That charming vampire.

Un pequeño personaje más en la historia. Espero guste. Dedicado a mi omma. Traté de hacer este no tan chiqui pero la mía inspi alcanza para 7 páginas máximo xD.

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Tenía el estómago hecho un nudo.

La moral en el piso.

Y la dignidad...

Mi dignidad se había ido a ciniquilandia sin planes de retorno, a lo menos no próximos que yo supiera.

Mierda...

Esto no iba bien.

Su respiración me golpeaba la mejilla derecha.

Y el calor que mi cuerpo irradiaba en mucho no ayudaba.

¿Qué estaba haciendo?

¿Qué demonios estaba haciendo?

Los ojos amarillos se acercaban.

¡SE ACERCABAN!

Se fijaban en mis temblorosos labios como si supieran exactamente lo único que hacía falta para anular la poca cordura que aún me quedaba.

Y ¡por el amor de Dios! estaba funcionando.

“Youngwoong...” suspiró prácticamente contra mis labios.

Y a mí me importó un bledo recordarle que aquel...no era mi nombre.

Le esperé con los ojos cerrados, temblando y colmado de ansiedad.

Esperé por ese primer y muy suave contacto.

Él fue frio y a la vez cálido, sutil pero demandante.

Fue todo lo que alguna vez se puede imaginar de un primer beso.

Aunque irónicamente no lo fuera para ninguno de los dos.

Con los toques exactos de adrenalina y pasión para hacer del momento uno memorable.

Como una pequeña capa de algodón cubriendo con total delicadeza la piel de mis labios, sus labios acariciaron los míos.

Se hundieron de un lado sin prisas mientras sus largos dedos sostenían mi rostro para movilizarlo a su merced y poder probar así cada rincón de mi boca.

Suspiré.

Mi uñas se hincaron en el colchón mientras sentía como poco a poco su lengua ingresaba en mi boca y acariciaba la mía en los puntos necesarios para hacer que mis traicioneras manos abandonaran las sábanas y subieran de a pocos a sus hombros.

Se hundieran en los huesos de su espalda y se aferraran ahí con las garras.

Y casi por instinto.

Sus brazos bajaron a mi cintura y se cerraron en torno a ella con cierta fuerza.

Me apretujaron aún más contra su pecho mientras cerraba también los ojos.

Sentí cómo poco a poco su cuerpo se acomodaba mejor al mío y el beso que aún compartíamos se intensificaba.

Aparentemente de pronto no necesitaba oxígeno en mi vida.

Estaba muy lejos de sentirme mínimamente ofuscado.

Y siendo sinceros llevaba considerables minutos degustando sus labios.

No me tomen a ma, no era como si deseara que terminara.

Mentiría si dijera que quería terminarlo. Aunque hubiera debido.

Mentiría también si dijera que tenía nula conciencia de lo que hacía. Aunque me hubiera gustado poder decirlo.

Pero también deben saber que en efecto sobre mi cuerpo actuaba un algo más esa mañana.

Un algo que hacía que el ser de ojos amarillos perdiera el aliento por las acciones de mi cuerpo.

Era el ser que dormía en mi interior.

Youngwoong.

Él que no me comunicaba nada con palabras.

Sino con descargas eléctricas.

No podía escucharle en mi cabeza.

Pero podía sentir a flor de piel todo lo que él sentía.

Podía reaccionar como él lo hacía.

Sentía un hueco enorme abrirse en mi pecho, una especie de nostalgia que invadía mi corazón al sentirme en sus brazos.

Al saberme entregándome a sus brazos.

Esa que me hacía aferrarme a sus hombros. A su espalda y a cualquier parte de su cuerpo que le hicieran a esa cosa dentro de mí que era Jung Yunho lo que sus manos tocaban.

Su peso me obligó a recostarme sobre la cama de a pocos.

Una de sus manos me tenía sujeto de la espalda para recostarme con total suavidad sobre las sábanas.

