Its ok.

La semana de tu cumple estuve fuera de casa en Chosica xD. Así que no pude escribírtelo a tiempo. La demora demás fue porque estuve seca xD. Y bueno feliz cumple Yazz sunbae ya sabes que te caeré por ahí en un futuro. Los mejores deseos para ti y ya sabes cuando me consigas mi rubito me lo mandas por DHL no más.

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“Está bien,” te dijo con una sonrisa coqueta cuando cogió delicadamente tus manos de regreso a casa del cole.

Era el último día de clases.

La gran masa de alumnos se había dispersado temprano.

Y sólo ustedes habían quedado sobre las veredas de las calles suburbanas de Seúl.

Tú con la vista fija al piso y un calor latente en sus mejillas.

Él mirando los postes igual de azorado.

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“Está bien,” volvió a decirte cuando tomó su rostro con ambas manos y se acercó peligrosamente a tus labios.

Era la víspera del año nuevo, hacía mucho frío. El chocolate caliente esperaba impaciente sobre la mesa sin embargo sus lenguas no parecían querer darse tregua.

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“Está bien,” fueron las palabras que usó cuando sus labios se posaron sobre tu cuello y los cuerpos de ambos temblaron con algo desconocido.

Sus ojos se cruzaron.

Las mariposas en tu estómago danzaron.

Y las palabras pudorosas murieron en tu garganta.

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“Está bien,” te dijo cuando envolvió tu cuerpo en un abrazo por la espalda y besó delicadamente tu mejilla.

Quisiste preguntarle que le sucedía pero te quedaste congelado cuando viste un anillo sobre tus palmas.

Le miraste con los ojos abiertos.

Jaejoong te sonrió con las mejillas rojas.

Y te susurró en el oído que sabía que todo esto era muy pronto. Por eso pasó entre el anillo de plata una pequeña cadenita y te la colgó al cuello. Prometiéndote con la mirada que en un futuro, en un futuro que deseaste fuera cercano se pondría de rodillas y te pediría tu mano.

                                                                                                                                                                                                                                                           

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“Está bien,” volvió a repetirle cuando sus manos se aferraron al borde de stus jeans y muy despacio te bajaron la cremallera no sin antes deshacerse de ese ridículo botón.

Tu dejaste libre un suspiro.

Él un gruñido.

Su habitación estaba a oscuras a excepción por algunos destellos de luz lunar platina que se colaban rebeldemente entre las persianas.

Ambos temblaban.

De excitación. De ansiedad. Y mucho miedo.

Una mano ávida tocó el bulto sobre la tela de tus bóxers expuestos.

Y fue toda la acción que entre jadeos pudieron tener esa noche.

Tú eras demasiado sensible.

Él un muy mal hyung...

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“Está bien,” te susurró al oído con el rostro moreteado y vendado. Tus padres se habían enterado de su relación y tu padre no halló mejor solución que echársele encima gritándole adjetivos que te llenaron los ojos de lágrimas.

Él no hizo nada por defenderse.

No hasta que la enervación de tu padre quiso desviarse hacia ti. Y él. Él simplemente no le dejo tocarte.

Estabas oficialmente echado de casa.

Pero lo único que te rompía el corazón esa noche muerto de frío y sin un hogar era ver al amor de tu vida en una camilla de hospital.

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“Está bien,” te dijo cuando se mudaron juntos a un departamento en lo que sería posiblemente uno de los peores suburbios de la ajetreado Seúl.

Te hizo cerrar los ojos y te susurró en el oído que merecías mucho más. Que esas paredes mugrientas serían de pronto pintura fina y los fluorescentes viejos, candelabros dignos de un palacio.

Tú le dijiste que no eras un príncipe y con solo tenerlo a tu lado era el cielo mismo.

Jaejoong te besó en la frente.

Y tercamente te dijo que un príncipe era lo que eras.

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“Está bien,” te aseguró con una gran sonrisa cuando llegaron con las cajas y las pocas cosas que tenían a ese nuevo departamento en una residencial con gente civilizada.

Sus ojos negros brillaban con alegría.

Te señaló las paredes blancas con tanta emoción y te cargó como pudo aunque ya estuvieras más alto que él.

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“Está bien,” te dijo esa noche de su aniversario. Te había preparado un cena en casa porque le habías dicho que no malgastarías dinero en un restaurante elegante cuando la comida más exquisita era la que él cocinaba.

Había comprado un champán que descansaba en el centro de la mesa mientras él te explicaba dramáticamente de que se componía el menú para esa noche.

Cenaron entre risas. Una que otra frasecita pegajosa y el infaltable cruce de miradas.

Él caminó hacia ti te abrazó por la espalda nuevamente y tú acariciaste sus fuertes brazos mientras le susurrabas feliz aniversario.

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“Está bien,” te dijo aquella mañana de tu cumpleaños.

Cuando se abalanzó delicadamente sobre ti para darte un beso en la frente y terminó colgado de tu cuello.

Y tú le miraste apunto de burlarte de su exceso de skinshipeo.

Pero te quedaste en una pieza porque le sentiste retirar la cadenita con el anillo de tu cuello y tus dedos temblorosos tocaron tu clavícula desnuda.

Parpadeaste sin atreverte a hablar. Aunque tus fuertes latidos parecían decir las palabras por ti “oh, dios mío.” cuando lo viste arrodillarse.

Porque supiste que tal y como el te venía prometiendo durante todos estos años.

Todo estaría muy bien.

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Ok. Bueno espero te haya gustado Yazz. Sabes que iré a bullearte esperame solo unos 7 añitos...no te jubiles antes de que viaje? *se protege contra los objetos potencialmente arrojables* Te quierou.