Dedicado a Kyosuke y a Clari, disculpen la eterna demora T___T
"Un cuerpo inerte cayó de bruces al suelo..."
Su
cuerpo se remueve entre las sábanas, aún reacio a espabilar por completo. El
sueño le pica los sentidos pero no es el suficiente para inducirlo a caer
inconsciente de nuevo.
Pese a esto el castaño joven no tarda en cambiar de posición, enfurruñado en su
deseo por caer nuevamente dormido, mas nada.
El techo
continúa siendo tan nítido como hace unos segundos, las ventanas, el estúpido
reloj sobre la mesa de noche. Ese que mira con desdén conforme su brazo se
alarga vacilante a pillarlo.
Y darse
cuenta de paso - ahora espabilado del enojo - que apenas son las 6 am.
- Debo
estar enfermo – reniega, cubriéndose del todo con el edredón para poder
patalear sin vergüenzas
Al cabo
de unos minutos, sintiéndose ligeramente menos frustrado el castaño se
incorpora lentamente sobre su cama mientras larga un bostezo. Sus hombros se
curvan hacia atrás, sus brazos se estiran por encima de su cabeza.
Pero
entonces algo llama su atención. O más bien un alguien para ser precisos.
Sus ojos
ya más despiertos enfocan su visión en la delgada figura que se deja entrever a
través de las mal colocadas persianas...
-
¿Jae...Joong? – sus labios reproducen un nombre en un susurro quedo
Su mente
viaja.
Lo
recuerda tocando su puerta la noche pasada.
Estrechándose
a gusto en sus brazos.
Acurrucándose
entre sus edredones sobre el sillón de la sala.
- ¿Kim
JaeJoong...?
Con la
mirada aún fija sobre ese delgado cuerpo, e inconsciente en su totalidad de sus
actos. Se levanta en su dirección.
Sus
manos terminan de correr las persianas para poder observar mejor al albino
sobre la orilla de la playa. El lacio cabello negro flota sin dirección
definida a merced del aire, sus brazos extendidos hacen que las mangas de la
extensa camiseta blanca que lleva puesto se le suban hasta los codos.
Y ese
par de ojos yacen apaciblemente cerrados como disfrutando del suave soplo del
viento contra su piel.
Como si
la insignificante sensación pudiera brindarle el máximo de los placeres...
O un
algo que con certeza el menor se encuentra deseando sentir.
Ya que
delinea con las yemas de sus dedos índice, medio y anular la figura del extraño
muchacho sobre el gélido cristal, totalmente contrariado.
Incapaz
de entender aún.
Incapaz
de alejar sus ojos de esa persona.
- Kim
JaeJoong... - sus labios vuelven a susurrar el nombre del más bajo con un amago
de sonrisa pintado sobre ellos
Que de
alguna forma va ensanchándose cada vez más.
Y más...
Hasta
convertirse en una propiamente dicha.
Una que
lejos de pesarle parece relajar sus músculos y alma, y lo deja
captar el oxígeno como es debido.
Como no
ha hecho en los últimos años.
Y es
justo en ese preciso momento cuando el ángel repara en su presencia. Agita sus
brazos en señal de saludo, con una sonrisa que ChangMin piensa, no debería ser
permitida por sus risorios.
Un
sonrojo cubre las mejillas del castaño quien incapaz de devolver el saludo por
la vergüenza ante su extraño lapsus precedente, decide caminar hacia el otro
como si nada hubiera sucedido segundos atrás.
- Buenos
días – le dice cuando ya se encuentra a una distancia prudente, tratando de
sonar lo más inmute y chulo posible
Sin
siquiera mirar ese par de ojos que le devuelven su reflejo enternecidos.
Sin
tener la menor idea de que el ser que tiene enfrente puede leer sus
pensamientos incluso mejor que él mismo.
JaeJoong
le sonríe.
La
hilera de dientes blancos reluce de nuevo. Y sus pies descalzos van acortando la
distancia entre ambos.
Esos
cálidos brazos envuelven el cuerpo contrario de nuevo.
ChangMin
quiere separarse, él nunca ha sido un amante de los abrazos exactamente ni
mucho menos abierto a los extraños. Sin embargo su cuerpo no parece tener la
mínima intención de acatar sus mandatos.
O eso
supone el castaño pues sus manos suben para apoyarse sutilmente en los huesos
de la espalda ajena.
El calor
que su cuerpo experimenta es algo imposible de describir.
- Buenos
días – le dice entonces el más bajo
ChangMin
no puede reprimirse. Sus brazos se enredan en esa delgada cintura y la aprietan
contra su propio pecho.
En busca
de un gramito más de la calidez que ese regazo albino es capaz de brindarle.
Para
darse cuenta al segundo siguiente de lo que está haciendo y soltarle
rápidamente como si de una descarga de electricidad se tratase.
“Lo
siento” Quiere decir, pero las palabras se enredan en su
lengua. Se afianzan a su cobardía.
El ángel
muy distante a lucir incómodo sonríe aún más amplio, desliza sus suaves manos
sobre el tenso pecho del muchacho relajando cada músculo a su paso.
ChangMin
se siente confundido, ansioso y adormecido.
