I can't Part Two

jueves, 28 de julio de 2011

TITLE: I’m Sorry I love u
CHAPTER: Nine Part II
AUTHOR: Kimmy_lin
PAIRING: Yoosu, YunJae
RAITING: PG-15
WARNINGS: Shonen-ai / Incest
DISCLAIMER: No lucro

JUNSU

Habían pasado cinco días, ciento veinte horas, siete mil doscientos segundos sin embargo a mis ojos todo ese tiempo se resumía a apenas un par de minutos disfrutando de su compañía, sonrisas o calor.

Habíamos quedado restringidos de celulares o cualquier tipo de distractores bajo estrictas órdenes de Jae-hyung ya que -según él había dicho- este viaje era para conocernos mejor y poder realizar aquello que YooChun había dejado para el último día.

Y dado que nos encontrábamos en el penúltimo la ansiedad por el día siguiente no había hecho más que picarme el estómago en cuanto había amanecido esa mañana, quizás por la misma razón le había notado un tanto ido. Habíamos recorrido un buen tramo de camino a pie y él parecía ni sentir cansancio ante el esfuerzo físico bajo el fuerte sol del Colorado.

Yo por mi parte repartía miradas entre él y las impresionantes formaciones rocosas que nos rodeaban.

¡La vista era impresionante! Esperaba que la naturaleza pudiera infundirle la paz que quizás mis palabras no podrían.

Volví a mirarle de reojo.

Había querido sacarle una foto desde antes de subir al avión siquiera, una con esa juguetona sonrisita. Aunque debía admitir que aún con el semblante perdido podía verse realmente atractivo el bastardo.

Me subí a una de las rocas para tomar una foto del río entre pucheros...ya esperaría a que se durmiera.


- Junsu – me gruñó al verme cercano a la rivera. Parecía ponerle nervioso que me acercara tanto al filo


Sonreí, me miró con reproche mientras negaba con la cabeza y me hacía una señal de “vuelve aquí” que decidí ignorar para volverme hacia el torrente de agua buscando molestarle

Si así lograba que volviese conmigo sería capaz de dejarme llevar por el caudal.


- Si te vas río abajo no seré quien vaya a buscarte – me dijo en tono de reproche mientras me tomaba del brazo para ayudarme con el asunto del equilibrio con el que, dicho sea de paso, no era muy bueno

- Mientes...sé que irías a buscarme – susurré suave mientras me dejaba envolver por el viento y ese cariño que me demostraba con su agarre


Tratando de alejarme de ese suave cosquilleo que su solo tacto me provocaba.

Sonrió derrotado antes de pasarse la mano por el cerquillo y tirarlo hacia atrás ¿Era eso una afirmación? Sea lo que fuera tiró de mí y por consiguiente caí en sus brazos, con sorpresa y MUCHA vergüenza ante el gritito de niña que había soltado.


- Entonces mejor te quedas quieto y así no me obligas a nada ¿vale? - me dijo desordenando mis cabellos paternalmente...


Asentí en silencio mientras me separaba profundamente avergonzado y contrariado...su regazo se sentía tan a gusto que asustaba.

Continuamos caminando otro tramo más, queríamos llegar a la desembocadura ahí donde podríamos mojar los pies y llevarle a hyung aquella foto que nos había pedido como único suvenir al retorno. Aunque claro, descontando todo el tramo que el helicóptero nos había ahorrado quedábamos como un par de holgazanes fofos, a lo menos yo, que empezaba a dudar que mi pulmón derecho contara con los 3 lóbulos que debería.

A esto sumado las ideas fructíferas de YooChun acerca de los programas digitales para el “correcto” manejo de fotografías y lo sencillo que les sería poner un bonito río de fondo, que debo admitir empezaban a convencer a mi ya insolado cerebro.

Pero un Park no se rendía tan fácil- o al menos yo- y en realidad dudaba mucho ser capaz de engañar a Jae-hyung, así que...


- ¿No quieres ir por algo de comida? - me sentí tan insultado cuando preví una respuesta afirmativa de mis labios...estaba pareciéndome a Min ¡A Min!


Maldecí por lo bajo...moría del hambre


- Solo unos minutos más – pedí tratando de no ceder ante mis necesidades

- Si me haces dar un paso más vas a tener que cargarme de regreso – amenazó


Me mantuve quieto observándole con calma...había vuelto.


- Vale, pero sólo si me acompañas hasta allá - dije señalando el mirador


Estaba lejos pero sería como volver hacia donde habíamos dejado el auto, lo meditó un poco y terminó por largar esos suspiros quejosos que indicaban que no veía otra salida más que la que le proponía.

Dio media vuelta y empezó a caminar cual robocop artrítico a punto de caer desvalido de un tropezón por culpa de alguna piedrita desnivelada hacia la dirección que le había indicado.

Empecé a reír para mis adentros...sentí atisbos de culpabilidad hasta que recordé que mis condiciones eran las mismas.


