Ahh! Falta un solo especial, ámenme yeahhh!
Bueno el ultimo les dije que ya lo tenia completo asi que mmm.. si tengo 7
comments antes de las 12 lo subo normalazo ;D. Gracias por seguir el fic ;___;
Dedicado a mi omma Naty (porque es mía no tuya tsuki ¬3¬ y a mí me quiere más?)
lalalalala lean ♥
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E
special
9
Tres minutos.
Dos minutos
con 59 segundos.
Ahora 58.
Los pasos de
Youngwoong eran desesperados. Sus ojos amatistas escaneaban entre la oscuridad
de las catacumbas encontrando puros restos humanos. El reloj continuaba moviéndose.
Lamia llegaría en cualquier momento.
Y si no tenía
a Yunho entre sus manos para ese momento...entonces estaría muy muerto.
“¡DIME ALGO
MALDITA SEA!” gritó impotente.
Su puño se
estrelló contra las rejas de las prisiones subterráneas y del tremendo
estremecimiento se abrió un hueco en el piso.
Había un túnel
allá abajo.
Sin pensarlo
más se introdujo en él de un salto.
Sus oídos
pudieron escucharlo aunque débil el característico latido de un corazón
humano...de su humano.
El vampiro se
dirigió guiado por su aroma entre los pasillos entregado a sus miedos, a esa
parte humana que le confería su aspecto físico y ahora también sus sentimientos.
Porque
sentía.
Porque se
había enamorado del humano.
Y lo iba a
dejar todo. Iba a tirar su mano de cartas aunque supiera que con ellas estaba
condenado a perder.
Un minuto con
30, con 29, 28...
Cada paso era
un segundo menos.
Y un segundo
menos un grieta más en su alma.
Sus ágiles
pasos no significaban una menor distancia entre ese laberinto sinfín.
“¿Youngwoong?”
El vampiro se
detuvo en seco al escuchar sus pensamientos.
“Youngwoong ¡Youngwoong!”
Derecha.
Izquierda.
No...Abajo.
Su puño se
hundió en el piso y cayó junto a un gran bloque de concreto.
La habitación
se iluminó. Sus ojos se abrieron de par en par. Un gemido se le escapó de la
garganta ante la imagen.
30 segundos,
29, 28.
Era él. Era
Yunho. Hecho prácticamente mierda sobre una camilla de hospital. Sin color. Con
los labios tan resecos, cuarteados y ni siquiera sangrantes porque parecía no
tener gota de sangre restante en sus vasos sanguíneos.
En todo su
pecho desnudo tenía incrustado rosas negras que iban tiñéndose de un rojo
escarlata por toda la sangre que le iban extrayendo a su humano. Quien no tenía
ni fuerzas para parpadear o pasar su propia saliva.
Sus piernas
perdieron fuerza, sus manos entre temblores sujetaron las rosas y observó con
terror como su palmas se pigmentaban de la rebosante sangre de Yunho...no podía
retirarlas no tenía que ser genio para saber que sus raíces muy probablemente
ya hubieran invadido los órganos internos del humano.
Si las movía
siquiera un poco...sería el final.
¿Qué demonios
se suponía que debía hacer?
¿Quedarse a
su lado hasta que las rosas terminaran por absorberle la vida?
¿Verlo morir
frente a sus narices como un perfecto imbécil?
No...
No podía.
20 segundos,
19, 18.
“No te
atrevas...”
“No te
atrevas ¡me escuchas cabrón! ¡No te atrevas a morir! ¡No puedes morirte! ¡No!”
El cuerpo
seguí inmóvil.
16 segundos, 15,
14...
“¡Te quiero
joder te quiero!”
Sus manos le
apretujaron los hombros con impotencia queriendo zarandearlo pero sin llegar a
moverlo si quiera un milímetro y sus lágrimas cayeron sobre las rosas.
Su cuerpo
cayó de rodillas desesperanzado al lado de la camilla.
Sintiendo el
sabor salado sobre sus labios.
Y la ira
envolver su cuerpo.
Sus garras se
incrustaron en sus propias palmas.
Mientras su
cuerpo empezaba a experimentar espasmos. Lamia estaría frente a él en 9
segundos. Lo tendría frente a él en unos contados 9 segundos. Y vengaría la
muerte de su amado.
