Esto está tan random. Bueno
espero no me lancen tomates en mi defensa mi vecina está haciendo una fiesta de
karaoke al lado y bueno sus amistades no tienen las habilidades vocales más
envidiables en la faz de la tierra. Así que después de que termine de postear
esto posiblemente me suicide (: Fue un gusto escribir
para ustedes.
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“¡No puedes quedarte ahí por siempre!” gritó
un pelirrojo enfurecido aporreando la puerta de su baño.
Ese pequeño cuarto de 4x4 en el que se hallaba
su espantado novio.
Jaejoong podía ser un desequilibrado mental
bastante peligroso cuando lo quería. Y no había forma de que Shim Changmin
abriera esa puerta. Sus pelotas corrían peligro inminente y estaba seguro de que
sería un desperdicio para el mundo, así que por el bien de la humanidad se
hallaba ahí tratando de razonar con Kim, no que estuviera funcionando claro.
“¡Ni de joda!” le respondió de su lado, “Al
menos no hasta que te calmes.”
“¡ME CALMO NADA!”
“¿Pero que hice ahora?”
Jaejoong había empezado a lanzarse contra la
puerta ¿Es que planeaba echarla abajo? Ciertamente el aspecto delicado que
dejaba ver difería bastante de su temperamento.
Si no lo calmaba pronto sería encontrado en
una maleta hecho pedazos.
“¿Qué qué hiciste? ¿Qué QUE HICISTE? ¡Serás
hijo de puta!” La embestida fue mayor, “¿Por qué mierda me viste? ¡Tú bastardo
chantajista y pervertido!”
Las bisagras dejaron una marca en la pared.
“¡Eh! Que mi madre es una muy decente mujer.”
“¡Que salgas!” Otra incluso peor.
“¡Eh, eh vale Jaejoong saldré, saldré solo..!”
Otro golpe más, “solo deja de hacer eso joder.”
Hubo silencio.
Changmin giró el pomo con la adrenalina
picándole las yemas de los dedos.
La puerta se abrió muy despacio. Shim puso un
pie afuera con cautela, cogiendo aún el pomo de la puerta por si se veía en la
obligación de meterse a su refugio de nuevo.
Encontró a Jaejoong apoyado en la pared
contigua.
Con la cara muy roja e intentando captar el
aire a bocanadas por el reciente esfuerzo físico.
“¿No vas a matarme o sí?“ le preguntó dando
una mirada al pasillo por el que podría huir si Jaejoong hacía el menor atisbo
de querer tirársele encima.
Si bien era más corpulento que el pelirrojo y
casi una cabeza más alto. El hombrecillo ese parecía sacar fuerzas de alguna
fuente intangible y por lo visto inagotable.
“Quiero pero ¿Sabes qué? simplemente no voy a
mancharme las manos,” siseó tirándose algunos mechones empapados de sudor de la
frente.
Su cuello sonó dolorosamente cuando sus
estructuras óseas rozaron unas con otras en un intento claro de disipar su
cólera.
“¿Seguro no quieres pegarme aunque sea un
poquito?”
“No estás haciendo mucho para mantener tus
dientes en su sitio, Shim.”
“Uy ahora nos llamamos por apellido,” recibió
un fuerte golpe en el hombro que lo mandó a callar al segundo.
“Mierda ¿Por qué tenias que ser justo tú
quien...? ¡Argh! ¿Por qué demonios me haces esto?” preguntó ahora mirando hacia
arriba.
Sí, ahora estaba hablando con el señor.
“¡Que soy una buena persona joder! ¿Y que si
me enamoré de él?” le gritó, “¿Y que si le quiero tanto que solo quiero estar a
su lado de la forma que pueda? Tienes que mandarme a este hijo de puta para
devolverme al camino,” ironizó, “¿Quieres que aborrezca a los hombres después
de esto? Porque te está funcionando.”
Era un hecho. Iba a irse derechito al
infierno. No merecía menos. Y Jaejoong a un psiquiátrico.
El pelirrojo pasó por su lado como un bólido
hacia su habitación.
“Más te vale elegir una buena película ¿me
escuchas?” le gritó desde dentro.
Changmin se lanzó a la sala en busca de las
películas antes de que su novio volviera y le hiciera papilla.
Después de leer muchas sinopsis y no quedar ni
remotamente contento con ninguna esperó a que el señorito saliera del cuarto
para ir juntos a rentar una.
Y solo para dejarlo en claro, eso no era
una cita.
