Chicocas. Acabo de terminar este y me
dije para que hacerlas esperar cuando ya lo he terminado. El hiatus aún esta en
pie. Esto ya lo tenía bastante avanzado. Hasta el 6 de mayo :)
E special 1.
Fue una tarde
de abril cuando Jung Yunho, de apenas 22 años de edad, lo supo.
Supo que iba
morir.
Que le
restaba a lo mucho un año más de vida. Trescientos sesenta y cinco días que
iniciarían su cuenta regresiva ni bien abandonara las instalaciones del lúgubre
hospital en el que se trataba.
Y aunque a
decir verdades la noticia supo dejarle la mandíbula en el piso.
Yunho estuvo
muy lejos de experimentar algún tipo de sufrimiento por el veneno que recorría
silenciosamente su cuerpo. Podría decirse incluso que de alguna manera...se
sentía agradecido.
Los escasos
meses que le restaban por sobrevivir se resumían a 12.
Apenas 12 más
en los que batallar con la anarquía de su nación y la hambruna de su pueblo.
No tenía
padres.
Había sido
abandonado a las puertas de la catedral con apenas 3 meses de nacido, como
muchos otros. Y aún cuando había cumplido la mayoría de edad hace mucho, no
había formado familia. Cada vez quedaban menos mujeres y las que habían se
resguardaban en las iglesias de la desesperada población masculina.
Ya que los
hombres no eran bienvenidos en los centros de oración, no después de que
cumplieran los 14 años.
Y dada la
hambruna y la falta de trabajos la gran mayoría de ellos se enlistaba en el
ejército...o simplemente se quitaba la vida.
Aunque las
últimas dos para Yunho siempre habían significado lo mismo.
Era sabido
por todos que los más jóvenes eran usados como carne de carnada.
Y tenía bien
presente que su generación era probablemente la única que quedaba.
Yunho vivía
del robo.
Tenía un
cuerpo atlético y consistía en su única forma de hacerle llegar algo a su
famélico estómago cuando se daba la oportunidad.
Las calles de
parís eran un infierno y solo un loco hombre adinerado o uno muy borracho, se
atrevería a poner un pie en ellas sea a la hora que fuera.
Pero ahora
que su futuro se tornaba de esta manera.
Decidió que
no pasaría sus últimos meses de vida robando las migajas del pan que a algún
otro se le caían. A lo menos en el ejército te proveían de alimento.
Y esa era
quizás la mayor razón por la que los hombres se enlistaban masivamente.
Es así como
dos mese después vestía el uniforme militar y gracias a las muchas habilidades
que poseía le mandaban en uno de los barcos a la guerra contra Rusia que
acababa de estallar.
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Su famélica
garganta ardía.
Necesitaba
enterrar sus colmillos y consumir la sangre de alguno de esos humanos pronto o
se volvería loco.
Pero estaba
muy débil.
Tenía varios
huesos rotos y por la escasez de alimento vital en su organismo, estos no
sanarían pronto.
Youngwoong se
apoyó en el gran y musgoso árbol a sus espaldas respirando a bocanadas por
entre sus filudos colmillos.
Si se movía
correctamente no necesitaría de mucho esfuerzo para arrancarle la cabeza a tres
de ellos por segundo.
Los contó
desde su posición allá arriba.
Había unos
trece. Supervivientes de guerra supuso al verlos uniformados.
Ok, punto en
contra. Sabían cómo defenderse.
Pero ¡hey!
aun contaba con el elemento sorpresa. Él tenía colmillos y capacidades que
desafiaban la imaginación.
Su cabeza se
inclinó a un lado mientras maquinaba como abordar la situación.
Podría atacar
al chico más alto y corpulento primero. Inmovilizar al que estaba enfrente. Y
desnucar al más próximo de la derecha antes de que pudiera darse cuenta
siquiera.
Podría
también romperle los huesos al de la izquierda y alcanzar con sus garras al pelirrojo
de su costado.
Para ese
momento, quizás, ya los otros ocho estarían en alerta.
Así que tendría
que esconderse entre el bosque para evitar un contacto directo. No en sus
condiciones.
Probablemente
tendría también que refugiarse en lo alto de los disparos ciegos que se
desatarían producto de la desesperación.
Alargaría la
espera hasta que dejaran de disparar y hubieran gastado prácticamente todas sus
cargas.
Y ahí
iniciaría el segundo asalto.
Se tiraría en
picada.
En su actual
estado inmovilizaría a lo mucho a seis de ellos, y siete era todo lo que
necesitaba.