- Pero hombre me refería a hoy que ya tengo hambre – le grité con algo más de confianza, corriendo hacia donde él estaba para tirar de su mano y obligarlo a correr al igual

- Vas a cargarme hacia el auto – le oí gritarme con la respiración agitada por nuestros pasos acelerados

- Lo que usted diga YooChun-shii – bromeé riendo alto ante la cara de desconcierto que había puesto por la formalidad, reí un poco más alto cuando casi se tropezó y ambos nos desbandamos en carcajadas cuando el resbalón se vio pluralizado


Sencillamente atesoraba esos momentos...

Aun cuando mi inconsciente me preguntara una y otra vez si estaba bien que me agradase tanto.

Para cuando llegamos había tenido que sostenerme sobre las rodillas para poder recuperar el aliento, afortunadamente las visitas no eran muy comunes durante esas fechas a menos que fueras a hacer rafting así que el mirador estaba prácticamente vacío.


- ¡Eco! - grité con emoción escuchando mi voz reproducirse alternante como suponía, empezó a reír aún jadeante

- Eres un niño – me acusó casi sentado en la baranda bebiendo de su cantimplora a por borbotones.

- ¡YooChun...ah me ha dicho niño! - grité entrecortado por las risas tanto suyas como mías

- Calla que las rocas no están acostumbradas a los delfines – me aseguró dejándose caer del todo sobre el piso tirando la cabeza hacia atrás


El sudor empapaba todo su cuello y clavícula tornando brillosa su piel albina.

Lucía realmente atractivo de esa manera. Jajaja definitivamente empezaba a necesitar agua ¡PERO YA! Fue entonces que me di cuenta que mi cantimplora ya no tenía...

Joder.

Desvié la mirada, a lo mejor la altura empezaba a causarme estragos.

Nos mantuvimos en silencio durante un rato disfrutando a ojos cerrados de la paz que se nos ofrecía, sumergidos cada quien en sus propias banalidades en compañía del otro.


- Ayúdame – me dijo luego de un rato


Volví la mirada hacia él y entendí a lo que se refería. Le tendí la mano arrugó un poco la nariz por tener que alzar el rostro en dirección al sol. No tardó en sonreírme agradecido mientras tomaba mi brazo y se impulsaba.

El peso fue demasiado.

Terminé apoyándome de emergencia en mi brazo derecho para no estamparme de lleno con su cuerpo...estallamos en carcajadas nuevamente.


- ¿Así piensas cargarme de vuelta? - alcanzó a preguntar tendiéndose del todo boca arriba.


Rodé un poco hasta quedar a su costado, levanté mi peso torácico con mis antebrazos logrando hacerle sombra a su rostro con el mío


- Estás siendo malo – puntualicé con un puchero en broma


Me observó por unos segundos y luego cerró los párpados sonriente como si disfrutara mi labor de sombrilla sobre su rostro


- Deja de ser tan majo – susurró a nueva cuenta con ese tonito de queja que siempre usaba al decirme lo mismo


Sonreí algo cohibido...

Hice un amago de ponerme en pie, pero me sujeto la muñeca derecha.


- Déjame descansar así unos minutos...


Mis latidos cambiaron de ritmo...

En tanto mi inconsciente no paraba de preguntarme si estaba bien que me agradase tanto.

Y yo una vez más...sólo ignoré las posibles respuestas...





YOOCHUN

Temía...

El que mis labios mintieran...

El que mis piernas caminaran en la dirección opuesta...

El que me aferrara a las dudas y simplemente dejase pasar la oportunidad...

No estaba listo, no me sentía listo ni creía poder estarlo.

Necesitaba de un cigarrillo, un trago, Jae ¡ALGO!

La ansiedad me consumía a cada segundo impidiéndome conciliar el sueño, justo como las dos noches precedentes, no podía pensar en nada más y el cansancio empezaba a notarse.

Me removí en silencio sobre mi cama una vez más. Había cambiado tantas veces de posiciones que ya no había parte de mi cuerpo no adolorida o entumecida.

Mierda...


- YooChun...ah – me llamó en el silencio


Su llamado me tomó por sorpresa tan ido había estado en mis pensamientos que no le había oído despertar si es que en algún momento se había dormido.

Pensaba que el esfuerzo físico en el cañón lo había dejado muerto.

Cerré los ojos con fuerza rogando que volviera a dormirse.


- ¿Estás dormido? - continuó, recibiendo sólo silencio de mi parte


¿Qué hacer? Lo último que quería era preocuparlo y si reparaba en mi evidente taciturnidad sólo lograría entristecer ese par de luceros, así que en definitiva no estaba en discusión, sin embargo no podía negar que una parte de mí optaba por lo contrario.

Esa que me decía que su compañía quizas podría ayudarme con ese algo que me escaseaba.


