Dedicado a katsurag ♥ Me salió escuchando camila.
Será un two-shot tal vez un three-shot. Espero te guste preciosa.
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La luna se
expone en lo más alto del oscuro cielo mostrándose imponente y firme. En noches
como esta mi cuerpo se relaja, dejándose envolver por la soledad de las calles
y mi propia alma.
No he tardado
en cogerme el coche y conducir hasta el night-club más cercano. El silencio me
sofoca...y es que inevitablemente pienso en ti.
Llegué en
menos de 15 minutos.
La música
ensordece mis sentidos. Para cuando he entrado en el lugar propiamente después
de dejar mi coche en el estacionamiento, ya no hallaba todo el ruido molesto. Me
dirigí a la barra, ignorando las invitaciones de toda “señorita” en el camino.
Le mostré mi
carnet de membrecía a uno de los mozos y me dirigieron a la parte VIP trasera.
Suspiré al ver la cantidad de botellas sobre la mesa. Y tomé asiento en uno de
los muebles que daba para los grandes ventanales que dejaban ver la nocturna
Seúl repleta de publicidad y luces psicodélicas.
Pasó buen
tiempo.
Buen...buen tiempo.
Acompañado de
recipientes de vidrio que iba vaciando. Iba por el noveno, o quién sabe tal vez
decimo u onceavo vaso, me vertía de un sorbo el líquido alcoholizado en mi cavidad
bucal. La solución iniciaba su recorrido quemando cada conducto a su paso, me
hundía en la inconsciencia más patética.
El control
motor lo había perdido copas atrás y mantener el equilibrio aún estando sentado
sobre aquel sofá empezaba a hacerse complicado.
Pero que
mierda importaba ¿no? Si no te tenía a mi lado...
Las cosas simplemente
perdían razón de ser. Todo se devaluaba y mi insignificante vida no tenía más
remedio que incluirse en el grupo. Hice un máximo de mi esfuerzo para lograr
tomar la botella de whiskey casi vacía entre mis manos, listo para beber el
contenido sobrante de pico cuando alguien me arrebató la botella de las manos.
Tirándola por
algún lado, produciendo el ruido característico de los pedazos de vidrio haciéndose
añicos al impactar en el suelo.
- ¿Hasta
cuándo, hyung? ¿Cuándo pararás? – la voz de algún sujeto me reventaba los
tímpanos.
Un momento
¿Hyung?
- ¿Minnie? –
cuestioné tratando de ponerme en pie, cayendo abruptamente de rodillas
- Mierda, Jae
– te escuché decir, para que luego me subieras a tu espalda.
Las voces, la
música y el pestilente olor a cigarrillos me producían una fuerte jaqueca. El
estomago se me revolvía a cada paso que dabas.
- Bájame – te
exigí, mi voz sonaba tan distorsionada que me empezaba a dar vergüenza que
fueras justamente tu quien me encontrara en este estado.
- No estás en
posición de pedir ni mierda – gritaste
Yo comencé a
golpearte para que me bajaras, ¿es que no entendías que no quería tu ayuda?
- Puedo caminar
solo – te grité
Algunas
personas atendían la escena que estábamos protagonizando claro que disimuladamente
la expresión de enojo dibujada en tu rostro era suficiente advertencia
- Bien –
dijiste después de algunos segundos soltándome de pronto
Me caí de
bruces al piso y me golpeé la cabeza.
Sujetaste mi
muñeca con demasiada fuerza para impedir que el golpe fuera dramático y me volviste
a alzar con un solo brazo, me quejé pero no suavizaste el agarre, en cuestión
de segundos ya estábamos frente a tu auto.
- Entra – me
ordenaste, tu tono de voz me decía claramente que negarme seria en vano
- Tengo mi
propio auto... – te dije o traté de decirte
- No puedes
manejar así ¡ENTRA!
Pero me
conoces nunca me ha gustado recibir órdenes y peor aun cuando iba borracho.
Pateé la
portezuela como pude y la cerré.
- Oblígame...
Suspiraste
enervado, me empujaste sin cuidado y volviste a abrir la puerta.
- No te he
pedido que entres, Jaejoong... ¡te he ordenado que lo hagas!
Retrocedí un
paso cuando te vi acercarte.
- Y yo te he
dicho que no lo haré – volví a decirte tercamente.
- He venido a
llevarte a casa – me dijiste mucho más cansado.
La cólera me
devolvía poco a poco la lucidez.
