Ok, esto es lo único que he
podido hacer por mi cuenta. Sí. Yo solita. Atragantándome de la risa. Y
esperando que canciones a lo “lady marmalade” me ayudaran ¿por qué? porque la
ruca de clari me ha ignorado todo el fin de semana *llora desconsoladamente* ¡si
echen la culpa! e-e ella es la pervertida que se supone debe ayudarme cuando me
meto en rincones como este ù///ú. Y me daba vergüencita pedir ayuda a otra
persona ò///ó. Este es el
último especial. Y ya saben cómo iba a terminar así que no me odien mucho,
peace ♥
E
special
10
“Lo siento,”
fueron las palabras con las que Siwon hizo aparición desde las tinieblas
Los ojos
amatistas de Youngwoong le miraron indescifrablemente. Siwon se quedó tieso.
“¿Qué
hiciste?” preguntó en un hilo de voz
Youngwoong
no necesitó hablar. El cuerpo albo como la nieve del semi-humano tendido sobre
las pieles fue suficiente explicación.
“¿Tú lo...?
Pero...pero y la promesa de sangre que... Lamia y tú,” Siwon no podía articular
las palabras si quiera.
“Le prometí
que cuando Yunho muriera volvería con él...Yunho no ha muerto aún...no va a
hacerlo en muchas eternidades.”
“¡Estás
demente!” El rostro de Siwon denotaba horror puro.
La mandíbula
le temblaba. No sabía que mierda hacer. Quería huir no sin antes borrar toda
huella de que había sido testigo del neonato que Youngwoong había creado.
“Creo que ya
hemos esclarecido mi demencia cuando fui tras él.”
“Es que no
entiendes Youngwoong, esto ya no se trata solo de Lamia es el consejo. Está
prohibido y lo sabes. Solo es cuestión de tiempo hasta que vengan por ti. Van a
matarte.”
“Lo sé.”
“Pero...tú...”
“Tengo
sangre real Siwon...”
“¿Qué significa
eso?”
“Nada que
tengas que saber”
“Sabes que
tendré que avisar de esto al consejo ¿verdad?”
“Así te
arrancara la cabeza eventualmente sabrán la verdad. No voy a correrme, Yunho será
un híbrido pero vampiro al fin y al cabo. Si no daña a nadie no podrán hacerle
daño tampoco.”
“Tú...lo
tenías planeado, todo esto lo tenías planeado desde un principio.”
“Me gustaría
decir que sí.”
Siwon se
quedó en una pieza.
“¿En realidad
ése humano vale todo esto?”
“Creo que ya
te he dado respuesta a eso.”
---------------------------------
Al abrir los
ojos lo primero que dilucidó fue su hermoso rostro.
Sus
acaramelados ojos amatistas. Su aura aparentemente fría y la total calidez que
se cubría debajo de ella...
“¿Youngwoong?”
le llamó.
¿Acaso
estaba en el cielo?
No, si
Youngwoong estaba ahí no era muy posible dado su naturaleza.
Entonces ¿estaba
en el infierno?
Y si lo
era... ¿porque se sentía tan feliz?
Oh
claro...porque su vampiro favorito estaba con él.
Una parte
bastante estúpida de si mismo se preguntó si todo aquello no era más que un
tipo de alucinación previa a lo que en verdad le esperaba.
Pero un
dolor inusual a la altura de su cuello le hizo descartar la posibilidad.
¿Acaso
Youngwoong lo había con-?
No era
posible. Su mente algo mareada recordó sus últimas palabras “no puedo dejarte ir.”
¡Oh dios mío!
“¿Youngwoong
tú me...?” preguntó en un hilo de voz.
Y el aludido
tan arrogante como siempre sólo hizo una mueca que intentó decir “Yunho me moría de la angustia que bueno que
estés bien.”
Ok, el
neonato era muy consciente de que no. Pero no podía evitar hacerse ilusiones.
Intentó
incorporarse pero las manos del vampiro mayor lo detuvieron del pecho.
Usualmente
Youngwoong evitaba todo tipo de contacto innecesario, a menos que se muriera de
ganas, claro. Cosa que ya había sucedido...y mucho más de un par de veces,
ustedes han sido testigos. Por lo tanto instintivamente Yunho se azoró. Pero a
diferencia de esas otras muchas veces, en esta no hubo rubor, no hubo pulso
galopando sus venas y haciendo el eco característico en su cerebro.
