haciendo el eco característico en su cerebro.



No.



Porque el líquido escarlata que en algún momento recorrió por sus venas y lo tipificaba como un humano...se había ido para no volver.



Yunho no sabía cómo sentirse exactamente al caer en cuenta de todo aquello.



¡Era un vampiro!



Era un puto vampiro.



Youngwoong ya no podría dominar su cuerpo como había venido haciendo desde el día uno.



Ahora sería algo así como su igual.



Su...



No pasó mucho para que la cabeza se le inflara con todas esas cosas que siempre había querido hacer pero por obvias razones, dígase su bienestar físico, nunca había pedido.



Youngwoong le leyó la mente por supuesto.



Y le torció el gesto con un claro “ni lo sueñes” dibujado en su expresión.



Pero Yunho supo que no haber recibido un golpe era la mejor de las señales.





“Será mejor que descanses,” le aclaró el vampiro mayor en el tono de orden soberbio con el que lo mangoneaba cuando era humano.





Porque aparentemente para el otro la jerarquía seguía inmute.



Yunho hizo un puchero pero no hizo efecto en Youngwoong quien volvió a recostarlo con el ceño fruncido.





Le molestaba de sobremanera no poder actuar tan chulo como siempre, tener que hablarle como a un igual. Tener que establecer contacto visual y ya no poder simplemente decirle las cosas con la mente.





“Así que por la eternidad,” Yunho le dijo entonces riendo como un estúpido.





El otro no respondió.



Se tiró a su costado aun analizándolo con su par de zafiros dorados muy atentos. Estaba algo inquieto. “¿Qué sucede?” Yunho quiso preguntarle pero Youngwoong se le adelantó.





“No sé nada de neonatos, ni siquiera estaba seguro de que esto fuera a funcionar o no en realidad, probablemente seas el primero en muchas eternidades y como supondrás no he tenido el tiempo para averiguar al respecto y...”



“¿A qué te refieres?”





Sus ojos le cruzaron el alma.



Y a Yunho los dedos le picaron por acariciar esas mejillas tersas mientras le rogaba que lo amara como tantas otras noches.



Pero el vampiro frente a él lo ignoró, aunque cierta parte su alma hubiera estado muy de acuerdo “¿tienes hambre?” le preguntó intentando cambiar el tema.



“Me arde la garganta” recibió como respuesta.





Youngwoong apretó la mandíbula.





“¿Tienes idea de lo que tendrás que hacer para quitarte la sed?” le preguntó con cautela.





Y Yunho no pudo hacer más que asentir torpemente. Youngwoong gruñó. Desviando la mirada hacia arriba. A las hojas y ramas de los frondosos bosques que cubrían el oscuro cielo.





“Podría tratar de conseguir algún suministro de sangre de alguna tienda de campaña de las afueras de la ciudad. Por ahora no tienes que...casar.” le dijo.





Yunho le observó entre divertido y serio.





“Voy a tener que hacerlo eventualmente, Youngwoong. Pero justo ahora siento un algo muy extraño y creo que tenerte a mi lado me ayuda a controlarlo. Así que sólo...quédate conmigo.”





Los ojos amarillos ligeramente rojizos se encontraron con los dorados.





“No dejas de ser tan maricón ni siquiera después de ya no ser humano. Los vampiros tenemos una dignidad que mantener intacta ¿sabías?”





Yunho sonrió.





“Pues a mí nadie me ha facilitado el dichoso manual así que tendré que improvisar un poco ¿no crees?”





Youngwoong le observó con algo muy parecido a una sonrisa en los labios.





“No sé qué hago contigo,” le dijo casi en un suspiro antes de atraparle la espalda con un brazo para atraerlo hacia sí mismo y plantarle un beso en la coronilla, “tienes que alimentarte y dejar de decir tantas estupideces.”



“Te quiero...” prácticamente le dijo en un susurro al sentir sus labios presionando sobre su frente.



“¿Sientes algún dolor, alguna necesidad, en serio puedes aguantar la sed?” le preguntó evadiendo su confesión como siempre.



“No, sí y sí”, respondió el moreno a su lado, “y voy a dejarlo claro porque sé que no preguntarás...lo que necesito sobre todas las cosas justo ahora es a ti...”