Jaejoong salió de su habitación oliendo exquisitamente
a lavanda. Con los cabellos aún húmedos y algo desordenados, del modo que solo
un modelo de pasarela internacional podría lucir. Su novio se había bañado para
bajarse los humos un poco. Llevaba los mismos jeans pero una remera diferente. Y
en general lucía tan impresionante como siempre.
“Genial,” apuntó Changmin.
El pelirrojo ni siquiera se preocupó por
dirigirle la palabra y tan solo alzó una ceja.
“Estamos yendo a rentar una película.”
Jaejoong le dirigió una mirada de: ¿me estas
jodiendo?
El repertorio gestual de Jaejoong era bastante
amplio. Sino la hacía como músico, podría tratar como actor. Con ese físico y esa
actitud ya lo veía derramando lágrimas en tv nacional es más sobre alguna
alfombra roja.
“Si vamos a salir porque no simplemente vemos
una película y ya.”
Era oficialmente una cita.
“Ahm bueno si quieres...”
Pero era muy bueno para ser verdad.
“Así me ahorro la mar de palomitas que estoy
seguro vas a dejar sobre mi alfombra.”
“¿Es que soy un animal?” le preguntó
indignado.
“No quieres que responda eso.”
Changmin prefirió pasarle el adjetivo por alto
y evitar otra pelea.
Felizmente había traído dinero de más. Probablemente
iba a tener que pagar por la diva de Jae y si de algo estaba seguro era que el
puñetero iba a pedirse tanto gaseosa como popcorn extra grande. Una sonrisa inconsciente
se le pintó en los labios.
Estaba feliz no iba a negarlo.
El porqué exactamente tenía muchos factores.
Primero: que gracias a esto los rumores se esparcirían
aún más y podría declararse al fin libre.
Segundo: porque si alguien “de casualidad” les
tomaba una foto y la subía en internet la facultad entera, y por facultad
entera se refería específicamente a Yoochun se enteraría al día siguiente lo
muy romántica que habría sido su cita.
“¿Vamos a andar con las mochilas?” le preguntó.
“Corrección aquí la pregunta es: ¿vas a andar
con la mochila? Porque yo la pienso dejar aquí y llevarme solo un bolso,” le
dijo cogiendo de paso también un abrigo.
“¿Puedo dejar mi mochila y venir por ella
luego?”
“¿Tengo otra opción?”
Changmin rodó los ojos. Tampoco había esperado
que Jaejoong fuera cooperativo exactamente. Él era el extorsionado aquí después
de todo.
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“¿Qué hay de roma con amor?” preguntó
“No seas niñita. Dos tickets para -los que
penan- por favor”
“¿Lo-los que penan?”
Jaejoong le hizo un gesto para que callara.
“Son 10 dólares,” le dijo la encargada.
El pelirrojo sonrió galante. Luego se volteó
hacia Changmin y lo más caradura posible le exigió, “dame 10 dólares.”
“Oh por supuesto,” ironizó el otro.
Jaejoong simplemente tomó los dólares que le
eran ofrecidos y recibió los tickets.
“Tenemos 10 minutos, seguramente ya deben
estar entrando,” le avisó mientras se acercaba al mostrador de las golosinas.
“Extra grande, por favor,” pidió.
“Son 8 dólares.”
“Ok, Changmin”, le llamó.
“¿Quieres ocho dólares verdad?”
“Ahá.”
“Pide algo para mí también al menos.”
“Ay bueno un cavanossi para la niñita por
favor.”
“¡Oh muévete!” lo empujó
Jaejoong soltó una risilla mientras se colgaba
de uno de sus brazos juguetonamente en un intento de no moverse del mostrador.
Changmin intentó moverlo con su codo pero el pelirrojo se sostuvo aún más del
mostrador.
No quería agarrarlo por la pequeña cintura de
avispa que tenía y moverlo a un lado pero ya que no le dejaba otra opción...
Sus manos se posaron inocentemente sobre sus
caderas dispuestas a cargarlo pero cuando Jae sintió la dermis de su novio
sobre sus jeans se quedó muy quieto, de modo que Changmin solo tuvo que reposar
su mentón sobre su hombro para decirle, “Cariño, se que quieres compartir tu
popcorn conmigo y experimentar el tan usado cliché de nuestras manos cogiendo
la misma palomita pero nuestro romántico momento va a ser interrumpido por mi
estómago hambriento.”
“Sólo compra tus palomitas ¿quieres?” le
empujó mientras iba con su bandeja hacia la fila que ya ingresaba a su sala y
las mejillas bastante encendidas.
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“Fue sin duda la película con más bajo
presupuesto que he visto en mi vida, es decir ¡era tan monumentalmente falsa!”
Changmin largó una carcajada al escucharle.