No.
Porque el
líquido escarlata que en algún momento recorrió por sus venas y lo tipificaba
como un humano...se había ido para no volver.
Yunho no
sabía cómo sentirse exactamente al caer en cuenta de todo aquello.
¡Era un
vampiro!
Era un puto vampiro.
Youngwoong
ya no podría dominar su cuerpo como había venido haciendo desde el día uno.
Ahora sería
algo así como su igual.
Su...
No pasó
mucho para que la cabeza se le inflara con todas esas cosas que siempre había
querido hacer pero por obvias razones, dígase su bienestar físico, nunca había
pedido.
Youngwoong
le leyó la mente por supuesto.
Y le torció
el gesto con un claro “ni lo sueñes” dibujado en su expresión.
Pero Yunho
supo que no haber recibido un golpe era la mejor de las señales.
“Será mejor
que descanses,” le aclaró el vampiro mayor en el tono de orden soberbio con el
que lo mangoneaba cuando era humano.
Porque
aparentemente para el otro la jerarquía seguía inmute.
Yunho hizo
un puchero pero no hizo efecto en Youngwoong quien volvió a recostarlo con el
ceño fruncido.
Le molestaba
de sobremanera no poder actuar tan chulo como siempre, tener que hablarle como
a un igual. Tener que establecer contacto visual y ya no poder simplemente
decirle las cosas con la mente.
“Así que por
la eternidad,” Yunho le dijo entonces riendo como un estúpido.
El otro no
respondió.
Se tiró a su
costado aun analizándolo con su par de zafiros dorados muy atentos. Estaba algo
inquieto. “¿Qué sucede?” Yunho quiso preguntarle pero Youngwoong se le
adelantó.
“No sé nada
de neonatos, ni siquiera estaba seguro de que esto fuera a funcionar o no en
realidad, probablemente seas el primero en muchas eternidades y como supondrás no
he tenido el tiempo para averiguar al respecto y...”
“¿A qué te
refieres?”
Sus ojos le
cruzaron el alma.
Y a Yunho
los dedos le picaron por acariciar esas mejillas tersas mientras le rogaba que
lo amara como tantas otras noches.
Pero el
vampiro frente a él lo ignoró, aunque cierta parte su alma hubiera estado muy
de acuerdo “¿tienes hambre?” le preguntó intentando cambiar el tema.
“Me arde la
garganta” recibió como respuesta.
Youngwoong
apretó la mandíbula.
“¿Tienes
idea de lo que tendrás que hacer para quitarte la sed?” le preguntó con
cautela.
Y Yunho no
pudo hacer más que asentir torpemente. Youngwoong gruñó. Desviando la mirada
hacia arriba. A las hojas y ramas de los frondosos bosques que cubrían el
oscuro cielo.
“Podría
tratar de conseguir algún suministro de sangre de alguna tienda de campaña de
las afueras de la ciudad. Por ahora no tienes que...casar.” le dijo.
Yunho le
observó entre divertido y serio.
“Voy a tener
que hacerlo eventualmente, Youngwoong. Pero justo ahora siento un algo muy
extraño y creo que tenerte a mi lado me ayuda a controlarlo. Así que
sólo...quédate conmigo.”
Los ojos
amarillos ligeramente rojizos se encontraron con los dorados.
“No dejas de
ser tan maricón ni siquiera después de ya no ser humano. Los vampiros tenemos
una dignidad que mantener intacta ¿sabías?”
Yunho
sonrió.
“Pues a mí
nadie me ha facilitado el dichoso manual así que tendré que improvisar un poco
¿no crees?”
Youngwoong
le observó con algo muy parecido a una sonrisa en los labios.
“No sé qué
hago contigo,” le dijo casi en un suspiro antes de atraparle la espalda con un
brazo para atraerlo hacia sí mismo y plantarle un beso en la coronilla, “tienes
que alimentarte y dejar de decir tantas estupideces.”
“Te
quiero...” prácticamente le dijo en un susurro al sentir sus labios presionando
sobre su frente.
“¿Sientes
algún dolor, alguna necesidad, en serio puedes aguantar la sed?” le preguntó
evadiendo su confesión como siempre.
“No, sí y
sí”, respondió el moreno a su lado, “y voy a dejarlo claro porque sé que no
preguntarás...lo que necesito sobre todas las cosas justo ahora es a ti...”