Sus labios no abandonaron los míos en ningún momento no entendía casi nada de lo que pasaba. Sólo que le besaba.

Le besaba y le besaba.

Y es que sus besos me succionaban la cordura.

Me dejaban con un hormigueo sobre la base del estómago.

Y pleno carbón ardiente sobre las palmas.

Quería tocarlo.

Quería delinear cada centímetro de su piel aterciopelada con mis manos hasta encontrar alguna imperfección.

Y así despertar del trance embelesador en el que me hallaba sumergido.

Porque si esto seguí como iba.

Cruzaríamos el punto del no retorno.

Y como si por primera vez Dios hubiera escuchado mis plegarias.

El sonido de los cristales de la ventana de mi cuarto hacerse añicos. Nos alarmaron.

Pude ver una sombra sobre el marco de la ventana.

Escuché el claro rugido de Yunho envolverme con uno de sus brazos por la cintura y la frialdad de su pecho me erizó los vellos de la espalda.

Un par de luces amarillas brillaron desde el otro lado de la oscuridad.

Aguanté la respiración.

“¿Yunho?” le llamé con miedo.

El sólo me apretó mucho más contra su pecho mientras me susurraba, “no pasa nada...”

“Tanto tiempo sin verte,” la voz ronca se dejó escuchar desde algún lugar de mi habitación, “Yunho-ah.”

“¿Qué haces aquí?” Yunho gruñó, me tenía demasiado sujeto y empezaba a lastimarme.

“No mucho. Me enteré por ahí que habías abandonado tu guarida de pronto y me picó la curiosidad ¿Qué sería lo suficiente bueno para hacer mover tu pequeño trasero del lugar en el que has permanecido tanto tiempo?”

“¿Y bien?”

“Oh vamos tu historia no es un secreto para nadie,” la voz sonó llena de desprecio y a mí de pronto me hirvió la sangre, “eres probablemente el único de tu clase, ninguno de los anteriores intentos tuvo frutos pero el pecado igual fue sancionado,” sonrió, “que te puede decir, supongo que nadie puede subestimar la sangre real...nadie puede creer que Youngwoong haya sido tan estúpido tampoco...”

Las fauces de Yunho profirieron un sonido desde dentro.

Y por tan solo un momento la voz guardo cauteloso silencio.

“¿Es que no planeas presentarnos?” la voz habló de nuevo.

Sentí una ráfaga de viento sobre mis mejillas y de pronto tuve al par de amatistas a escasos centímetros de mi cara.

“Mi señor ha pasado tanto tiempo,” me saludó.

Yunho fue rápido.

Me tiró de un lado mientras tomaba de los cabellos al otro vampiro y se preparaba para desnucarlo.

Yo cerré los ojos esperando el golpe contra el piso de madera de mi habitación.

Pero un par de brazos me recibieron en su lugar.

Grité.

Yunho volteó a verme por el rabillo del ojo mientras comprobaba que la figura a la que hacía trizas era una simple quimera.

Y el verdadero objeto me tenía a su merced entre sus brazos.

“No voy a decirlo dos veces...quita tus sucias manos de él” su voz sonaba aterciopelada como siempre.

Pero el tono de su mirada no decían exactamente lo mismo.

“Yunho-ah ¿en serio crees estar en posición de pedir algo?” se rió, yo forcejeé como pude, “Mi señor le agradecería que se quedara tranquilo el olor que emite su sangre es algo bastante difícil de tolerar...”

Su nariz se hundió entre mi hombro y cuello.

Mi cuerpo tembló.

Cada cristal que había en mi cuarto explosionó.

Mi nuevo centinela lanzó una carcajada, “no tienes que ser tan territorial, mi señor nunca te ha pertenecido en realidad.”

“Te dije que no lo repetiría dos veces, Siwon...voy a matarte y voy a tomarme mi tiempo.”

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Hasta el próximo domingo :D