“Podrías haber pedido algo relacionado con nuestras necesidades básicas y no me habría molestado,” le dijo Youngwoong fingiendo molestia.





Sus zafiros dorados ocultaban un pequeño destello que a esas alturas Yunho sabía identificar perfectamente, uno que en cualquier otra situación lo hubiera hecho abalanzarse sobre ese cuerpo perfecto pero no lo hizo porque sabía que debía dejar las cosas claras con el masoquista que tenía enfrente.





“No voy a dejar que te alejes de mí de nuevo mucho menos a exponerte a toda esa escoria que la suda por nuestras cabezas, la sed no es gran cosa y no estoy mintiendo.”



“Ya pero...”



“Shhh...” era la primera vez, la primera vez que Yunho asumía el papel demandante y no se sentía para nada mal, “nada ni nadie va a separarte de mí...no hemos llegado tan lejos como para que por un capricho mío lo eche a perder.”



“Yunho...” siseó cabreado, odiaba que alguien le mandara o le reprimiera o le hablara con razón...cuando se equivocaba. Era muy testarudo.



“Escúchame esta vez tu Youngwoong, no sé qué trato hayas hecho con Lamia para que nos dejara ir libres pero si algo he aprendido desde que abrí los ojos por primera vez en el mundo es que mi vida no es un cuento de hadas. De modo que sólo voy a sentirme aliviado si te veo, si te siento a mi lado ¿está bien?”





Él otro vampiro gruñó a su lado.





“Sé perfectamente que quizás tenga que aguantar un buen tiempo con esto, ya me he hecho la idea. Pero si quieres ayudarme...”





Youngwoong lo miró con una ceja en alto cuando lo sintió encima de él.





“Se me ocurren un par de ideas para que deje de lado toda molestia...”



“Hmp...” Yunho no lo vio venir





¡Nunca lo veía venir! Youngwoong era totalmente impredecible, Se había esperado un golpe. Un comentario sarcástico, no sé. Pero ahí estaba él. Sentado a horcajadas sobre su tieso abdomen. Observándolo desde allá arriba con una expresión que le hizo temblar de pies a cabeza.





“¿Young...woong?” le llamó con un hilo de voz.



“Supongo que sí...” el vampiro mayor se recostó sobre él.



“¿Qué?...oh dios...” sus finos dedos trazaron una línea desde el ombligo hasta sus pectorales con la mano derecha mientras que la izquierda iba subiéndole la camiseta hasta los hombros.



“Supongo que te lo debo...” le escuchó susurrar y sintió su aliento MUY abajo.





Gimió.



De puras ganas. De pura anticipación. Y tan solo atinó a cerrar los ojos sintiendo a su amado quitarle la cordura a succiones.



E intentó con fiereza no dejarse llevar muy rápido ¡pero mierda! cuanto le estaba costando.





“Youngwoong...” le llamó tratando de advertirle.





Y sintió sus dientes como única respuesta. Y gruñó. Gruñó para no gritar como una ramera mientras el mundo se le venía encima y la visión se le nublaba.





“Lo siento...” le dijo entre balbuceos al sentir su semen abandonar abruptamente su cuerpo en medio de espasmos.





Youngwoong solo se limpió el rostro con la punta de su larga lengua, bajo su atenta mirada.



Y por poco a Yunho se le cayó la baba.





“¿Entonces estamos a mano?” le preguntó con la voz rasposa, los ojos opacos y el calor latente.





¡El maldito calor! Ese que estaba excitándolo de nuevo ¡Dios mío! No le importaría estar por siempre amarrado a su vampiro.





“¡No!” prácticamente gritó.





El vampiro mayor le miró con una ceja alzada y los labios fruncidos, “No te ha gustado porque déjame decirte que tu cuerpo no opina exactamente lo mis...”



Yunho no le permitió continuar. Se lanzó sobre él sin importarle la dignidad o todas a aquellas cosas con las que Youngwoong usualmente usaba para molestarlo.





“Quiero tenerte...” le susurró en su oído.





Youngwoong tensó los músculos. Lo miró. Lo miró tanto que Yunho sintió que lo desnudaba con la sola mirada. Y tuvo que tragar toda esa saliva que empezaba a producirse masivamente de nuevo.