- ¿Sí? – susurré apenas esperando que mis palabras se volvieran realidades


...nada


- Pues yo no y no creo poder hacerlo


Sonreí aquello había sido un “estoy aquí” soslayado. Me quedé en silencio sin saber exactamente el cómo agradecer esos pequeños detalles que realmente me significaban mucho. Le oí incorporarse, los músculos se me tensaron, pronto un peso extra en mi costado derecho me informó su cercanía.

La habitación estaba a oscuras y sin embargo podía dibujarlo perfectamente sin necesidad de dilatarme las pupilas. Le percibía ahí con ese cabello rubio, esa sonrisa pacífica y esos ojos que tanto me gustaban.

No tardé en hacerme a un lado a rastras para que pudiera recostarse junto a mí.

Se sentía tan cálido...


- YooChun...ah ¿Te preocupa algo? - me preguntó al cabo de unos silenciosos minutos


Tengo miedo...Junsu...ah

Sabía que había estado queriendo preguntarme aquello desde la mañana. Me sentía bastante culpable por ello, se suponía que los últimos días significaban más emoción y adrenalina, no taciturnidad excesiva.


- Gracias... - por estar ahí, por haber vuelto a mi vida, por brindarme paz en el día a día, calor, por...quererme


Revolví sus cabellos con ternura, quizás mi nostalgia me obligaba a ello no lo sé sin embargo sentía unas ganas indescriptible de estrujarle entre mis brazos y ¿llorar? Sonreí entre divertido y contrariado ¿Qué carajos le pasaba a mi susceptibilidad últimamente?


- ¿Quieres caminar un rato? - pregunté sentándome de una para volver a recostarme de otra al sentir el viento gélido invadirme por entre la tela de mi pijama

- Vale – aceptó divertido – pero habrá que salir como pingüinos – repuso tomando mi antes frío brazo entre sus manos


Antes frío debido al inmenso calor que sus pulgares me irradiaron en apenas unos segundos de contacto.

Ignoré el detalle como sólo yo sé hacer.

Así que entre que le daba la razón y peleábamos por decidir quién sería el valiente imbécil que se levantaría y prendería la luz se nos pasaron unos 30 minutos.

Ya que para cuando abandonamos la habitación ya eran las 2:15. Así que tal y como imaginaba los ambientes no nocturnos se encontraban prácticamente vacíos. Y fueron esos mismos por los cuales caminábamos sin rumbo definido en la espera de un Morfeo que pudiera acordarse de nosotros.

Es así como entre lata y lata terminamos en una de las colinas cercana a los campos de tenis, bastante alejados de la habitación que hospedábamos y también poco conscientes del recorrido. Sólo riendo y comentando las múltiples banalidades que se nos cruzaban por la mente y desembocaban en lo lento que él era y en lo pervertido que –a sus ojos– yo resultaba.

Y era tan sencillo, el caer rendido bajo esa especie de calma que el poseía.

Ya ni recordaba porque no había podido dormir sólo le veía a él, le sentía y vivía.

Tendidos sobre el césped viendo las estrellas sobre el oscuro cielo nos quedamos dormidos, él sostenido de mi brazo en busca de algo más de calor corpóreo y yo deleitándome con el panorama.


- Que descanses – un susurro quedo antes de besar su frente para luego caer inconsciente


Y aún entre sueños me preguntaba...que era lo diferente y una vez más...no supe responder.








JAEJOONG

El día que nos despedimos por primera vez, ese silencio denso quedó grabado en mi memoria.

El día que terminamos esas lágrimas sigilosas se impregnaron en mis córneas.

El día en que mi vida se vino abajo hacía mucho frío a pesar de ser abril.

El día en que tuve que entender que eras parte de mi pasado dormí con un extraño al lado.

Recordé todo esto cuando te vi entrar por la puerta de mi habitación llorando en silencio y sentí frío porque aún que no dijeras nada sabía perfectamente lo que significaba.

Cuídate, se feliz, por mi amor, por ambos fueron unas cuantas del puñado de palabras que no llegaron a concretizarse, que se atascaron en mi garganta y simplemente te dieron la espalda.

Que se mordieron los labios para no gritar todo aquello que les reventaba en el pecho, se hicieron los ciegos para no verte marchar, los sordos para no oír los te amos que salían de tus labios o al menos concientizarme que eran mentiras.

Porque no lo creían, porque no te creía.

Porque las segundas oportunidades eran cosa de fantasías y aunque realmente guardaran verdades ¿En qué carajos cambiaría? ¿Te quedarías a mi lado si te correspondía?

Me acogerías entre tus brazos con ese amor que necesitaba, con ese calor que necesitaba?

La respuesta era clara, entonces ¿Por qué simplemente no te ibas? ¿Porqué caminabas hacía mi tan necesitado? ¿Porqué tus ojos revelaban entrega? ¿Por qué continuabas haciéndome daño? Si sabías perfectamente lo que sentía ¿Porqué obligarme a soltar esas lágrimas que tanto luchaba por esconder de tu mirada?