- Lo siento
pero yo...yo no te pedí que lo hicieras – retrocedí poco a poco mientras me volteaba
y caminaba a pasos largos de vuelta al bar
Aporreaste la
puerta del auto mientras me gritabas que volviera pero yo seguía caminando.
Cuando de pronto.
Sentí tus
manos tomarme bruscamente del brazo y tirarme devuelta al aparcamiento. Grité.
Pataleé cuanto pude y aún en mi total enervación e indignamiento intenté
golpearte para que me soltaras. Y quizás fue esa la gota que colmó el vaso.
Me plantaste
tal manazo en el pecho que por poco me mandó al piso. Realmente lo hizo pero
llegaste a sostenerme a tiempo. Yo me largué a llorar. Me deslicé de tus brazos
al pavimento y caí suavemente de trasero. Me miraste asustado, el enojo se te
fue al instante. Intentaste disculparte me miraste prácticamente desesperado y
te llevaste las manos a la cara mientras sacabas tu celular...seguramente para
llamar a Yunho.
- No – te
dije – ni se te ocurra...por favor – sollocé.
Me miraste
con gesto indescifrable mientras asentías y me decías con la voz rota que
entrara en el auto.
Tiempo más
tarde (no podría asegurar si fueron minutos u horas después de todo me quedé
dormido), tu carro aparcaba en algún otro estacionamiento y me ayudabas a
levantarme para conducirme hacia el elevador.
- ¿Donde?
- Mi
departamento... – me respondiste
Con algo de
dificultad logramos llegar a tu departamento me condujiste hacia tu habitación
y me dejaste caer sobre la cama. Me quitaste los zapatos y los pantalones y me
cobijaste en total silencio.
- Tengo sed –
te dije avergonzado.
No me
respondiste solo me miraste con ese claro gesto que decía “no sé que voy a
hacer contigo” Yo solo bajé la cabeza mientras te veía salir de la habitación.
Y entonces lo
vi.
En uno de los
rincones de la habitación a oscuras...el retrato claro de la mujer a la que
tanto he amado. Sonriendo para el lente de una cámara. Fijando sus ojos claros
en mí...como antes de que muriera. De que me dejara...
Me arrastré
como pude para alcanzar el objeto. Tomándolo con cuidado entre mis dedos
mientras mis lágrimas irremediablemente caían de nuevo.
Entraste
justo en ese momento.
Y la bandeja
que cargabas con agua y algo para meterme en el estómago cayó al piso. El vaso
se quebró y miraste con absoluto horror al recuerdo de la persona que
descansaba entre mis manos.
- No lo hagas
– me dijiste – no llores, no la recuerdes, déjala ir.
- ¿Por qué?
Deberías sentirte agradecido de que alguien ame a tu hermana de esta manera
- ¡Pues no es
así! ¿Cómo piensas que voy a sentirme bien al ver como destruyes tu vida a
causa de una persona que ya no existe? ¡Ella se fue! Nos dolió a todos, pero
seguimos. Porque tuvimos que seguir, así es la vida. Tenemos que seguir
adelante...tienes que seguir adelante.
Pero no te
escuchaba...no quería escucharte
- No lo
hagas...Jaejoong
Todo se
nublaba.
Tu silueta
perdía forma.
La
habitación.
Y en mi mente
sólo tenía clara esa sonrisa angelical.
- Jae... ¡Jaejoong!
Me
zarandeabas. Me dolían los hombros pero no llegaba a ubicarte.
- Quédate no
me hagas esto. Por favor...
- Mi...min – intenté
llamarte, empezaba a sentir tus brazos envolviéndome...tu calor.
-
Mírame...estoy aquí ¡Esto aquí! – Dirigiste mis manos hacia tu rostro – siempre
he estado aquí...siempre estaré aquí hyung...yo...
Mi cuerpo
temblaba.
- Yo te
amo...
La oscuridad
volvió. La habitación, los muebles... El cuadro que había caído de mis manos al
piso. Sus toscas manos apretándome los brazos. Y ese par de ojos castaños
enrojecidos, desesperados.
Parpadeé.
La mano que
aún se mantenía sobre tu rostro te arañó las mejillas. Cerraste un ojo
adolorido pero no me alejaste...
- ¿Tú? ¿Me
amas?
Bajaste la
cabeza en silencio. Y tus lágrimas cayeron sobre el piso alfombrado de tu
habitación.
- Lo hago
hyung...te amo
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ahh parte 2, parte 2... no sé qué pasa pero todos estamos muy sensibles... o al menos varias de mis queridas escritoras están tan deprimidas como yo...
Gracias por subir este finc.. espero la siguiente parte..
Kisses