La verdad es que se había asustado un poquitito.
No que fuera admitirlo, claro.
El camino de vuelta a casa no fue tan
silencioso como la ida. Jaejoong no paraba de hablar de lo pobre que era la
trama en general. Y la adicción de los espectadores de hoy en día por lanzar kétchup
o partes humanas en tercera dimensión.
En realidad, ese Jaejoong parlanchín y
relajado no le desagradaba del todo. Es más...como que le gustaba.
Subieron al elevador algo cansados. Habían
sido casi 10 cuadras de caminata y ninguno de ellos era tan atlético que
digamos. Solo habían nacido con la contextura de Da Vinci.
“¿Vives aún con tu madre y no se pone ahm –especial–
cuando te haces tan tarde?”
“No realmente ¿es muy tarde?”
De que estaba oscuro, lo estaba. Pero no había
revisado su BB desde hace buen rato.
¿Cuánto habría demorado la película?
“No del todo son las 9,” se apresuró a
responderle Kim con su móvil en las manos.
Rebuscaba su bolso por sus llaves sin mucho
éxito.
“Argh siempre lo mismo,” renegó.
Changmin solo sonrió.
“Eh, dame, dame no te desquites con tu pobre
bolso que él no tiene la culpa de que su dueño no pueda ubicar sus llaves ¿Qué no
tienes un bolsillo en donde siempre lo pones o algo?”
“¡Sí! Pero siempre busco algo y muevo todo y...
¿la encontraste?”
“Acá está.”
“Argh,” se la quitó de las manos.
Entraron a su departamento con un Jaejoong aún
resondrando a su llave y un Changmin cada vez más cómodo con su personalidad
tan peculiar.
“Ponte las pantuflas ¡eh!”
“Lo haré, lo haré su majestad,” bromeó sentándose
sobre el escalón que había en la entrada para descalzarse.
Jaejoong solo pasó por encima de sus piernas
largas desparramadas en su camino hacia su habitación, “no voy a gastar mi
saliva discutiendo contigo,” le dijo.
“Eh ¿A dónde vas?” le preguntó calzándose ya
las pantuflas.
Jaejoong no le respondió.
Changmin volvió la vista a la puerta.
De pronto sintió esa sugestionanate sensación
de que un asesino serial estaba detrás de él. Un departamento silencioso podía
ser muy aterrador y por el amor de dios Jaejoong tenía razón: era toda una
niñita.
Así que con la autoestima en el piso se lanzó
pasillos adentro en busca de su novio.
Empujó la puerta de la habitación del
susodicho y lo encontró sin el abrigo, descalzo y con el pijama sobre su cama
dispuesto a cambiarse seguramente.
“¿Te importa? Quiero cambiarme,” le dijo con
las manos en su remera en un claro gesto de querer quitársela.
“¡Oh vamos! Prácticamente todo lo significante
que tenía que ver ya lo he visto,” le dirigió una significante mirada a su
entrepierna.
Las mejillas de un muy avergonzado Jaejoong se
tiñeron de un rojo muy concentrado.
“Además no tienes nada de lo que preocuparte,
no bateo de tu lado.”
Y aquello era todo.
¡AQUELLO ERA TODO!
Sinceramente en todos sus años de vida nunca
había conocido a una persona que fuera capaz de sacarle de sus casillas de la
manera que Changmin hacía.
¡NUNCA!
¿Acaso el hijo de puta estaba juzgándolo?
¿Se creía más porque tenía las preferencias
sexuales que la sociedad indicaba?
¡Oh no!
Dejaría que cualquiera lo mirara en menos, se
la sudaba, el resto de gente le importaba una mierda. Pero no Changmin ¡No
Changmin! No porque el gusano significara algo para él. Sino por eso mismo ¡Era
un gusano!
¿Cómo podría mirarlo en menos?
Simple. No podía, joder. Le haría tragarse su
masculinidad y avergonzarse tanto de sí mismo hasta las lágrimas.
¿Que no bateaba de su lado?
Iba a ver si decía eso luego de que hiciera lo
que haría.
Eso sería por su dignidad tan magullada y su
pisoteado orgullo.
Sus manos sostuvieron con decreciente pudor
los costados de su remera y envuelto en su impulsividad y rabia se quitó la
prenda por encima de la cabeza.
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JAJAJAJÁ. Sé que algunas de ustedes
estaban queriendo asesinar al ratoncito y por eso lo chotié en este capítulo.
Espero les haya gustado :D
Quiero más... quiero más ¡Ahora! ;O; Ahora, ahora, ahora... ¿Que pasará luego?