¿Por qué engañarme de esta manera? Cuando sabías que no sería capaz de poner un fin a tus caricias, no si me mirabas así, si me tocabas así, si me besabas así...

Te amo maldita sea ¡Te amo! Yo no escogí hacerlo simplemente lo hice desde aquella vez que me besaste al confundirme con tu puñetera novia, desde que te acercaste a disculparte en los recesos del colegio al día siguiente, desde que nos asignaron un trabajo en parejas y terminamos de arrumacos sobre el puf de tu habitación, porque sí, bastó un solo beso tuyo para poner mi mundo de cabeza.

Para dejar de ser el sucio pedante que era y convertirme en ese montón de carbono con un corazón rebosante de sentimientos. Eras el primero y el único que había logrado tanto, que había calado tanto. Y lo peor de todo era que ese rincón que ya te habías asegurado dolía YunHo ah... Estabas grabado en mi carne, en mis capilares, en mi alma.

¿Qué me quedaría si me dejabas?

El solo pensarlo me aterraba...

Tus labios se sentían tan suaves en mi boca, presionabas con fuerza mis músculos, los saboreabas con tanta pasión que me embrutecías. Ya no pensaba, no respiraba, sólo te amaba entre lágrimas y sudor.

Por primera vez en mi vida me abandonaba a los brazos de alguien...a los tuyos. Y que bien se sentía el sentirte dentro de mí, el que de alguna forma me pertenecieras. Porque a partir de este momento era tuyo y eso era algo que nadie me lo podría quitar-

Sería un sello para toda mi vida y aún después de ella y eso me bastaba, era lo máximo que podría pedir, que podría recibir.

Así que en ese silencio mientras yacías dormido sobre mi pecho te prometí dejarte ir. Me llevaría ese pedacito de ti, para calentar mis noches de desconsuelo. Tan sólo podía decirte gracias...y adiós.


- Cuídame el corazón YunHo...ah promete nunca mirar atrás – susurré en tu oído con todo el amor que humanamente podía expresarte al hablar


Y simplemente desaparecí por esa puerta, desnudo y lleno de ti...

Nunca fuimos buenos para las despedidas...pero, supongo, empezábamos a aprender de a pocos.





YUNHO

Cuando desperté y no te encontré a mi lado la desesperación se apoderó de mi cuerpo, porque sin necesidad de buscarte en cualquier otra habitación supe que te habías ido.

Sin embargo no pude evitarlo. Las manos me temblaban, las lágrimas me caían una a una, mi alma se partía un poco más a cada que abría una puerta y no te hallaba dentro. Timbré tu móvil una y mil veces pero no me contestaste.

Es más, lo apagaste.

Fue entonces cuando me coloqué un remera, un par de jeans y bajé al primer piso, pregunté por ti. Me informaron que habías salido hace un par de horas con un estado anímico parecido al mío y que no te habías llevado el auto.

Mis piernas no tardaron en seguirte a ciegas, corriendo entre calles, parques y tiendas como si pudieran ver tus huellas sobre el pavimento. El viento frío que me golpeaba el rostro me recordaba aquella tarde...esa en la que me dijiste que te irías a América y lo poco que creías en las relaciones a distancia.

El cuánto quise abrazarte, besarte y suplicarte que no me dejaras, que sin ti no viviría...acciones que al fin y al cabo no me permití realizar.

Pues sabía tus verdaderas razones, había escuchado la conversación que tuviste con tu padre cuando cansado de esperarte subí a tu habitación. Querían comprometerte y tal como pensé: te negaste rotundamente aún cuando tu padre amenazó con arrancarte del árbol familiar, el detalle te importó muy poco.

Sin embargo cuando las amenazas se desviaron hacia tu madre, accediste a irte del continente para que sus amistades no cayeran en cuenta del poco control que tenía sobre ti, dejandole calro que si quería que te comportaras más le valía dejarlo entre ambos.

¿Cómo podía yo decirte nada? ¡¿Cómo JaeJoong?! Tuve que guardar absoluto silencio, tuve que verte llorar al saberme de acuerdo, ¿es que pensaste que me importabas muy poco para dejarte ir así de fácil?...MENTIRAS, eran burdas mentiras.

Te alejaste cabizbajo mientras el corazón se me estrujaba...como todo un wevon preferí que me odiaras pensando que no te amaba a que te odiaras a ti mismo por no poder protegernos a ambos.

Asi que después que te marchaste, procuré no pensarte, mantenerte en ese rincón empíreo de mi alma bajo cuatro llaves hasta que mi padre me informó de los planes de boda que tenía para mí y los recuerdos simplemente asaltaron mi mente. Aquella noche no dormí observando tu número móvil en la pantalla del mío ¿Cuántas posibilidades de que mantuvieras el mismo número habían?

De seguro era lo primero que habrías cambiado al irte, tratando de olvidar todo, justo como yo hice. Pensando eso timbré una, dos, tres veces, sorprendiéndome al no escuchar la voz de la operadora informándome de la inexistencia del mismo sino el sonido del timbrado correspondiente cuando de pronto...atendiste.