“Podrías
haber pedido algo relacionado con nuestras necesidades básicas y no me habría
molestado,” le dijo Youngwoong fingiendo molestia.
Sus zafiros
dorados ocultaban un pequeño destello que a esas alturas Yunho sabía
identificar perfectamente, uno que en cualquier otra situación lo hubiera hecho
abalanzarse sobre ese cuerpo perfecto pero no lo hizo porque sabía que debía
dejar las cosas claras con el masoquista que tenía enfrente.
“No voy a
dejar que te alejes de mí de nuevo mucho menos a exponerte a toda esa escoria
que la suda por nuestras cabezas, la sed no es gran cosa y no estoy mintiendo.”
“Ya pero...”
“Shhh...”
era la primera vez, la primera vez que Yunho asumía el papel demandante y no se
sentía para nada mal, “nada ni nadie va a separarte de mí...no hemos llegado
tan lejos como para que por un capricho mío lo eche a perder.”
“Yunho...”
siseó cabreado, odiaba que alguien le mandara o le reprimiera o le hablara con
razón...cuando se equivocaba. Era muy testarudo.
“Escúchame
esta vez tu Youngwoong, no sé qué trato hayas hecho con Lamia para que nos
dejara ir libres pero si algo he aprendido desde que abrí los ojos por primera
vez en el mundo es que mi vida no es un cuento de hadas. De modo que sólo voy a
sentirme aliviado si te veo, si te siento a mi lado ¿está bien?”
Él otro
vampiro gruñó a su lado.
“Sé
perfectamente que quizás tenga que aguantar un buen tiempo con esto, ya me he hecho
la idea. Pero si quieres ayudarme...”
Youngwoong
lo miró con una ceja en alto cuando lo sintió encima de él.
“Se me
ocurren un par de ideas para que deje de lado toda molestia...”
“Hmp...”
Yunho no lo vio venir
¡Nunca lo
veía venir! Youngwoong era totalmente impredecible, Se había esperado un golpe.
Un comentario sarcástico, no sé. Pero ahí estaba él. Sentado a horcajadas sobre
su tieso abdomen. Observándolo desde allá arriba con una expresión que le hizo
temblar de pies a cabeza.
“¿Young...woong?”
le llamó con un hilo de voz.
“Supongo que
sí...” el vampiro mayor se recostó sobre él.
“¿Qué?...oh
dios...” sus finos dedos trazaron una línea desde el ombligo hasta sus
pectorales con la mano derecha mientras que la izquierda iba subiéndole la
camiseta hasta los hombros.
“Supongo que
te lo debo...” le escuchó susurrar y sintió su aliento MUY abajo.
Gimió.
De puras
ganas. De pura anticipación. Y tan solo atinó a cerrar los ojos sintiendo a su
amado quitarle la cordura a succiones.
E intentó
con fiereza no dejarse llevar muy rápido ¡pero mierda! cuanto le estaba
costando.
“Youngwoong...”
le llamó tratando de advertirle.
Y sintió sus
dientes como única respuesta. Y gruñó. Gruñó para no gritar como una ramera
mientras el mundo se le venía encima y la visión se le nublaba.
“Lo
siento...” le dijo entre balbuceos al sentir su semen abandonar abruptamente su
cuerpo en medio de espasmos.
Youngwoong
solo se limpió el rostro con la punta de su larga lengua, bajo su atenta
mirada.
Y por poco a
Yunho se le cayó la baba.
“¿Entonces
estamos a mano?” le preguntó con la voz rasposa, los ojos opacos y el calor
latente.
¡El maldito
calor! Ese que estaba excitándolo de nuevo ¡Dios mío! No le importaría estar
por siempre amarrado a su vampiro.
“¡No!”
prácticamente gritó.
El vampiro
mayor le miró con una ceja alzada y los labios fruncidos, “No te ha gustado
porque déjame decirte que tu cuerpo no opina exactamente lo mis...”
Yunho no le
permitió continuar. Se lanzó sobre él sin importarle la dignidad o todas a
aquellas cosas con las que Youngwoong usualmente usaba para molestarlo.
“Quiero
tenerte...” le susurró en su oído.
Youngwoong
tensó los músculos. Lo miró. Lo miró tanto que Yunho sintió que lo desnudaba
con la sola mirada. Y tuvo que tragar toda esa saliva que empezaba a producirse
masivamente de nuevo.
