That polite vampire

Sí hay varias cosas que aun no he dejado en claro de este capítulo. Es algo que sabrán mas adelante. No puedo explicarles aun que sucedió en el hueco en la memoria de Jae.

El primer especial lo colgaré entre esta semana. :D

“Para” le lloré.

“Por favor...”

“No-no volveré a...a hacerlo” le juré tratando de contener las lágrimas de la impotencia.

Del asco.

Lo odiaba.

Lo odiaba con todas mis fuerzas.

Con mi alma.

Era tan repulsivo.

Sentirle tocando partes de mi cuerpo que nunca antes nadie había tocado.

Y saber que disfrutaba haciéndolo. Me hacía sentir tan sucio.

Su mentón se apoyaba sobre mi hombro mientras me narraba al oído las reacciones que mi cuerpo iba teniendo.

Y que a cada segundo me hacían sentir más y más humillado.

Me hacía una idea de cómo sería todo esto.

Por eso cuando le sentí empujarme boca abajo sin el menor cuidado.

Mi alma se rompió en mil pedazos.

Mi cuerpo se convulsionó del terror, la ira y toda esa miscelánea de cosas que jamás creí llegar sentir por alguien.

Entonces algo rugió desde mi interior.

Y luego todo se volvió muy oscuro.

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Guardará las distancias – decía la nota que yacía sobre mi mesita de noche esa mañana que desperté bien vestido y arropado entre mis sábanas.

Un par de golpes sonaron desde la puerta.

Me alarmé.

Arrugué el papel y lo escondí debajo de mi almohada.

“Adelante,” grité.

Mi nudillos se pusieron blancos al ver al mismísimo Jung Yunho asomarse tras la puerta.

Traía un extraño moretón en la quijada.

Y la ceja rota.

Se acercó hasta donde estaba sin decirme siquiera nada.

Los recuerdos de la noche pasada me golpearon las sienes.

Y mi cuerpo se tensó al tiempo en que mi garganta gritaba, “¡no!”

Sus pasos se detuvieron. Sus gestos se endurecieron y una de sus manos fue a sus frente mientras la otra se posaba en su cintura.

“Mierda,” masculló., “lo siento...yo...yo no sé lo que...lo siento. No debí hacerlo, no fue correcto, perdí el sentido...te hice daño. Yo...estaba muy celoso de todo eso que le entregas a ella y pensé, en mi total frustración, que si te hacía probar un poco de lo que podía darte...entonces. No volverle a hacerlo. Lo siento”

“¿Esperas que te diga no ha pasado nada o algo por el estilo?” le pregunté, quería herirlo de alguna forma.

Necesitaba darle en donde más le doliera.

Y así asegurarme que no se atrevería a tocarme de nuevo.

¿Pero cómo podría hacerlo?

Como podría un simple humano contra un vampiro.

Algo si tenía seguro, prefería morir a pasar por lo que pasé la noche pasada.

“No.” me respondió.

“Entonces debes saber que justo ahora quiero partirte la cara ¿no? así que te agradecería que te largaras de mi vista.” siseé.

Me miró

“En realidad ya lo hiciste ayer pero podría soportar un par de golpes más...lo merezco”

“¿Qué?”

Sus ojos amarillos me miraron con ¿agonía?

“Él no volverá...”

“¿Qué?”

“No de esta forma...”

“¿Qué?”

“Tú...” su aliento chocó contra mi frente

¿EN QUÉ MOMENTO SE HABÍA ACERCADO TANTO?

“¿De-de qué hablas?”

Los costados de sus labios se curvaron hasta que formaron una sonrisa.

Apenas una pequeña que adornaba ese rostro perfecto y le daba el toque embelesador que no puedo negar me quitó la respiración.

El enojo, la indignación o lo que fuera que había sentido hasta segundo atrás se esfumaron mirando ese par de amatistas.

Sintiendo esos suaves dedos deslizándose por los costados de mi rostro con tanta devoción que los colores se me subían al rostro.

“Youngwoong,” me llamó, “te quiero...”

Una parte de mí reaccionó a sus palabras, una parte muy pequeña de mí le dijo, “no.”

Una muy diminuta parte de mi consciente intentó poner mi mano derecha entre nuestros cuerpos como barrera.

Pero esa languideció cuando él la tomó entre sus manos y besó el dorso.

Fui incapaz de apartar mis ojos de la imagen que tenía en frente.

De ese par de labios rosáceos que susurraban contra la piel de mi mano, “no volveré a tocar parte alguna de este cuerpo si no se me permite.”

Sus ojos amarillos brillaban de una forma diferente ¡Lo juro!

No era el bastardo que odiaba.

En ese momento era todo menos Jung Yunho EL VAMPIRO que me tenía amordazado en mi propia casa.

En ese momento era un alguien que obedecía todo lo que la hermosa persona que tenía enfrente le dijera.

Así que cuando su nariz rozó la mía.

Y sus manos volvieron a tomarme de los maxilares para acomodar mi rostro hacia el lado contrario al suyo.

Sólo pude suspirar y cerrar los ojos, temblando de arriba abajo.

“¿Me permites?” su voz sonó en apenas un susurro.

Y mi cabeza simplemente se movió de arriba abajo.

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