“¿Diga?” preguntaste con vacilación e incredulidad esa misma que aunque no pudieras ver, yo tenía.

Porque bastó una simple palabra tuya para que mandara todo a la mierda y te pidiera que vinieras...hasta que eventualmente te tuve frente a mí y como ves, todo escapó de control.

Era suficiente un pequeño roce tuyo para que mi estómago se hiciera una extraña masa pastosa, una sonrisa o una simple mirada.

Tenía miedo...de ti, de eso que me llenaba por dentro porque yo bien sabía que era imposible que se hiciera realidad; de chiquillos habíamos podido pasar desapercibidos pero ahora...ahora sería una historia diferente y no sabía si podría soportar que nos separaran de nuevo. Temí el siquiera intentar luchar por lo que sentía, como el perfecto imbécil que era, cuando sólo veía tu espalda alejarse de mí una y otra vez en mis recuerdos.

Sin embargo pasó lo que tenía que pasar Jae, alcancé mi límite y una vez más me abandoné a ti.

Al único al que he amado de todas las formas conocidas y al que no podré dejar ir, porque aunque la vida nos había golpeado tanto te seguía amando.

Siempre lo hice y no creía poder dejar de hacerlo...

Tu aroma a fresas me lo trajo el viento, el corazón se me volcó al levantar la mirada pues...

Ahí estabas.

A apenas unos metros de distancia, sentado sobre esa fría parada de bus con gesto nostálgico, secando esas lágrimas que se escapaban de tus párpados y acrecentaban mis pasos a zancadas.


- No me dejes – te dije con el mayor tono de voz que mi agitada respiración me permitía


Te volviste hacia mí, sorprendido de verme, con ese par de ojos vidriosos que tanto adoraba.


- No me dejes Kim JaeJoong – volví a repetirte sintiendo que me desmayaría en cualquier momento de amor y cansancio – te amo y sé...sabemos que no podremos dejar de hacerlo


No dijiste nada sólo sonreíste, me dirigiste una sonrisa de aquellas que retrataban pureza y extrema felicidad en una extraña miscelánea que logró mover mi todo una vez más...me lancé a tus brazos estrujándote en los míos con fuerza mientras acariciaba tus cabellos y besaba tu cuello sin prisas disfrutando del latir de tu pecho en mis oídos. Repitiéndote una y otra vez que al fin estaba en casa. Que me abrieras tus puertas nuevamente.

Me incitaste a guardar silencio con tus labios, nuestras manos se entrelazaron con cariño...y mi corazón al fin latió contento. Pues tenía a su dueño al lado...te tenía a ti.

Ahora por y para siempre...







YOOCHUN

Al despertarme esa mañana, él aún dormía. Acostado sobre mi regazo acomodado de una manera que no parecía ponerlo incómodo o eso me decía la sonrisa sosegada pintada sobre sus labios, un buen sueño quizás.

Le aparté algunos mechones del rostro. No quería despertarle. Toqué sus mejillas muy despacio, me preocupaba que pudiera estar resfriado considerando esas seis horas a la intemperie sin colchón o edredones era una consecuencia más que probable.

Sorprendentemente su temperatura era semejante a la mía. Y yo me sentía de maravillas sin ninguna molestia física o jaqueca de esas con las cuales acostumbraba a amanecer.


- Buenos días – me saludó aún con los ojos cerrados ¿Cuándo demonios se había despertado?


Me separé azorado, consciente de lo cerca que habíamos estado y lo incómodo que de seguro le había resultado ¿Y a mí no? ...vale YooChun estabas pensando demasiado.


- Buenos días – repetí incorporándome de golpe al sentir calor sobre mis mejillas


Se estiró mientras largaba uno de esos bostezos contagiosos que terminó haciéndome estirar a mí también. El frío no tardó en hacernos temblar ligeramente y reírnos al pensar que habíamos dormido fuera como un par de marmotas resaqueadas.

Dejó escapar un suspiro con pesar...


- Supongo que hoy se termina – dijo sin ganas quedando sentado sobre el césped abrazando sus rodillas con gesto ido

- Hoy inicia – le corregí – hoy es un día importante Junsu...ah

- ¿Cuán importante? – me observó con curiosidad ampliando esos ojos marrones con dulzura y ansiedad asemejándose cada segundo un poco más a un niño pequeño

- Muy importante para ambos...y supongo que también para ellos – dejé ir mientras le ofrecía una mano para levantarse


Guardó silencio, de seguro sopesando las posibles identidades de “esos” a los que me refería. Me agradeció la ayuda con una sonrisa antes de limpiarse los restos de césped sobre su saco.


- ¿Con ellos te refieres?

- A mamá y papá – respondí sin creer que estuviera hablando de ellos en voz alta


Mi respuesta le tomó por sorpresa.