Lo vio
arrugar el entrecejo mientras negaba con la cabeza y se tiraba el cabello hacia
atrás como resondrándose asimismo por haber considerado la propuesta de su
amante
Porque
¡carajo! esa era lo que eran.
Amantes.
Miró al
moreno que tenía enfrente. Y una deliciosa sensación enervante se abrió paso en
su cuerpo.
¡Estaba
considerándolo de nuevo!
Resolvió que
tenía que separarse de Yunho porque él y su expresión de...de...
“Quiero
tenerte...” le repitió.
Sus manos
formaron puños ¡mierda! Yunho iba muy en serio. Youngwoong no pudo evitar mirar
esos ojos algo rojizos con mucho cuidado. Esos que podrían infundirle terror a
cualquiera y a él...a él...a él le infundían amor.
Sus brazos
cayeron a sus costados en pos de rendición, y muy suavemente se dejó caer boca
arriba, sintiéndose bastante estúpido ¿Qué demonios hacía? Se sentía tan...tan
niña. Casi quiso levantarse de un salto de nuevo por el bochorno pero cerró los
ojos e inspiró fuerte dándose un poco de valentía. Trató de relajarse y soltó
las siguientes palabras en apenas un susurro, “me tienes Yunho...”
El neonato
pudo jurar que un sonrojo cubrió las mejillas de su perfecto Youngwoong. Aunque
resultase metabólicamente imposible... Pero realmente le importó muy poco detenerse
a cavilarlo cuando tuvo el mayor de sus deseos desparramado en la tierra húmeda,
totalmente a su disposición. Con algunos cabellos cubriendo su perfecto rostro
y ese par de amatistas que le miraban...le miraban con...con amor.
La imagen
más erótica que alguna vez existió. Yacía bajo sus muslos...y era real. De
carne y hueso...
“Te amo,” le
soltó, “te amo Youngwoong...”
Pero él no
respondió.
Solo tiró la
cabeza atrás mientras sentía la dolorosa pero placentera invasión y se dejaba
llevar por las exquisitas sensaciones al infinito y más allá.
-----
Decir que
estaba exhausto. Sería mentira. No tenía energías ni para abrir sus párpados
siquiera.
Sin embargo
atreverse a decir que no podría hacerlo una vez más. ¡Sería una monstruosidad!
Acababan de
hacerlo al menos unas tres veces sino contaban la primera. Y lo seguía deseando
lo peor de todo es que estaba muy seguro de que si Youngwoong se lo permitiría,
sacaría las fuerzas de donde fuera para hacerlo suyo de nuevo ¿de dónde? se
preguntarán pues de la pura voluntad o lo que sea.
¿Pero de qué
tipo de trastorno sexual-compulsivo sufrían exactamente los vampiros? Se
preguntó Yunho entendiendo finalmente lo entusiasta que se había puesto siempre
Youngwoong a la hora de intimar.
Sin embargo
el muy cabrón no iba a darle permiso para volver a tocarlo.
Pero no
importaba ya habrían más oportunidades, total, les esperaba la eternidad ¿no? Quiso
reír como un estúpido ante la idea y recibió un buen codazo en las costillas.
Youngwoong
yacía a su lado con el ceño fruncido. La piel perlada por el sudor y sin una
sola prenda encima.
“Estoy
cansado,” le gruñó a modo de advertencia.
Yunho se rió
bajito.
En momentos
como ese poder leer mentes era algo que jodía. Y mucho más cuando Yunho
empezaba a mandarle un buen puñado de imágenes de lo que habían venido haciendo
desde hace casi una hora.
Mierda. Le
cruzaría la mandíbula como siguiera tratando de provocarlo.
“Youngwoong...”
“¿Mmm?”
“Te amo.”
“Hmp.”
“Youngwoong...”
“...”
“Young...”
“Lo sé. Lo
sé Yunho solo calla por favor,” le pidió llevándose un brazo a la cara para no
establecer contacto visual.
Yunho se
estiró y le retiró el brazo.
Sus ojos se
encontraron.
Los ojos
amatistas le miraron.
Y un
escalofrío le recorrió la espalda.
“Bésame,”
Youngwoong le ordenó.
Yunho se
inclinó y juntó sus labios.
“Ahora
escucha con atención ¿sí? Has estado inconsciente por una semana entera. Será
luna llena mañana así que debo ir con Lamia.”
Los ojos
rojizos se abrieron con sorpresa.
“¿QUÉ?”