Lo vio arrugar el entrecejo mientras negaba con la cabeza y se tiraba el cabello hacia atrás como resondrándose asimismo por haber considerado la propuesta de su amante



Porque ¡carajo! esa era lo que eran.



Amantes.



Miró al moreno que tenía enfrente. Y una deliciosa sensación enervante se abrió paso en su cuerpo.



¡Estaba considerándolo de nuevo!



Resolvió que tenía que separarse de Yunho porque él y su expresión de...de...





“Quiero tenerte...” le repitió.





Sus manos formaron puños ¡mierda! Yunho iba muy en serio. Youngwoong no pudo evitar mirar esos ojos algo rojizos con mucho cuidado. Esos que podrían infundirle terror a cualquiera y a él...a él...a él le infundían amor.



Sus brazos cayeron a sus costados en pos de rendición, y muy suavemente se dejó caer boca arriba, sintiéndose bastante estúpido ¿Qué demonios hacía? Se sentía tan...tan niña. Casi quiso levantarse de un salto de nuevo por el bochorno pero cerró los ojos e inspiró fuerte dándose un poco de valentía. Trató de relajarse y soltó las siguientes palabras en apenas un susurro, “me tienes Yunho...”



El neonato pudo jurar que un sonrojo cubrió las mejillas de su perfecto Youngwoong. Aunque resultase metabólicamente imposible... Pero realmente le importó muy poco detenerse a cavilarlo cuando tuvo el mayor de sus deseos desparramado en la tierra húmeda, totalmente a su disposición. Con algunos cabellos cubriendo su perfecto rostro y ese par de amatistas que le miraban...le miraban con...con amor.



La imagen más erótica que alguna vez existió. Yacía bajo sus muslos...y era real. De carne y hueso...





“Te amo,” le soltó, “te amo Youngwoong...”





Pero él no respondió.



Solo tiró la cabeza atrás mientras sentía la dolorosa pero placentera invasión y se dejaba llevar por las exquisitas sensaciones al infinito y más allá.







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Decir que estaba exhausto. Sería mentira. No tenía energías ni para abrir sus párpados siquiera.



Sin embargo atreverse a decir que no podría hacerlo una vez más. ¡Sería una monstruosidad!



Acababan de hacerlo al menos unas tres veces sino contaban la primera. Y lo seguía deseando lo peor de todo es que estaba muy seguro de que si Youngwoong se lo permitiría, sacaría las fuerzas de donde fuera para hacerlo suyo de nuevo ¿de dónde? se preguntarán pues de la pura voluntad o lo que sea.



¿Pero de qué tipo de trastorno sexual-compulsivo sufrían exactamente los vampiros? Se preguntó Yunho entendiendo finalmente lo entusiasta que se había puesto siempre Youngwoong a la hora de intimar.



Sin embargo el muy cabrón no iba a darle permiso para volver a tocarlo.



Pero no importaba ya habrían más oportunidades, total, les esperaba la eternidad ¿no? Quiso reír como un estúpido ante la idea y recibió un buen codazo en las costillas.



Youngwoong yacía a su lado con el ceño fruncido. La piel perlada por el sudor y sin una sola prenda encima.





“Estoy cansado,” le gruñó a modo de advertencia.





Yunho se rió bajito.



En momentos como ese poder leer mentes era algo que jodía. Y mucho más cuando Yunho empezaba a mandarle un buen puñado de imágenes de lo que habían venido haciendo desde hace casi una hora.



Mierda. Le cruzaría la mandíbula como siguiera tratando de provocarlo.





“Youngwoong...”



“¿Mmm?”



“Te amo.”



“Hmp.”



“Youngwoong...”



“...”



“Young...”



“Lo sé. Lo sé Yunho solo calla por favor,” le pidió llevándose un brazo a la cara para no establecer contacto visual.





Yunho se estiró y le retiró el brazo.



Sus ojos se encontraron.



Los ojos amatistas le miraron.



Y un escalofrío le recorrió la espalda.





“Bésame,” Youngwoong le ordenó.





Yunho se inclinó y juntó sus labios.





“Ahora escucha con atención ¿sí? Has estado inconsciente por una semana entera. Será luna llena mañana así que debo ir con Lamia.”