Le quitaría
los brazos y las piernas antes de incrustarle su ponzoña en su yugular por más repugnante
que la idea se le hiciera, se regocijaría con su dolor hasta el momento de su eventual
muerte. Y luego esperaría ahí, esperaría por los centinelas, por los miembros del
consejo y toda la manada para declararse culpable de la muerte de su creador, sonreiría
cuando fuera condenado al ax hades porque al fin todo tendría fin.
Algo suave le
acaricio la cabeza.
Cuando alzó
la mirada vio una lluvia de pétalos negros cayendo desde la camilla. Youngwoong
tomó uno de ellos entre sus manos sin entender cuando sintió la camilla
moverse.
Dejó de
respirar por una milésima de segundo.
Antes de
ponerse en pie sin secarse los rastros de lágrimas.
Y ver el rostro
del humano con color. Su ceño fruncirse antes de abrir los ojos. Sus ojos cafés
mirarlo con intriga. Sus mejillas encenderse. Y su corazón latir apresuradamente.
Estaba vivo.
Estaba vivo.
Estaba...
Sus labios se
posicionaron sobre los suyos de puro impulso. Sus fuertes manos le sujetaron
con tanta fuerza los costados del rostro que Yunho no pudo seguirle el ritmo. Y
aunque se quedó sin oxígeno casi a la mitad, sus brazos muy lejos de empujar a
Youngwoong solo lo atrajeron más hacia sí.
Sus frentes quedaron
pegadas. El calor que emanaba del cuerpo de Yunho era el mayor consuelo para
Youngwoong.
Yunho pudo
ver los rastros de lágrimas sobre sus mejillas pero no dijo nada.
Movió sus
extremidades entumecidas. Y sintió piquetes a lo largo de su espinazo. No se
quejó claro. Los ojos amatistas examinaron su pecho con sus palmas frías. Tenía
las cicatrices en los lugares en los que las rosas habían estado incrustadas.
Aún no
acababa de entender que era lo que había pasado pero no se iba a quedar a
averiguarlo.
Tomó al
humano entre sus brazos dio media vuelta.
Cuando el
portón se abrió y tras él ingresó Lamia.
“Tres, dos,
uno y cero,” recitó.
Yunho observó
al otro vampiro. Recordaba su rostro pero no podía ubicar de donde. Su cabeza
era un lío. Todo le quedó claro sin embargo cuando Youngwoong llamó al otro, “Lamia...”
El ceño se le
pronunció tanto que la cabeza comenzó a dolerle ¿Ese era con quien Youngwoong
estaba? ¿Ese era el maldito hijo de puta que se aprovechaba de él por su poder?
Su jodido padre...su.
“Puedo leer
mentes también,” aclaró el vampiro.
“Me alegro,”
fue la respuesta del humano
Aferrándose
con mucha más fuerza a los brazos de Youngwoong como marcando su territorio.
Los ojos
dorados de Lamia le miraron ciertamente divertidos.
Dio apenas un
pequeño paso hacia la pareja. Y el gruñido de Youngwoong hizo eco.
“¿Qué planeas
Youngwoong?” habló Lamia con desprecio, “no tienes salida afuera esperan todos,
y sinceramente no podrás vencerme si estas pendiente de ese patético humano.”
Yunho se removió
no tan contento por el apelativo con el que acababa de ser llamado.
“No lo sé. No
sé que hago. No sé que espero de todo esto. Sinceramente no lo sé...lo único
que sé es que este patético humano de alguna manera lo es todo para mí.”
“Tú has
elegido esto Youngwoong...he sido compasivo contigo te he dado tantas
oportunidades para que enmiendes tu error ¿y qué has hecho tú? Has ignorado mi
ayuda. Esto ha llegado aquí, voy a quebrar tus piernas, te obligaré de una
forma u otra a presenciar el asesinato de este humano al que dices querer. Y
entonces entrarás en razón. Ya verás.”
“No vas a
ponerle un dedo encima y eso te lo juro.”
“No se debe
jurar en vano hijo mío.”
“No lo hago.”
Hubo un cruce
de miradas.