- Hoy visitaremos el lugar en el cuál se conocieron... – las palabras deslizaban por mis labios con calma...quizás ayudaba que sostuviera una de mis manos entre las suyas...incitándome a seguir, a platicarle de aquellos de los que no tenía memorias...y que aún así, a juzgar por la expresión que su rostro denotaba, tanto amaba

- La playa de Crane...es una de las más hermosas del mundo – continué – y es la única a la que no he visitado...hasta ahora


Guardó silencio analizándome con melancolía queriendo decir un algo que se perdió en el camino.


- Se me fueron entregadas las cenizas a los dieciocho, han permanecido en mi habitación desde entonces...esperando el momento de volver a su lugar... – esperándote... – supongo que el momento ha llegado

- Estaré a tu lado – susurró – siempre voy a estar a tu lado – parecía que mis pulmones abarcaban más oxígeno con sus palabras


¿Sabría cuan agradecido estaba?

De su presencia en mi vida...

De esa nueva chance que me entregaba...

Sentía ganas de llorar.

Forcé el agarre en nuestras manos en la medida posible para no dañarlo. Era un gracias de soslayo...el más veraz que podía darle. Uno sin palabras y sin embargo con mucho sentimiento.

El camino tanto de regreso a la habitación como de ida a Crane fue silencioso. Él con la vista fija en la autopista como si fuera quién conducía. Llevaba la urna cineraria entre las manos con gesto perdido.

Todo era tan nuevo...quizás aún más para él.

Volví a observarle de reojo.


- Waaaaa...es hermosa – exclamó cuando al fin salimos del auto en el parking

- Sí lo es... – suspiré dejándome envolver por el aire fresco y salado que alguna vez ellos habrían sentido golpearles los rostros

- Quiero mojar los pies – me dijo tratando de animarme un poco

- Vale – saque el pequeño bolso de la parte trasera del auto – podríamos meterlo aquí para evitar accidentes – le dije pareció de acuerdo

- Pero yo la llevaré – acondicionó quitándome el bolso de las manos tratando de colgárselo sin soltar la urna en ningún momento o perder el equilibrio


Volví a quitarle el bolso de las temblorosas manos...


- Deja yo lo hago – le insté pasándole la correa por la cabeza y el hombro, llevaba un puchero al saber que no ha logrado hacerlo por sí mismo sacándome la primera risilla en lo que llevaba en el día

- He dicho que dejes de ser majo – bromeé de nueva cuenta


Vi como se sonrojaba y casi por impulso terminé desordenándole los cabellos nuevamente.


- No soy majo – chilló inflando los cachetes aún más en lo que resultaba posible

- Vale...entonces se-ño-ri-to me acompaña hasta la orilla de una buena vez que estoy muriendo de calor – me miró con enojo – vale...vale...sólo vamos ¿Está bien?


Aún fingiendo enojo caminó delante de mí, sus pisadas fuertes e indignadas lo hicieron hundirse en la blanca arena con más facilidad. Quise reír pero su mirada inquisitiva me obligó a morderme la lengua.

Caminamos a zancadas hacia la orilla, la arena nos quemaba los pies por entre las sandalias. Sacándonos muecas extrañas que terminaron siendo víctimas del lente de nuestras cámaras. El agua, aunque helada, se sentía tan calma y agradable bajo mis pies.


- Se siente...bien – exclamó él como si hubiera podido escuchar aquellos que pensaba

- Sí... – asentí riendo un poco mientras le salpicaba un poco por la espalda

- ¡Hey! ¡La urna! – se quejó alarmado

- La urna no tiene un trasero tan grande – me burlé empezando a correr en dirección contraria ya que tenía todas las intenciones de imitar mis acciones

- ¡Espera! ¡Vuelve aquí cobarde! – la persecución dio inicio


Y con él la felicidad que bordeaba esa sonrisa única que al igual que yo, reía alto y fuerte secundando e iniciando las mías, cada vez más trabajosas debido al cansancio.

Era feliz a su lado.

Ese rubio era un ángel...uno pequeño y listo para darme la misericordia que necesitaba. Por Dios estaba empezando a creer en un Dios y le agradecía infinitamente el que te devolviese a mi camino. De otra forma no podría estar aquí y mucho menos riendo...viviendo.

¿Estarían ellos contentos? ¿Podrían perdonarme con esto?


- Time out – grité tratando de controlar mi respiración para así poder captar oxígeno o si no me iba a dar algo ¿Cuánto habíamos corrido?

- Sí...por favor – jadeó él a duras penas mientras se tiraba en la arena cual saco de papas

- Deberíamos estar con caras largas en estos momentos – ironicé, esta vez rió con un poco más de fuerzas

- Creo que recordar a alguien es motivo de placer y alegría...el día que yo me tenga que ir también quisiese que mis hijos me recordaran así...entre risas y vida


El que hablara de su futura muerte no me gustó en absoluto, el que se casase y tuviera que apartarse de mi lado mucho menos...mi rostro se tornó sereno.