Los ojos rojizos se abrieron con sorpresa.





“¿QUÉ?”



“Me preguntaste del trato que hicimos ¿verdad?”



“¡Vas a seguir dobleteando!” de lo profundo de su garganta escapó un gruñido y su puño que estampó en la pared se bajó todo el lado sur del refugio.





Youngwoong suspiró.





“Cálmate estoy tratando de explicarte.”





Los ojos rojizos lo fulminaron con la mirada.





“Mi trato con Lamia ha quedado relevado por que ya no existe el Yunho humano por el cual hice la promesa de sangre.”



“¿Qué?”



“Ellos ya no están tras de nuestras cabezas por Lamia, esto, esto a implicado al consejo.”



“No, no te entiendo...”



“Está prohibido...” le dijo sin mirarlo.



“Lo que he hecho...está prohibido...y van a matarme por eso,” continuó Youngwoong.





Yunho sintió que el pecho se le hundía.





“No...no puedes morir. E-eres inmortal ¡somos inmortales!” gritó.



“No soy un vampiro corriente...soy uno de los descendientes directos del creador...y he manchado su linaje. Digamos que su alteza no está muy contento...”



“¿Por qué? ¿Porque lo has hecho? ¿Por qué no me dijiste que...?”



“¿Acaso importa?” le preguntó encogiendo los hombros mientras buscaba sus prendas y se las ponía.



“¡Claro que importa, cabrón! ¡Importa desde que te amo y no pienso verte morir frente a mis narices! ¿Cómo pretendes qué...? ¡Mierda!”





Youngwoong no decía nada.



¡NO DECÍA ABSOLUTAMENTE NADA!



Y Yunho empezaba a cabrearse mucho más.





“¡No te dejaré! ¿escuchas? Huiremos...i-iremos a donde sea. Ya no tengo necesidades humanas, soy tan fuerte como tú...no seré ningún estorbo...yo.”



Las risitas suaves del albo ser a unos pasos de él, lo dejaron en silencio.





“¿De qué te ríes, joder?” gritó.





Las risas se volvieron carcajadas.





“Debo haberme vuelto loco ¿no?” le preguntó en voz alta, “debo haberme vuelto realmente loco...”



“¿De qué carajos estás hablando?” le gritó el otro exasperado.





¡Qué parte de que estaba horrorizado no entendía!





“No te buscan a ti...” escuchó entonces.





Y el enojo se le pasó de pura incertidumbre, “¿Qué?”, le preguntó





“Me quieren a mí...no a ti, y así es exactamente como planeo que siga”



“No te sigo... ¿Youngwoong?” le llamó con miedo.





¿Qué trataba de insinuarle?





“No voy a exponerte al peligro por puro capricho...no he salvado tu vida para verte perderla delante de mis ojos...”



“¿Qué?”





Un silbido cortó el silencio. Casi como un canturreo de un pajarillo. Sutil y suave. Pero que el neonato supo era la nana de las desgracias.



Youngwoong masculló un par de maldiciones bajo dientes.





“¿Qué sucede?”, le preguntó esta vez aterrorizado.





Un par de zafiros dorados le miraron acongojados...





“No es nada...duerme,” le instó mientras se amarraba las botas.



“¡No! ¡Dime que sucede!” el moreno le exigió.



“Yunho...” lo llamó con voz cansada.



“¡No! ¡No voy a dejarte ir!” continuaba.



“Yunho,” volvió a llamarlo.



“¡Te protegeré! Estaré a tu lado, podemos con esto Youngwoong.”



“Yunho,” lo llamó por tercera vez.



“¡¿Qué?!” gritó.



“Hablas demasiado...” su voz sonó tan cercana, su aliento le rozó la barbilla y antes de que pudiera reaccionar.





Sus labios se juntaron.



Youngwoong lo besaba. Le quitaba el aire con tan solo su lengua. Y prácticamente luchaba con un moreno que se resistía a caer en el dulce engaño. Que se resistía a pasar sus manos por ese abdomen albino. Que se resistía a muy lentamente perder fuerza en sus rodillas y caer al piso abruptamente con ese cuerpo perfecto sobre él.





“Te lo ruego...” le dijo entre beso y beso, “no me dejes.”