Así que
cogería al bajito pero corpuloso moreno, que restaba, de espaldas, le rompería
el cuello en cuestión de segundos. Y se abalanzaría sobre su verdadero
objetivo.
El de piel
más morena, cuya esencia le dilataba las pupilas de solo imaginar el delicioso
manjar escarlata que corría por sus venas y arterias.
Luego los
demás podrían irse por mucho a la mierda.
Youngwoong sonrío.
Deberían
sentirse agradecidos de la misericordia que les tendría – pensó.
O al menos hasta
que sintiera hambre de nuevo y volviera para banquetearse a un par de ellos.
Pero los
segundos pasaban y sus zafiros dorados solo analizaban con frialdad la pequeña
discusión que tenía lugar.
El líder, o
el que se había autoproclamado como tal, discutía con su cena acerca de la posible existencia de alguna fuente
mineral.
Y los demás
le respaldaban.
El grupo no debía
separarse y estuve solemnemente de acuerdo con ellos aún cuando ni siquiera se
imaginaban lo que le esperaba.
Pero el tal
Yunho insistía.
Que de nada
les serviría morir juntos, lo que irremediablemente sucedería si no iban en
busca de agua y alimento.
Punto que
también tenía mucho sentido, a decir verdades.
Pero no
pareció convencer al puñado de soldados que solo susurraban entre ellos y
criticaban con la mirada sin atreverse a hablar.
El moreno se
cansó de pedir después de algunos minutos.
Y se aventuró
a dejar el grupo e ir en busca de agua. Y aunque dejó en claro que no le
molestaría alguna compañía nadie le siguió.
Su olor le
golpeó las vías respiratorias por una corriente de aire y su faringe se
contrajo de sed.
Los ojos
amarillos del vampiro brillaron con curiosidad.
Saltó de un
árbol a otro hasta que al fin sus botas tocaron la tierra húmeda de aquel
bosque.
El humano
siguió adentrándose en el bosque deteniéndose de tanto en tanto para observar
los troncos de los árboles y dejar unas marcas que trazaran el camino de
vuelta, sin saber que no volvería a recorrerlo.
Media hora de
caminata después localizó un lago.
Las comisuras
de sus labios se curvaron mientras tiraba su cuchilla a un lado y se quitaba
las ropas para zambullirse, dejándose a total merced del vampiro detrás de él.
¿Cuánto le
tardó tener la punta de sus colmillos sobre la epidermis de aquel humano?
Un segundo.
Quizás dos.
Yunho no tuvo
tiempo ni para lanzar un grito.
El alarido murió
en su propia laringe.
Y el miedo le
contrajo las vísceras.
“Hola,” una
voz rasposa le saludó contra la piel de su cuello.
Intentó
zafarse.
Le
fracturaron la muñeca como castigo.
“No quiero
hacerte daño, así que no me obligues a hacerlo,” le dijo la voz de nuevo.
Los ojos del
soldado exploraron sus vías de escape.
Youngwoong
profirió una carcajada.
“No va a ser
tan fácil,” se burló, “sino tuviera tanta hambre quizás me divertiría contigo
un poco pero lastimosamente no es el caso.”
Youngwoong le
dobló aún más la muñeca y el sonido gutural que abandonó la garganta del humano
le hubiera puesto la piel de gallina a cualquiera.
La criatura
le tenía atrapado. No podía moverse a voluntad. Y luchaba enrabietado con sí
mismo.
Las frías
manos ajenas le tocaban.
Más que de
alguna forma morbosa.
Sorprendidas.
Como si
analizaran cada pequeña curva de su fornido cuerpo, embelesado.
El olor que
desprendía le sofocaba.
Apretaba las
mandíbulas con fiereza para no lanzarse contra los músculos de ese cuello
moreno. Porque no quería degustarlo solo una vez.
Y tenía la
certeza de que en el pequeño instante en el que sus colmillos tuvieran contacto
con su torrente sanguíneo no dejaría de alimentarse hasta haberle absorbido la
última gota.
Sus manos le
tomaron del pelo sin cuidado y le tiraron la cabeza hacia atrás.
Yunho gruñó
del dolor y la indignación.
Sus ojos se
clavaron desafiantes en los indiferentes amatistas del vampiro.
Y en ese
pequeño instante...el mundo se detuvo.
...by Kimmy_lin.
O.O omg mori mori... hahaha youngwoong fue atrapado x yunho desde el comienzo.. pero debemos decir q tiene muuuuy buen gusto xD
u.u bueno no importa si sigues en hiatus ame este especial ^^
gracias x etiketarme x fb