Tendría que pasar algún día...sentía mi pecho oprimirse

Tenía...no sé ¿miedo?

A esa soledad que aún buscaba hundirme a cada intento...

De volver al vacío...


- ¿Cuando te cases vas a dejarme de lado? – pregunté a ojos cerrados sin saber el porqué acababa de hacer la pregunta más estúpida de toda mi vida

- Cuando me case...vas a estar siempre en mi buró. Descansando detrás de un vidrio, sonriéndome desde mis pensamientos, mis hijos te creerán el adulto más guay de la historia por más que intente convencerlos de lo contrario – empezó a reír

- Nunca voy a dejarte de lado Chunnie – me repitió – somos hermanos... ¿Cómo podría? Además de seguro también tendrás una familia y seré yo quien tema ser olvidado – continuó acariciando mi rostro con sus delicadas yemas dactilares


El tiempo simplemente se detenía...


- No podré olvidar a alguien tan ruidoso... - susurré - estoy algo estúpido...perdona - le dije...la atmósfera de nostalgia me envolvía y ese remolino de sentimientos que jugaban con mi mente permanecían indefinidas...tanto que ya ni sabía si reír o llorar


Si me sentía triste o feliz.

Sólo le veía...

Le veía...


- Debemos llegar hasta las dunas para bajar hacia el río de Castle Neck ahí debemos liberar las cenizas – le avisé aún sin pararme viendo hacia el cielo parecer más cercano a cada segundo

- Deberíamos apresurarnos – me dijo consciente de lo lejos que nos tardaría lo que proponía

- Sí – saqué fuerza de voluntad de donde pude y me puse en pie

- Ahora sólo falto yo – se dijo más a sí mismo mientras hacía el esfuerzo mental pues sólo arrugaba la nariz mas no se movía un centímetro

- Junsu...ah no voy a cargarte – me sonrió avergonzado

- Voy...voy – suspiró, le di una mano que aceptó gustoso y casi volvió a tumbarnos a ambos

- Pesas... – dije con exageración

- Que tú seas un palo... – ironizó

- Que yo no tenga la misma carne allá atrás no significa que no tenga lo mío...además las chicas buscan un algo por delante – recité sonriendo galante, Junsu parecía no haber entendido lo que acababa de decirle y por consiguiente terminé desordenando sus cabellos con ternura


¡Alto! ¿Cómo sabía yo si lo mío era más impresionante que lo suyo? Esta vez sí tuve que reprimirme las ganas de soltar las carcajadas que empezaban a cosquillearme la faringe.


- ¿Qué? – me preguntó aún ajeno

- Nada...nada – le resté importancia tratando de calmarme


Vale, suficiente tenía observándole el trasero de vez en cuando – ¿Quién podría culparme? – como para empezar a mirarle otras cosas. ¿Estaba volviéndome una especie de pervertido incestuoso? Mejor me dejaba las desviaciones para cuando tuviera a Jae al teléfono...

El camino de bajada al río fue dificultoso y agotador sin embargo logramos recorrerlo del todo. Claro que después de mil y un suplicios debido a lo empinadas de algunas rocas, la superposición falsa de otras, las ramitas sobresalientes en punta, y el sinfín de dificultades a las que, a fin de cuentas, pudimos atravesar sin caer significativamente heridos.

Me dediqué a observar el caudal por un par de minutos que me parecieron eternos.

Sintiéndome vulnerable y tonto.

Ante mis miedos y la culpa por aquello que alguna vez podría haber hecho.

Agachando la cabeza como si los tuviese de frente, arrepintiéndome por todo aquello que a mis 22 años podrían catalogar de errores.

Y vaya que la lista era obsesivamente larga...

Sin darme cuenta había empezado a llorar.

Las lágrimas caían una a una silenciosas por mis mejillas.

Las secó...

Esas suaves manos secaban la humedad de mi rostro.

Ese par de ojos me observaban con amor.

Y esos brazos me brindaban calor...

Esa tarde lloré todo lo que no pude en los últimos años, consciente del vuelo de las cenizas lejos de mis palmas a través del viento, viajando juntas al fin. Sólo pude sonreír al verlas partir. Porque teniéndole a mi lado me sentía completo.

Porque esa tarde frente a un río con mis temores desnudos a flor de piel...me enamoré de un ángel...uno que guardaba mi mismo registro sanguíneo.







JUNSU

Ver sus lágrimas se me hizo la imagen más conmovedora jamás. Hipaba en silencio dejándome perdido ¿Y si no quería que lo viera así? Mi corazón latía aprisa en mi pecho desesperado por brindarle ese calor que sus temblorosos hombros me pedían a gritos.

La indecisión se esfumó con ese lo siento que logró escapar de sus labios. La vulnerabilidad que me mostraba enterneció hasta la última célula del cuerpo. Obligándome a envolverlo entre mis brazos en un intento de calmarlo. De hacerle saber que estaba junto a él.