“Te prometí que no iba a dejarte...un vampiro nunca rompe mis promesas.” sus labios se fundieron nuevamente.





Las expertas manos del mayor se deslizaron por sus costados hasta ubicarse en la ancha espalda del moreno y afianzarse ahí. Apretarlo con fuerza contra su cuerpo mientras le besaba con el alma.



El silbido sonó de nuevo.



Y Yunho apretó a su pareja aún más fuerte contra sí mismo.





“Dos milenios...” le susurró al oído, “volveré por ti en dos milenios ¿podrás esperarme?”





Sus labios se separaron muy despacio. La fiel imagen de cada uno se quedó impresa en la retina del contrario en esos interminables segundos en los que ninguna palabra fue dicha. Yunho negó con la cabeza. Y Youngwoong solo le sonrió.



El golpe bajo en la espalda le hizo añicos la columna vertebral. Yunho cayó al piso profundamente adolorido. Gimiendo. Y sin poder mover cualquiera de sus extremidades.



El par de amatistas se desvanecieron en la penumbra cuando un tercer silbido se abrió paso. Y la vista nublosa del neonato se apagó.







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Lo odiaba. Lo odiaba y lo odiaba.



Lo odiaba tanto que creyó moriría de pura rabia.



Habían pasado un par de horas. Y aunque sus vértebras recién habían terminado de soldar a Yunho poco le importó el detalle y salió disparado ni bien pudo mover las piernas.



Sus pasos fueron detrás de ese inmortal cuerpo que pronto dejaría de serlo. A rajarlo. Romperlo, quebrarle los miembros, no sé. Pero de alguna forma lograr detenerlo.



¿Por qué demonios no lo entendía?



Que quería tenerlo por siempre.



Que no soportaría la idea de no tenerlo a su lado.



¿Cómo carajos se suponía que podría seguir sin él si dolía demasiado el solo saber que lo perdería?



Gritó.



Gritó siendo muy consciente de que esa sombra solo se alejaría más aprisa. Le gritó a esa esencia fresca que se le escapaba de las manos. Le gritó porque se desvanecía entre sus dedos para no volver.



Y ¡por la puta mare! no podría soportarlo.





“Youngwoong” le llamó desesperado.



“¡Youngwoong!” chilló





Pero este desaparecía entre las tinieblas dejándole solo. Largándose a pasos largos para siempre de su ahora eterna vida.



Y no supo si a los vampiros se le estaba permitido llorar. Si era una de las tantas capacidades que poseían. Pero a él le soltaban gotones.



Le sobraba dolor. Y golpeaba a puño limpio la húmeda tierra que sus botas de cuero habían pisado. Se llevaba las manos a los cabellos enmarañados sin saber qué hacer para que su pecho dejara de doler de esa manera.



Y en su mente imaginaba a su Youngwoong adentrándose en las profundidades de un castillo. Caminando en línea recta a la guillotina. Se imaginó, con repugnancia, la cara de esos granujas sonreír complacidos al saberse en total control de todo, de nuevo.



Y empezó a correr. No supo por donde. Pero los árboles, el musgo y los insectos pasaron a gran velocidad por sus costados. Indiferentes a su trágico presente.



Mientras él seguía llamándolo a alaridos.



A llantos.



Con el mismísimo Jesús en la boca. Y a punto de colapsarse del dolor.



Corrió tanto que sus piernas llegaron al pie de un acantilado. Y el viento gélido le golpeó la cara.





“Youngwoong” lloriqueó de nuevo.





Y lo escuchó decirle.



En algún rincón profundo de su mente.



Aquellas palabras que durante los cinco meses que habían compartido juntos había soñado desesperadamente por escuchar.





“Te amo...”





Y el corazón se le partió. Ese corazón que supuestamente no debía sentir se partió. Se quebró. Se hizo añicos mientras sus pies perdían estabilidad y caían en picada por el risco, entregado a la gravedad.



Porque sabía que su Youngwoong se había ido.




Se había ido...
para no volver jamás...






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Este es el último especial. Sufrí escribiendo esto. Me fue inhumano tener que matarlo. Y sinceramente no pude ser muy descriptiva porque me iba a morir yo en su lugar xD. Espero que los especiales les hayan gustado. Gracias por leer~