Número uno

;___; NO SÉ WAY NO ME GUSTA NO ME GUSTA

No me gusta nadita ;_____; Disculpas públicas a la sociedad? ;___;

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Eran muchos los momentos en los que ChangMin se quebraba.

En los que se permitía apretar la mandíbula para acallar sus sollozos en la almohada de su cama mientras sus mejillas se empapaban irremediablemente.

Mirando de reojo a esa otra cama contigua en el que descansaba su Yunho, rogándole al de allá arriba porque sus sollozos no lo despertasen.

Muchos, los momentos en los que su cuerpo tiritaba de frío aun cuando tuviera muchos edredones cubriendo su cuerpo.

Pero muy pocos en los que se permitía mostrar su debilidad de forma pública.

En los que dejaba ver al verdadero Changmin que habitaba en su rota alma, ese pequeño niño colmado de inseguridades que no podía lidiar con la nostalgia, como tanto le había jurado a su líder, podría.

A su roto hyung.

A su pobre compañero de banda Jung Yunho y ahora su todo...

Porque sabía que el mayor cargaría culpas que no merecía si le admitía que los extrañaba tanto pero tanto, que se sentía morir.

A cada que escuchaba una risa pronunciada, un rap o un mal chiste.

No, el no podía decirle. No podría jamás.

No sería justo.

Aunque a veces el nudo en la garganta fuera mucho tan grande que no podía ingerir alimento alguno o siquiera respirar.

No él no podría decirle que la cruz que cargaba estaba destruyendo su alma en pedazos.

Él solo podía sonreír.

Porque todo aquellos sentimientos tan duros que hostigaban su pobre alma no eran indiferentes a Jung. El muchacho los vivía en carne propia.

¿De qué serviría llorarle a gritos sus penas?

¿De qué le serviría contarle de las pesadillas que le acechaban cada noche?

Si no podían hacer nada al respecto.

¿Cómo podría ser tan egoísta para sacarse todo aquello de pecho y lastimar aún más a su ya tan golpeado lucero del día a día?

Las cartas ya estaban puestas sobre la mesa y lo único que le quedaba por hacer a esas alturas era limpiarse las gotas salinas de las mejillas y ser fuerte. Ser fuerte por sus 5 corazones. Aunque doliera mucho más de lo que su voluntad podría soportar. Tendría que serlo. Por casiopeiia. Por sí mismo. Y sobre todo por aquel líder al que amaba más que a nada en este mundo. Ese que aún ahora no podía ver una fotografía o escuchar una canción sin creerse estúpidamente culpable. Ese que tenía las mandíbulas contraídas de la profunda concentración.

De la presión de tener que llenar tres grandes vacíos que eran simple y sencillamente irremplazables.

De la ansiedad de no dejar que el nombre de Dong Bang Shin Ki fuera olvidado. Ese nombre que ama tanto y por la que ha entregado su vida.

No. No lo haría.

Soltaría sus lágrimas una a una en el silencio.

Tomaría un fuerte respiro y le juraría a Dios que tomaría muy fuerte la mano de su hyung. Que le daría la fortaleza que a los dos les hacía falta. Le haría cerrar los ojos y olvidarse de todo. Olvidarse del dolor y juntos recordarían entre sonrisas lo que alguna vez fue compartir un escenario con otros tres idiotas y ver en sus ojos el orgullo, la autorrealización de ese sueño compartido.

Y no se arrepentirían jamás de ese pasado idílico.

Atesorarían esos recuerdos. Los abrazarían muy fuerte y serían aquellos más bien su motivo para seguir.

Porque aunque ahora tuvieran diferentes caminos.

El destino aún seguía siendo el mismo. Ese por el que pelearon y lloraron en el hombro del otro.

Ser los número uno.

Porque Changmin estaba seguro que en ese punto final serían capaces de verse cara a cara de nuevo.

Serían capaces de tenerse de nuevo.

Y entonces podrían dar vista atrás y no tener un solo arrepentimiento.

No importaba si aquel momento luciera tan dramáticamente distante en el presente.

La vida no era un cuento de hadas. Changmin al menos agradecía haber sido capaz de encontrar a su príncipe.

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AAAAAAAAEEEEEEAAA... ME ODIO