Que le quería...que yo...le quería

Sus brazos, aunque torpes, viajaron hacia mi espalda sujetándose fuertemente de mis hombros. Como sino quisiese que ese abrazo finalizase nunca. E igual sentía yo. Que ahí teniéndole en mi regazo podría morir sin resentimientos.

Si era con él...yo

¿Qué me estaba pasando?

Sequé sus lágrimas con mis pulgares, extremadamente feliz de poder ver ese perfecto rostro sonreír nuevamente...para mí. Me susurró un gracias en el oído que escuché en silencio sin dejar de tenerlo junto a mí.

Porque sólo así me sentía completo...

Como si tu vida se viera subyugada a su sola existencia...

Las palabras de mi hyung se oían lejanas, presas de algún recuerdo que no evocaba pues me sentía mareado por su aroma...por ese aire que respiraba.

Como si el oxígeno que captaras no te perteneciera...

Sentía mi cuerpo flotar mientras le tenía en mis brazos, sollozando bajo ¿amando?

Como si cada gramo de tu alma se tornara gas cuando le tuvieras cerca...

Me separé dos pasos, asustado.

Acababa de recordar el cuando, el como y el porque.

¿Es que aun no te has enamorado?

No...yo no podía estarme identificando...yo ¡NO!

No con él...no con YooChun...eso era...

Resbalé.

Caí de esa inmensa piedra a otra un poco más baja logrando, a las justas, sostenerme de su brazo antes de rodar peligrosamente hacia la ribera. La adrenalina me picaba los dedos, mientras jadeaba del susto.


- ¡Junsu! – saltó hasta donde estaba, mirándome con terror

- Estoy bien – alcancé a decir sintiendo un dolor punzante en el tobillo, me quejé abiertamente cuando trató de ponerme en pie

- ¿El tobillo? – me preguntó ayudándome a apoyarme sobre la inmensa piedra de la que había caído y su hombro para examinarme


Bastó un poco de presión para tenerme chillando del dolor.


- Mierda...- susurró - ¿Duele mucho?

- No.. – negué tratando de alejarme


Me sentía sumamente extraño ante su cercanía, sus miradas, su cariño...quería alejarme de todo eso que empezaba a provocarme, de mí, de aquello que obligaba a mi corazón latir irregularmente rápido.


- Vamos – se arrodilló frente a mí

- ¿Qué?

- Sube

- P...pero E...Estoy bien, enserio – traté de alejarme un poco más


Resopló y al segundo siguiente me sostuvo del brazo.

Quise no mirarle pero él éjerció un poco más de fuerza en torno a mi muñeca obligándome a levantar la mirada y esos milisegundos observando sus ojos se tornaron etéreos.

“Ven” me pareció oírle decir o quizás esos ojos habían hablado por sí mismos. Me dejáron más perdido en esa mar de sensaciones que al saberme en sus brazos volvían a llevarme consigo.

Me sujeté de su cuello como pude, su espalda se sentía tan cálida. Y su cabello desprendía un aroma embriagante que se difundía fácilmente por mis fosas nasales. No pude evitar sonrojarme ¿Qué demonios estaba pasando conmigo?

El corazón me palpitó a mil cuando me di cuenta que estaba semirecostado sobre su ancha espalda de tal forma que podría captar fácilmente mi ritmo acelarado.

Como si las formas para expresar eso que quema en tu pecho rompieran con lo físico...

¡NO!

- ¡Puedo caminar desde aquí! - le dije practicamente aventándome a la arena fuera de su tacto - Arggg... - grité antes de caer abruptamente de rodillas por el dolor profundo sobre mi tobillo al tratar de asentar el pie

- No, no puedes - dijo estirándome la mano con gesto claro de preocupación en el rostro

- Yo...

- Idiota - renegó en un susurro mientras volvía a cargarme pero ahora en sus brazos - si te incomodaba ir en mi espalda solo tenías que decirlo - me dijo ahora cargandome con su brazos para volver a retomar el paso y yo la respiración


¿Cómo podías ser tan...tan...?


- Lo siento - alcancé a decir


Hundí mi cabeza en su regazo aún más sonrojado, disfrutando de su acompasado marcapasos biológico que parecía cantarme las más hermosa nana de todas. Recitarme entre versos la verdad, esa que ya no podría seguir ignorando.

Atardecía y el sueño me envolvía cada vez más, su calor corpóreo se me transmitía a traves de sus ropas y pecho cobijándome, aún más.

Ya ni sabía si dormía o no el cansancio era abrumador, la culpa...mis sentimientos.

¿Cómo podía yo...?
¿...tú?

Sentí mis lágrimas comenzar a desbordarse.

"Hyung, creo que le amo hyung.
y sabes...no puedo hacerlo..."




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2 comentarios:

  1. ♥YunJae♥ dijo...:

    OMG como lo pudiste dejar ahi, waaa quiero conti es urgente

  1. Anónimo dijo...:

    Es para aumentar la emoción ;D