Yunho sintió
los brazos de Youngwoong apretujarlo aún más contra su pecho.
Las miradas amatistas
de ambos seres se encontraba fija en la otra participes de una conversación mental
de la que habían excluido al humano.
“Morirá,” le
dijo Youngwoong, “Está muy enfermo, ya debes saberlo, morirá muy pronto.”
“¿Qué te
propones?” le preguntó Lamia sin terminar de entenderlo.
“Déjame
tenerlo conmigo en el refugio hasta el día de su muerte, entonces volveré a ti,”
mintió.
Lamia lo
observó durante buen tiempo. Tratando de hallar el menor signo de vacilación
sobre el perfecto ser que tenía enfrente. Pero nada. Youngwoong tenía un poder
mental incluso más potente que el suyo. Eso o en realidad estaba diciendo la
verdad.
Los ojos
dorados del vampiro mayor se dirigieron a Yunho. Observando con asco como las
delicadas manos de su pareja tocaban el pecho desnudo de ese inmundo humano.
“Hazme la
promesa entonces” le dijo “...que cuando esa rata muera volverás a mí.”
“No tengo
problemas.”
“Bien.”
Se acercó un
paso. Youngwoong dejo a Yunho en pie sobre el piso.
“¿Puedes
caminar? Ve hacia la pared” le ordenó.
“¿Qué? ¿Qué quieres
hacer?”
“Solo ve
Yunho.”
El castaño le
miró con desconfianza mientras caminaba algo débil hacia la pared y sentía como
la fuerza de Youngwoong le hacía mantener sus brazos en alto y la frente pegada
sobre el concreto.
“¿Esto es
necesario?” le gritó.
Lamia se
quedó sorprendido por las confianzas. Y aún más encolerizado.
“No quiero
que hagas nada de lo que te arrepientas,” respondió Youngwoong.
Poniéndose paralelamente
frente a él por si Lamia se atrevía a dar paso en falso contra su humano.
Yunho gruñó.
Mientras trataba de mirar por el reojo lo más que pudiera. Los pasos de Lamia
hacia su Youngwoong lo psicoseaban.
¿Porque Youngwoong
no quería que viera?
¿Qué demonios
iban a hacer?
Los celos le
hirvieron la sangre.
Los pasos se
detuvieron y Yunho tuvo la certeza de que ese ser tan despreciable había llegado
a la altura de su Youngwoong.
¡Mierda, el
puto silencio lo estaba asesinando!
Se escuchó un
gruñido muy bajo casi como un suspiro...como un gemido de su vampiro.
Yunho se dio
cuenta de pronto que la fuerza que se ejercía sobre su cuerpo había disminuido
considerablemente, giró el rostro de a pocos con miedo.
Estaban ambos
muy juntos.
La mano
izquierda del vampiro mayor sostenía el costado derecho de la cabeza de
Youngwoong, su derecha se hallaba a la altura del hombro estirando su camiseta
para dejar la piel desnuda a su disposición. Esa piel albina de su cuello en
donde tenía insertado sus colmillos.
Yunho se
quedó helado.
Los ojos
dorados de Lamia le miraban mientras insertaban su ponzoña.
Como si
estuviera desafiándolo.
¡Lo estaba
desafiando!
Tuvo de
pronto el instinto de lanzarse sobre él y alejarlo de su Youngwoong. Pero
recordó lo que este le había dicho y haciendo uso de toda la fuerza de voluntad
que podía tener se mantuvo quieto.
Cuando Lamia
dejó el cuello de su amado.
Yunho pensó
su pesadilla al fin había terminado.
Pero se
equivocó.
Los labios
del vampiro mayor fueron ágiles, se plantaron rudamente sobre los de un
Youngwoong que le metió un empujón al segundo siguiente para separarse.
- Yo lo mato –
pensó el castaño – ¡YO LO MATO!
Afortunadamente
Youngwoong se dio cuenta a tiempo de que Yunho podía moverse a su antojo.
Y volvió a
arrimarlo hacia la pared.
Lamia no
lucía muy contento de haber sido rechazado frente al humano.
Pero a Youngwoong
le importaba una mierda.
Caminó hacia
ese Yunho que lo estaba tildando desde maldito hasta puto.
Se lo cargó
al hombro.