“Me
preguntaste del trato que hicimos ¿verdad?”
“¡Vas a
seguir dobleteando!” de lo profundo de su garganta escapó un gruñido y su puño
que estampó en la pared se bajó todo el lado sur del refugio.
Youngwoong
suspiró.
“Cálmate
estoy tratando de explicarte.”
Los ojos
rojizos lo fulminaron con la mirada.
“Mi trato
con Lamia ha quedado relevado por que ya no existe el Yunho humano por el cual
hice la promesa de sangre.”
“¿Qué?”
“Ellos ya no
están tras de nuestras cabezas por Lamia, esto, esto a implicado al consejo.”
“No, no te
entiendo...”
“Está
prohibido...” le dijo sin mirarlo.
“Lo que he
hecho...está prohibido...y van a matarme por eso,” continuó Youngwoong.
Yunho sintió
que el pecho se le hundía.
“No...no
puedes morir. E-eres inmortal ¡somos inmortales!” gritó.
“No soy un
vampiro corriente...soy uno de los descendientes directos del creador...y he
manchado su linaje. Digamos que su alteza no está muy contento...”
“¿Por qué?
¿Porque lo has hecho? ¿Por qué no me dijiste que...?”
“¿Acaso
importa?” le preguntó encogiendo los hombros mientras buscaba sus prendas y se
las ponía.
“¡Claro que
importa, cabrón! ¡Importa desde que te amo y no pienso verte morir frente a mis
narices! ¿Cómo pretendes qué...? ¡Mierda!”
Youngwoong
no decía nada.
¡NO DECÍA
ABSOLUTAMENTE NADA!
Y Yunho
empezaba a cabrearse mucho más.
“¡No te
dejaré! ¿escuchas? Huiremos...i-iremos a donde sea. Ya no tengo necesidades
humanas, soy tan fuerte como tú...no seré ningún estorbo...yo.”
Las risitas
suaves del albo ser a unos pasos de él, lo dejaron en silencio.
“¿De qué te
ríes, joder?” gritó.
Las risas se
volvieron carcajadas.
“Debo
haberme vuelto loco ¿no?” le preguntó en voz alta, “debo haberme vuelto
realmente loco...”
“¿De qué
carajos estás hablando?” le gritó el otro exasperado.
¡Qué parte
de que estaba horrorizado no entendía!
“No te
buscan a ti...” escuchó entonces.
Y el enojo
se le pasó de pura incertidumbre, “¿Qué?”, le preguntó
“Me quieren
a mí...no a ti, y así es exactamente como planeo que siga”
“No te
sigo... ¿Youngwoong?” le llamó con miedo.
¿Qué trataba
de insinuarle?
“No voy a
exponerte al peligro por puro capricho...no he salvado tu vida para verte
perderla delante de mis ojos...”
“¿Qué?”
Un silbido
cortó el silencio. Casi como un canturreo de un pajarillo. Sutil y suave. Pero
que el neonato supo era la nana de las desgracias.
Youngwoong
masculló un par de maldiciones bajo dientes.
“¿Qué
sucede?”, le preguntó esta vez aterrorizado.
Un par de
zafiros dorados le miraron acongojados...
“No es
nada...duerme,” le instó mientras se amarraba las botas.
“¡No! ¡Dime
que sucede!” el moreno le exigió.
“Yunho...”
lo llamó con voz cansada.
“¡No! ¡No
voy a dejarte ir!” continuaba.
“Yunho,”
volvió a llamarlo.
“¡Te
protegeré! Estaré a tu lado, podemos con esto Youngwoong.”
“Yunho,” lo
llamó por tercera vez.
“¡¿Qué?!”
gritó.
“Hablas
demasiado...” su voz sonó tan cercana, su aliento le rozó la barbilla y antes
de que pudiera reaccionar.
Sus labios
se juntaron.
Youngwoong
lo besaba. Le quitaba el aire con tan solo su lengua. Y prácticamente luchaba
con un moreno que se resistía a caer en el dulce engaño. Que se resistía a
pasar sus manos por ese abdomen albino. Que se resistía a muy lentamente perder
fuerza en sus rodillas y caer al piso abruptamente con ese cuerpo perfecto
sobre él.
“Te lo ruego...”
le dijo entre beso y beso, “no me dejes.”
“Te prometí
que no iba a dejarte...un vampiro nunca rompe mis promesas.” sus labios se
fundieron nuevamente.