Con los
ojos cerrados, los brazos abiertos y los dedos acariciando la textura del
viento. Según ese ser le ha indicado.
Siente
cierto aroma llegar a su nariz. Ese que no termina de distinguir pues el
ambiente salino entorpece su olfato.
Su mente
va filtrándose de a pocos.
Su
corazón, olvidando el vacío.
“Ábrelos”
“Ábrelos ChangMin...ah”
El
castaño no está seguro si verdaderamente es JaeJoong quién ha hablado o está
volviendo a escuchar esa voz en su cerebro.
Pero
ahora que se pone a pensarlo, no difieren en mucho.
Aprieta
los párpados ligeramente antes de abrir sus ojos con recelo.
Encontrándose
con ese par de ojos negros.
Las
manos del pelinegro ascienden hasta sus párpados.
- Dicen
que llorar no es malo – le dice algo preocupado el mayor, retirando una pequeña
gota salina de su ojo izquierdo
Pues
sabe que el castaño tardará en sanar las heridas del pasado. Y no hay mucho que
pueda hacer por él en ese aspecto.
ChangMin
luce tan frágil a sus ojos que la sola idea de volverse conciencia de nuevo, le
hace experimentar impotencia.
El menor le sonríe o mejor dicho trata de hacerlo. Toma las manos del ángel y
las quita con cuidado de su rostro.
- Eres
extraño – le dice en apenas un susurro
- ¿Y eso
es malo? – pregunta el ángel inocente
“¿Debería
serlo...?”
- ¿Ya
has desayunado? - ChangMin trata de cambiar el tema
JaeJoong
niega con la cabeza en respuesta.
- ¿Te
gustan los emparedados de queso?
JaeJoong
parpadea sin saber que responder.
- ¿Es
que nunca has comido uno? – le pregunta emprendiendo marcha de vuelta a la
cabaña
JaeJoong
vuelve a negarse siguiéndole los pasos.
ChangMin
le mira de reojo sin creerle.
- ¿Cómo
es eso posible? - vuelve a preguntarle cuando ya llegan a la cocina
El ángel
se queda meditando para luego decir...
- En realidad
nunca he comido algo.
El
castaño deja de acomodar el queso fundido sobre el pan de molde ante la
respuesta.
JaeJoong
parece captar su error pues niega con la cabeza, recriminándose su torpeza. Y
le dedica al menor la mejor de sus sonrisas.
ChangMin
olvida de pronto lo incoherente que siempre resulta toda cosa que sale de los
labios del albo chico que tiene enfrente. Olvida incluso cuantas cucharadas de
azúcar le ha echado ya a su taza de café. O que su orgullo le prohíbe tener el
lindo sonrojo que efectivamente presenta sobre sus mejillas.
Así que
incapaz de hablar, nuevamente. Coge uno de los dos sándwiches que ha preparado
y se lo extiende. JaeJoong le observa curioso. Recibe el emparedado y le
agradece con otra sonrisa.
ChangMin
simplemente desvía la mirada tratando de no lucir más torpe de lo que ya viene
haciendo desde que ha despertado esa mañana.
En
silencio, se lleva la taza de café a los labios y trata de no exteriorizar su
disgusto cuando sorbe el primer trago. Después de todo ha echado apenas dos
cucharadas en él, acaba de recordarlo.
Tose
ligeramente. Mientras destapa el azucarero con el gesto más maduro que puede.
Pero le es difícil ese par de ojos negros atentos a cada uno de sus movimientos
lo ponen en extremo nervioso.
"¿Qué?" Hubiera
preguntado en cualquier otro caso pero el ChangMin convencional y sarcástico se
ha tomado unas vacaciones a Bolivia y dejado en su lugar al que tiembla
esperando no tener una migaja de pan en su barbilla.
JaeJoong
quiso reír ante su ocurrencia. Aunque claro el menor no tiene idea.
Estira
el brazo hasta alcanzar la comisura de los labios del menor con sus dedos y
colocar en la misma una migaja de su propio pan.
El
contacto ha sido mínimo, casi efímero. Pero la dermis de ChangMin no lo siente
exactamente así.
Y ya ni
sabe como simularlo.
“Tal vez
y extraño...no es necesariamente malo”
JaeJoong
le da mordiscos al pan entre sus manos sintiendo un poco de culpa. Y es que
sabe que su sola presencia ocasiona esas extrañas reacciones en su protegido.
Se lo explicaron antes de convertirse en humano, la atracción que su origen
divino suponía. Pero reprimirse no le resulta sencillo, peor aún cuando su
humano es tan adorable que le cuesta no guardarlo fuertemente entre sus brazos.
El ángel
suspira. Sin entender del todo porque debe limitar sus acciones cuando a fin de
cuentas el castaño olvidará todo en cuanto a su existencia, ni bien cumpla su
tarea.
No puede
evitar sentirse algo triste por lo mismo después de todo sabe bien que va a
extrañarlo...
waaaaaaaaaaaaaaaaa!!!! >.< mi querer masss baby boo!!!!!!
min no puedeeee no puede contenerseee!!!!
es que quien puede contenerse con JJ cerca !!!
*q* ni yoo!!!
waa continualoo baby boo!!! pleasee!!