Y desapareció
entre las tinieblas.
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“Sabes todo
lo que he tenido que hacer por ti y aún así ¿no vas a decir gracias al menos?”
preguntó Youngwoong semi enojado semi divertido mientras al fin lo dejaba pisar
tierra al llegar al refugio
“Vale,
gracias” contestó apenas Yunho
Youngwoong lo
miró de reojo.
“No quiero
tus gracias verbales, quiero sexo,” se quejó
La cara de
Yunho enrojeció.
“Tú ¿Qué? ¿Es
que no puedes tener un poco de pudor? ¡argh!” renegó alejándose de él varios
pasos mientras lo observaba abrir la entrada del refugio
“No y...”
tomó al castaño por la cintura y escaló con él sobre su pecho hasta la habitación
en donde solían convivir, “lo del sexo lo digo muy en serio.”
“Pensé que no
le tenías ganas a un pobre enfermo como yo...sin embargo no pareces quejarte
mucho cuando ese te toca ¿o sí?”
“¿Acaso fui
el único que vio cuando lo empujé?” se defendió Youngwoong
Había
admitido en voz alta que de cierta forma extraña lo quería ¿Y aún así ese
idiota venía a hacerle escenitas? ¿Qué demonios quería que hiciera/dijera?
Maricón de
mierda.
Encima sin nada
cubriendo su pecho fornido ¡No podía razonar así!
“Oh sí lo vi
pero eso es porque estaba yo ahí y tan sinvergüenza no podías ser...”
“Estás
pensando de más,” le dijo acercándose
“Claro que-
eh ¡eh! Youngwoong ni pienses que puedes acercárteme, no quiero nada contigo.”
“Estás
seguro,” sus anchas manos lo tenían por la cintura.
Habían
llegado convenientemente al filo de la cama. Y Yunho de la sorpresa había
perdido el equilibrio y caído sentado.
Los inocentes
ojos cafés miraron hacia arriba para encontrarse con unos dorados.
“Te me has
servido en bandeja y tengo ganas de entrada, plato de fondo y postre.”
Yunho solo
pudo suspirar cuando sintió los labios de Youngwoong apresar los suyos. Sus
manos acariciar cada porción de piel disponible mientras rápidamente lo iba
desnudando para abarcar más espacio.
El humano
sentía que de pronto iba a tener un paro.
El doctor le
había dicho que no podía realizar actividad que requerían mucho esfuerzo
físico, y bueno...hacerlo con un vampiro muy seguramente calificaba como uno...sobre
todo con alguien tan vigoroso como Youngwoong.
El oxígeno se
le escapaba. Estaba respirando a bocanadas mientras sentía al vampiro manipular
sus puntos erógenos.
“Young-”
intentó avisarle.
“Tranquilo,”
la voz del vampiro fue suave, “te tengo.”
La primera
envestida lo dejó sin aliento.
Se sostuvo
como pudo del cuerpo del vampiro mientras era invadido.
“Te amo,” le
susurró como pudo.
“Lo sé.”
“No lo sabes
Youngwoong,” debatió el humano con el último atisbo de vida que se le escapaba
entre suspiros
“Si lo sé
Yunho y es justamente por eso por lo que no puedo dejarte ir”
Los ojos cafés
le miraron sin entender.
Su mano
intentó alzarse a la altura del perfecto rostro de Youngwoong pero perdió
fuerza a mitad de camino y cayó a un lado.
El vampiro se
inclinó hacia él e hizo que los brazos lánguidos del humano rodearan su cuello.
Yunho se dejó
hacer, con los ojos pacíficamente cerrados por órdenes de ese Morfeo que cada
vez lo incitaba más al sueño eterno.
Lastimosamente
para Morfeo.
Youngwoong le
clavó los colmillos segundos antes de que el corazón del humano dejara de latir
por completo.
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Ah no sé que tal esté no estoy TAN
convencida. Pero bueno es la idea xD. Muchas gracias por leer <3
yunho en esos instantes ni pidas muxo xq d x si es bn dificil q ESE joongie te diga algo asi como un te amo...pero si te quiere... aaaahh y io q pensaba q lo iba a convertir ai delante d Lamia... gracias x la cnti ^^