Las expertas
manos del mayor se deslizaron por sus costados hasta ubicarse en la ancha
espalda del moreno y afianzarse ahí. Apretarlo con fuerza contra su cuerpo
mientras le besaba con el alma.
El silbido
sonó de nuevo.
Y Yunho
apretó a su pareja aún más fuerte contra sí mismo.
“Dos
milenios...” le susurró al oído, “volveré por ti en dos milenios ¿podrás
esperarme?”
Sus labios
se separaron muy despacio. La fiel imagen de cada uno se quedó impresa en la
retina del contrario en esos interminables segundos en los que ninguna palabra
fue dicha. Yunho negó con la cabeza. Y Youngwoong solo le sonrió.
El golpe bajo
en la espalda le hizo añicos la columna vertebral. Yunho cayó al piso
profundamente adolorido. Gimiendo. Y sin poder mover cualquiera de sus
extremidades.
El par de
amatistas se desvanecieron en la penumbra cuando un tercer silbido se abrió
paso. Y la vista nublosa del neonato se apagó.
------
Lo odiaba.
Lo odiaba y lo odiaba.
Lo odiaba
tanto que creyó moriría de pura rabia.
Habían pasado
un par de horas. Y aunque sus vértebras recién habían terminado de soldar a
Yunho poco le importó el detalle y salió disparado ni bien pudo mover las
piernas.
Sus pasos
fueron detrás de ese inmortal cuerpo que pronto dejaría de serlo. A rajarlo.
Romperlo, quebrarle los miembros, no sé. Pero de alguna forma lograr detenerlo.
¿Por qué
demonios no lo entendía?
Que quería
tenerlo por siempre.
Que no soportaría
la idea de no tenerlo a su lado.
¿Cómo
carajos se suponía que podría seguir sin él si dolía demasiado el solo saber
que lo perdería?
Gritó.
Gritó siendo
muy consciente de que esa sombra solo se alejaría más aprisa. Le gritó a esa
esencia fresca que se le escapaba de las manos. Le gritó porque se desvanecía entre
sus dedos para no volver.
Y ¡por la
puta mare! no podría soportarlo.
“Youngwoong”
le llamó desesperado.
“¡Youngwoong!”
chilló
Pero este
desaparecía entre las tinieblas dejándole solo. Largándose a pasos largos para
siempre de su ahora eterna vida.
Y no supo si
a los vampiros se le estaba permitido llorar. Si era una de las tantas
capacidades que poseían. Pero a él le soltaban gotones.
Le sobraba
dolor. Y golpeaba a puño limpio la húmeda tierra que sus botas de cuero habían
pisado. Se llevaba las manos a los cabellos enmarañados sin saber qué hacer
para que su pecho dejara de doler de esa manera.
Y en su
mente imaginaba a su Youngwoong adentrándose en las profundidades de un
castillo. Caminando en línea recta a la guillotina. Se imaginó, con repugnancia,
la cara de esos granujas sonreír complacidos al saberse en total control de
todo, de nuevo.
Y empezó a
correr. No supo por donde. Pero los árboles, el musgo y los insectos pasaron a
gran velocidad por sus costados. Indiferentes a su trágico presente.
Mientras él seguía
llamándolo a alaridos.
A llantos.
Con el mismísimo
Jesús en la boca. Y a punto de colapsarse del dolor.
Corrió tanto
que sus piernas llegaron al pie de un acantilado. Y el viento gélido le golpeó
la cara.
“Youngwoong”
lloriqueó de nuevo.
Y lo escuchó
decirle.
En algún
rincón profundo de su mente.
Aquellas
palabras que durante los cinco meses que habían compartido juntos había soñado
desesperadamente por escuchar.
“Te amo...”
Y el corazón
se le partió. Ese corazón que supuestamente no debía sentir se partió. Se
quebró. Se hizo añicos mientras sus pies perdían estabilidad y caían en picada
por el risco, entregado a la gravedad.
Porque sabía
que su Youngwoong se había ido.
Se
había ido...
para
no volver jamás...
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Este es el último especial. Sufrí
escribiendo esto. Me fue inhumano tener que matarlo. Y sinceramente no pude ser
muy descriptiva porque me iba a morir yo en su lugar xD. Espero que los
especiales les hayan gustado. Gracias por leer~
Me mataste al matarlo a el...pero es parte de la trama...T,T. Esta genial tu fic. Muchas gracias por compartirlo.